Las imprentas nómadas. Alessandro Corubolo
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50. Véase Briggs (2010: 201, nota 6).
* Bolívar no fue el único. Según informa el investigador José Toribio Medina, Pedro José Cabezas tuvo a su cargo el pequeño taller volante del general don José de San Martín durante el cruce de los Andes (Historia de la imprenta en los antiguos dominios españoles de América y Oceanía [1958] Fondo Histórico y Bibliográfico José Toribio Medina, Santiago de Chile, tomo II, p. 309). [N. del E.]
51. Véase Cioni (1964, s. v.).
52. Enciclopedia del negoziante ossia gran dizionario del commercio dell’industria del banco e delle manifatture (1842: col. 1222-1094).
53. Annuaire général du Commerce, de l’Industrie, de la Magistrature et de l’Administration (1854: 912).
54. Los conocidos episodios de tal plaquette son reconstruidos en Debon, Claude (2008) Calligrames, dans tous ses états. Edition critique du recueil de Guillaume Apollinaire, París, éditions Calliopées. En Gallica es posible consultar el ejemplar n.º 3 de Case d’Armons, dedicado por Apollinaire al amigo pintor Alberto Magnelli. La copia n.º 2, que había sido dedicada a Ambroise Vollard, fue rematada en 2012 por la suma de € 383.694.
55. Véase Carpinello (2014).
56. Los diarios de trinchera antes de la batalla de Caporetto fueron “generalmente realizados con el polígrafo, mientras fueron rarísimos aquellos impresos”, ya mencionado en Cipriani (1915). En relación con esto, véase el capítulo 5.
57. Véanse Giovannini (2001) y Nadeau (2010).
CAPÍTULO 2
PRODUCIR IN ITINERE ENTRE FERIAS, FIESTAS Y CELEBRACIONES
Como hemos visto en el prólogo, la prensa que imprime in itinere es un aspecto central que en este capítulo queremos documentar en otros escenarios. Con este fin recurriremos a testimonios de ciertos acontecimientos tales como ferias, fiestas, celebraciones, todas ellas caracterizadas por importantes particularidades. (58) Comenzaremos dando la palabra a la España del Siglo de Oro.
Veamos, pues, lo que sucedía cuando se desplazaba un soberano, en este caso Felipe II, quien en la primavera de 1580, durante un viaje a Portugal, se alojó en Badajoz. Quizás el más útil entre sus acompañantes fue el tipógrafo español Alonso Gómez, que a lo largo del camino, parece, supo poner en funcionamiento las herramientas del oficio, al dedicarse a desarrollar el material necesario para celebrar al monarca y ayudar a construir un aura de excelsa realeza para asombro del pueblo. Imaginarse una pequeña localidad de frontera sacudida por la llegada de un soberano, que dispone también de prensas para producir impresos dedicados a los festejos y alabar al gran protagonista, significa llegar a una realidad en la cual la imprenta desarrolla un rol fundamental. Significa asistir a un éxito garantizado, tanto por el uso de los materiales que saldrán de la platina de la prensa de Gómez, como también por las maravillas de las máquinas que trabajan y viajan junto con el cortejo. Pero la duda acerca de que en tal ocasión la prensa itinerante del soberano se haya detenido y solo durante esa parada haya producido los materiales que glorificaban al augusto patrocinador es más que una hipótesis: según creemos, no obstante la fuente lo reivindique, no se trató de una prensa que imprimía in itinere, sino casi seguramente de una imprenta de viaje con todo el equipamiento útil para producir los importantes documentos, alojada en una casa en la que la comitiva se detuvo a lo largo del recorrido.
Prensa tipográfica y prensa calcográfica montadas sobre carros, imágenes extraídas de Solenes fiestas, que celebro Valencia, a la Immaculada Concepción de la Virgen María (1663) Valencia, Geronimo Vilagrasa, pp. 284 y 289.
PRODUCCIÓN PARA EVENTOS RELIGIOSOS
Una fuente literaria nos permite, en cambio, entrar en un escenario diferente. Esta vez vislumbrar de cerca la atmósfera efervescente de una fiesta de gitanos en Valencia, en 1662, durante la cual una procesión avanza en un revuelo de cantos y bailes, y en medio del pueblo de los fieles aparece un carro sobre el que se ha montado una prensa en plena labor. La Virgen María, a quien está dedicada la jornada, no podía ser celebrada de mejor modo. ¿Y qué mayor publicidad que esta, sagrada y profana, donde se muestra en toda su potencia un imbatible arte de comunicación, capaz de producir material de consumo de manera veloz y en movimiento?
El conjunto de grabados de la procesión informa mejor que cualquier otra documentación no solo acerca del estado en el que parece que se realizaba la impresión de los materiales distribuidos al público de los fieles, sino también sobre su magnificencia, sobre la maravilla con la que se desenvuelve la procesión de las Solenes fiestas. Es una respuesta a episodios de gran importancia no solo para la ciudad. En efecto, toda Valencia se encuentra en estado de agitación por un breve –esto es, un documento papal– que había emitido recientemente el papa Alejandro VII acerca de la Concepción de la Virgen Inmaculada: honor y gloria, pues, para María y para el papa unidos en la exaltación colectiva. Y honor también para el cronista Juan Bautista de Valda, atento observador y narrador de los sucesos de Valencia, así como para Jerónimo Vilagrasa, que firma como tipógrafo de la ciudad a partir de 1660, e imprimió la obra al año siguiente del desfile y enriqueció de este modo su catálogo.
De una prensa montada sobre un carro que imprime in itinere materiales para celebrar con gran pompa un evento religioso pasamos ahora a una ceremonia episcopal solemne que se realizó en Imola, en la que trabajó Giacinto Massa, librero y vendedor de papel y luego tipógrafo y editor, especializado en la impresión de materiales necesarios para la comunidad y para la diócesis, sobre todo en la época de la gran efervescencia de normas que se difundieron luego del Concilio de Trento. En Imola, pequeña ciudad de Romaña, en parte oprimida por Bolonia, las prensas comenzaron a chirriar ya en 1471. Allí se establecieron los primeros tipógrafos, aunque recién en 1587 llegarían aquellos provenientes de otros lugares. Encontramos al primer operador autóctono solo en 1629 en la figura de Giacinto Massa. Como solía hacerse por entonces, en 1651, Massa unió a la actividad de impresión la de librero de la ciudad junto con su socio, el forlivés Giovanni Cimatti.
Impresor de documentos oficiales, Massa está ligado a la ciudad por una exclusividad comercial, gracias a los siempre presentes beneficios institucionales, refugios detrás de los cuales se abarrotaban muchos operarios de la prensa. Se transforma en el protagonista de la imprenta in itinere de su ciudad cuando el boloñés Costanzo Zani, obispo de Imola de 1672 a 1694, le encarga imprimir las fes de confirmación durante su visita pastoral a la propia diócesis. Se trataba de preparar y vender material burocrático referido a los sacramentos, que documentara la identidad y la situación jurídica del confirmando. Tales noticias debían transcribirse de forma sucesiva en los registros parroquiales. Massa abrió, pues, una especie de registro ambulante de personas, según parece muy eficiente también para el patrocinador, que debió encontrar esta actividad particularmente interesante, ya que los consejeros comunales acusaron al obispo de haber lucrado con las impresiones de las fes y de