El erotismo y su sombra. Enrique Carpintero

Чтение книги онлайн.

Читать онлайн книгу El erotismo y su sombra - Enrique Carpintero страница 11

El erotismo y su sombra - Enrique Carpintero Psicoanálisis, sociedad y cultura

Скачать книгу

o desconocimiento de otros, sus prejuicios liberales, pero no se puede negar que es la suya una psicología que no solo incluye al hombre dentro de la complejidad del mundo actual, sino que recurre necesariamente a la historia de su advenimiento para dar cuenta de la conducta individual. Freud abre las posibilidades de pensar la conducta del hombre en el campo de mayor densidad significativa dentro de la cual encuentra su sentido. Y nos muestra a la psicología incluyéndola como ciencia histórica; es decir, constituyendo al individuo como lugar donde se verifica y se debate el sentido de la historia, sin lo cual la conducta se convierte en in-significante.” Rozitchner, León, Freud y el problema del poder, Plaza Valdes ediciones, México, 1987.

      Capitulo 3

      Normalidad y normalización.

      La salud es soporte de la anormalidad

      que nos hace humanos

      Los hombres están tan necesariamente locos que sería una locura,

      mediante otro giro de locura, no estar locos.

      Las características de la actualidad de la cultura nos llevan a diferenciar “normalidad” de “normalización”. Lo cual plantea la necesidad de hacernos varias preguntas: ¿Cómo definimos estos términos? ¿Qué relaciones guardan entre sí? ¿Es posible deslindar la normalidad con lo que la cultura dominante establece como normalización de la sociedad? ¿La idea de normalidad no está referida a criterios ideales propios de los sectores dominantes de cada época histórica? ¿Normalidad es sinónimo de salud? Ahora bien, si seguimos esta perspectiva ¿no corremos el riesgo de culturalizar las manifestaciones patológicas dejando de lado criterios objetivos que puedan deslindar lo normal y lo patológico? Por el contrario, si dejamos de lado los factores culturales y sociales en la definición de normal y patológico ¿no nos encontramos con definiciones ideales llenas de buenas intenciones?

      Podemos seguir con las preguntas lo cual nos lleva a la complejidad del problema que trataremos de desarrollar

      Veamos que estos conceptos no han sido un problema en las diferentes épocas históricas. En general se entiende que las patologías se manifiestan a través de conductas alteradas o desviaciones de las funciones que se consideran normales.

      De esta manera la normalidad se presenta como un modelo que se lo homologa a “naturalidad”. Aquello que se considera normal en las conductas humanas está basado en un tipo de funcionamiento específico para una época dada de la cultura donde es “natural” que las personas piensen de una manera y se conduzcan de otra. Es decir, lo normal se define en función del ideal que impone la cultura dominante al conjunto de la sociedad. Por ello la normalidad y la patología se constituyen como efecto de una complejidad de factores cuyo estatuto se ajusta a condiciones históricas, políticas, económicas, sociales y culturales. Los comportamientos considerados patológicos se definen como una contracara de las respuestas esperadas a las condiciones que se establecen como normales y éstas son funcionales al sistema de relaciones de producción.

      Hace 45 siglos el pueblo Asirio Babilónico creía que la enfermedad era una impureza espiritual provocada por los dioses como réplica a una transgresión moral. La “culpa” se buscaba en la historia personal del enfermo.

      Recordemos que la palabra “culpa” proviene del latín y significa “pecado”.

      Debemos esperar varios siglos para que los griegos entendieran que la impureza de la cual provenía la enfermedad, si bien también era de origen divino ya no era moral, sino física, y por lo tanto, posible de ser tratada con baños purificadores. Esto fue un salto conceptual enorme ya que si la enfermedad como la consideraban los pueblos antiguos era causada por los dioses y significaba una impureza del alma, el sujeto no tenía acceso a ella ya que era cosa de los dioses, es decir, no podía ser curado por otros, sólo por el perdón de un dios. Pero si la impureza estaba en lo físico; es decir, era cosa de los seres humanos, aquellos que conocieran las leyes de la naturaleza podían curar a los otros.

      Los griegos, de acuerdo con la idea pitagórica, pensaban que la naturaleza se guiaba por leyes, que tenían un orden, una armonía. Así, si conocían las leyes propias de la naturaleza del organismo, la fisiología, cuando un sujeto enfermaba otro podía ayudarlo, acompañar a la naturaleza en el proceso de restitución de la armonía (la salud); cuidar al otro, es decir, hacer medicina. La palabra “medicina” viene del griego “medein” que significa “cuidar a”. Esto permitió entender que la enfermedad y la salud no eran producto de los dioses, sino de los seres humanos.

      La búsqueda de explicación de las enfermedades mentales tuvo el siguiente desarrollo. En los pueblos antiguos aparece como castigo divino; esta es la concepción mágico religiosa. En la Edad Media como posesión diabólica; esta es la época de la Inquisición donde al “falta”, “pecado”. curar a los otros. monstruo humano se lo quemaba en la hoguera o se lo exhibía en las ferias. Los anormales son aquellos que no sólo no entran en las leyes de la sociedad, sino de la naturaleza. El campo de aparición del monstruo es un dominio jurídico y biológico. Lo que hace a un monstruo humano no es sólo la excepción que representa a la forma de la especie (débiles, hermafroditas), sino al problema que plantea en relación a las regularidades jurídicas (matrimonio, bautismo, leyes de sucesión).

Скачать книгу