Forming Intentional Disciples. Sherry A. Weddell

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Forming Intentional Disciples - Sherry A. Weddell

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personas están buscando activamente. Nuestra labor es llegar a ellos deliberada e intencionalmente para ayudarlos a encontrar la perla de gran valor.

       Todo se reduce a una relación

      Cuando los encuestadores de Pew hicieron una serie de preguntas a los adultos estadounidenses sobre el tipo de Dios en el que creían, surgió un patrón alarmante: Casi una tercera parte de las personas que se identificaron como católicos creen en un Dios impersonal.

      Yo siempre había creído ingenuamente que cuando la gente decía que creía en Dios, estaba hablando de un Dios personal. ¿Qué otro tipo de Dios existe? Pues bien, solamente el 60% de los católicos creen en un Dios personal. Un 29% dijo que Dios es una “fuerza impersonal”. El 8% respondió que Dios era “otro” o “ambos” (persona e impersonal) y el 1% no creía en Dios.

      Es particularmente preocupante descubrir que cuando los encuestadores de Pew hicieron la pregunta, “¿Qué se asemeja más a su idea sobre Dios: Dios es una persona con la quien se puede tener una relación o Dios es una fuerza impersonal?”, solamente un 48% de los católicos encuestados respondieron que estaban absolutamente seguros de que el Dios en el que creían era un Dios con el que podían tener una relación personal.

      Por lo tanto, está claro que si alguien dice tener una identidad católica, no necesariamente quiere decir que esta persona cree en el Dios que se encuentra en el centro del catolicismo. ¿Cómo puede tener sentido nuestra fe para millones de católicos cuando la piedra angular —la creencia en un Dios personal que nos ama— simplemente no existe?

      Encontré algo en los resultados de Pew que me hizo detenerme y reflexionar: para los católicos más jóvenes, el nivel de asistencia a los servicios religiosos está directamente relacionado con la certeza de que es posible tener una relación personal con Dios. Esto no ocurre con los católicos mayores, aquellos que tienen más de 69 años de edad. El 62% de la generación de mayor edad asisten a Misa, pero solo el 57% de ellos están seguros de que pueden tener una relación con Dios.

      Tal y como el reporte de Pew lo afirma: los católicos tienen la mayor “brecha generacional” en comparación con cualquier otra comunidad religiosa en los Estados Unidos. El 62% de los católicos mayores de sesenta y cinco años de edad dijeron en el 2008 que asistían a Misa semanalmente, mientras que sólo el 34% de los jóvenes que pertenecen a la Generación Milenio lo hacían. Para los católicos más jóvenes que alcanzaron la mayoría de edad después de que el tsunami cultural de la postmodernidad arrasó el occidente en los años sesentas, el porcentaje de aquellos que asisten a Misa es menor que el porcentaje de los que tienen la certeza de que es posible tener una relación personal con Dios.

Relación personal con Dios y la Misa Asistencia
Todos: 48% 42%
Hombres: 43% 36%
Mujeres: 53% 45%
18-29 años: 40% 34%
30-49 años: 46% 36%
50-64 años: 54% 42%

      Esta tendencia está presente en los tres grupos y en ambos géneros. Entre más joven es el grupo, más bajo es el número de personas que están seguras de que Dios es un Dios personal y que asisten a Misa semanalmente. Solamente un 40% de los católicos encuestados de entre 18 y 29 años dijeron estar seguros de que es posible tener una relación personal con Dios y sólo el 34% de ellos asisten a Misa semanalmente.

      La misma correlación entre la certeza de que es posible tener una relación personal con Dios y la asistencia a la Iglesia parece estar presente fuera de la Iglesia Católica. El 73% de todos los evangélicos están convencidos de que es posible tener una relación personal con Dios y la asistencia semanal a sus servicios religiosos refleja esa certeza. Por ejemplo, el 71% de los evangélicos de la Generación Milenio creen que es posible tener una relación personal con Dios y 54% de ellos asisten a la iglesia semanalmente. La diferencia en los índices de asistencia a la iglesia evangélica entre los adultos de más de 65 años de edad (65%) y los jóvenes de alrededor de 20 años (54%) es menos de la tercera parte de la diferencia que encontramos entre estos dos grupos de católicos.

      ¿Cómo nos deja todo esto? Sin duda, uno de los desafíos más importantes que la Iglesia enfrenta es este: La mayoría de los adultos católicos ni siquiera tienen la certeza de que es posible tener una relación personal con Dios. En resumen, la realidad estadística confirma este pasaje profético de la exhortación apostólica del Papa Juan Pablo II Catechesi Tradendae (Sobre la Catequesis en Nuestro Tiempo): es posible que los católicos bautizados vivan “sin tener todavía adhesión alguna explícita y personal a Jesucristo, sino solamente la capacidad de creer puesta en ellos por el bautismo y la presencia del Espíritu Santo”.25

      Vivimos en tiempos de grandes desafíos y de grandes oportunidades. Millones de adultos estadounidenses están en búsqueda de una identidad religiosa y están potencialmente abiertos a la fe católica. Asimismo, un gran número de personas que se dicen católicas ni siquiera están seguras de que sea posible tener una relación personal con Dios y esto se ve reflejado en sus acciones. La mayoría de los católicos en los Estados Unidos están sacramentalizados, pero no están evangelizados. No saben que tener una adhesión explícita y personal con Cristo es parte fundamental del catolicismo, tal y como lo enseñaron los apóstoles y lo han reiterado una y otra vez los papas, los concilios y los santos de la Iglesia.

      Hace algunos años estaba desayunando con un promotor vocacional arquidiocesano. Impulsivamente le pregunté, “¿Qué porcentaje de los hombres con los que trabajas —hombres que consideran un posible llamado al sacerdocio— ya son discípulos de Cristo?”.

      Su respuesta fue inmediata: “Ninguno”.

      “¿A qué crees que se deba esto?”.

      Él fue muy claro: “No saben cómo. Nadie les ha hablado sobre eso”.

      ¿Cómo puede un hombre discernir su llamado al sacerdocio si todavía no experimenta la relación que está en el núcleo de la fe? ¿Cómo pueden los hombres y mujeres que forman parte de su rebaño cumplir el llamado de San Pablo de “ir creciendo cada vez más para alcanzar a aquel que es la cabeza, Cristo” (Efesios 4, 15), si ni él ni ellos creen que tener una relación personal con Jesucristo en el corazón de su Iglesia es parte fundamental de la vida católica?

      Para reflexionar sobre las numerosas preguntas y tendencias que se presentaron en este capítulo, debemos explorar lo que significa ser un discípulo de Jesucristo en el corazón de su Iglesia.

      ___________

      1 G. K. Chesterton, La Inocencia del Padre Brown. (Ediciones Encuentro, 1995)

      2 Todd M. Johnson, Kenneth R. Ross, eds., Atlas of Global Christianity: 1910–2010 (Edinburgh, Scotland: Edinburgh University Press, 2009), p. 61.

      3 “Presentación del Anuario Pontificio 2012”, Oficina de Prensa de la Santa Sede: Vatican Information Service, 12 de marzo del

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