¿Determinismo o indeterminismo?. Claudia Vanney

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¿Determinismo o indeterminismo? - Claudia Vanney Razón Abierta

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alimenta una gran paradoja. Por un lado, como hemos señalado, en una naturaleza determinista todo está ya dado según un devenir inexorable. Por otro, importantes cuestiones de la experiencia humana —como la libertad— encuentran una mejor explicación en un contexto indeterminista.

      Ahora bien, si la experiencia de libertad es tan propia del ser humano, ¿por qué las teorías científicas presentan tan a menudo una comprensión determinista del universo? Esta primera pregunta conduce, además, a una segunda: ¿es el determinismo una característica de la naturaleza o es una consecuencia de la peculiar manera de objetivar la realidad según el método científico?

      En sentido propio, determinismo no indica una propiedad de la realidad, sino que describe una actitud intelectual (como liberalismo, socialismo o chauvinismo) por la que se atribuye a los eventos reales la característica de estar necesariamente determinados. En otras palabras, el determinismo sostiene que la evolución de los estados físicos del universo, considerada en su totalidad, no posee grado alguno de libertad: el mundo, como sistema dinámico, posee una única solución. La posición indeterminista, en cambio, resulta más difícil de precisar. El indeterminista podría aceptar que la solución del mundo sea única, pero negando que sea necesaria (propiedad que la filosofía clásica llama contingencia). Sin embargo, en las discusiones recientes lo más frecuente es identificar el indeterminismo con la simple negación del determinismo (Butterfield 2005).

      En este capítulo propondremos que el dilema «determinismo vs. indeterminismo» se esclarece cuando se admite que las afirmaciones sobre el determinismo tienen un alcance diverso dependiendo del contexto en el que se formulan. Es decir, el reconocimiento de esta diversidad conduce a distinguir diversas perspectivas en este debate, destacando la importancia de no hablar de determinismo o de indeterminismo, sino de determinismos o indeterminismos. Entre los diversos determinismos que distinguiremos, trataremos con especial detalle el determinismo de las teorías científicas, y señalaremos que este tipo de determinismo no tiene como sujeto ni a nuestro conocimiento (como el determinismo cognoscitivo), ni a la naturaleza (como el determinismo ontológico), ya que el determinismo de las teorías científicas se predica de las objetivaciones peculiares del conocimiento científico.

      1. EL DETERMINISMO DE LAS TEORÍAS FÍSICAS

      A comienzos del siglo XX fue bastante habitual considerar a las teorías físicas como un conjunto de enunciados articulados deductivamente, que constituyen un sistema axiomático. Desde esta perspectiva sintáctica, los elementos primitivos y las hipótesis de partida (leyes) de la teoría se adoptan sin demostración, y a partir de ellos es posible deducir un conjunto de enunciados singulares —consecuencias observacionales— que permiten el testeo empírico de la teoría (Klimovsky 1994). Por ejemplo: las nociones de espacio, tiempo, masa y fuerza son los elementos primitivos de la mecánica clásica, y las tres ecuaciones de Newton son sus leyes fundamentales; la teoría electromagnética añade a los elementos primitivos de la mecánica clásica la noción de carga eléctrica, siendo las cuatro ecuaciones de Maxwell, junto con la fuerza de Lorentz, las leyes fundamentales de la teoría; la termodinámica también asume los elementos primitivos de la mecánica clásica, pero añade a estos la noción de calor en lugar de la de carga, adoptando como leyes fundamentales los dos principios de la termodinámica; etc.

      Sin embargo, al asumir que las teorías físicas son sistemas axiomáticos es conveniente distinguir las dimensiones sintáctica y semántica. La dimensión sintáctica es el resultado de las relaciones formales entre los símbolos del sistema. La dimensión semántica, en cambio, se manifiesta en la interpretación del sistema axiomático mediante una correspondencia de cada símbolo con su referente.

      Los autores que adoptan una concepción sintáctica de las teorías científicas consideran que el determinismo es una característica del lenguaje científico, intentando deducirlo desde la estructura proposicional de las teorías físicas. Ernst Nagel, por ejemplo, sostiene que una teoría es determinista si y solo si el conjunto de proposiciones que especifican el estado del mundo en un instante t, junto con una serie de proposiciones nomológicas (leyes) obtenidas en la teoría, permiten obtener deductivamente proposiciones que caracterizan el estado del mundo en otro instante t’ (Nagel 1953). Es decir, para la concepción sintáctica, el determinismo no sería una característica de la realidad física, sino una consecuencia de la estructura del lenguaje teórico de la ciencia.

      La concepción semántica de las teorías científicas, en cambio, sostiene que ni las teorías son entidades lingüísticas, ni los recursos de un determinado lenguaje son instrumentos apropiados para individuar las teorías. Para los autores que defienden esta posición, la identidad de una teoría científica no depende de su particular presentación formal, sino que está dada por una colección de modelos que representan a los fenómenos (Suppe 1989). Así, una misma teoría puede utilizar diferentes formalismos, siempre que estos definan una misma clase de modelos. Desde esta perspectiva, Richard Montague propone una acepción semántica del determinismo: una teoría T es determinista si y solo si dos modelos cualesquiera de T que coinciden en un instante t0, coinciden para todo instante t (Montague 1974).

      En ambos casos, el determinismo de las teorías físicas se aplica a las ecuaciones dinámicas que rigen la evolución del estado del sistema físico. John Earman propuso clasificar las diversas teorías físicas en deterministas o indeterministas a partir del análisis de sus ecuaciones dinámicas (Earman 1986). Para llevar a cabo esta clasificación, consideró que un sistema es determinista si, dado el valor de las variables dependientes en un cierto instante, las ecuaciones dinámicas fijan de un modo unívoco el valor de dichas variables para todo instante. Es decir, el carácter determinista de una teoría científica particular se asocia a la existencia de soluciones únicas para las ecuaciones dinámicas. Cuando las soluciones posibles son únicas hay determinismo, pues la evolución del sistema resulta establecida. Pero, aunque la propuesta de Earman es clara, no es trivial clasificar las teorías físicas siguiendo este criterio, pues algunas nociones importantes —como la de sistema o la de estado— no se encuentran definidas con la precisión que sería necesaria. Así, incluso dentro de una misma teoría, suele quedar abierta la posibilidad de formular legítimamente el determinismo de maneras diversas, requiriendo de un juicio interpretativo para elegir la mejor formulación (Lombardi 2002, Bishop 2005). En la mecánica cuántica puede encontrarse un ejemplo paradigmático de la importancia de la interpretación del formalismo teórico (Lombardi y López 2015).

      2. UN CONOCIMIENTO INDETERMINISTA DE LOS SISTEMAS FÍSICOS

      El determinismo se predica no solo de las teorías científicas, sino también del conocimiento que se tiene de la evolución de los sistemas físicos. Para este tipo de determinismo, también llamado determinismo gnoseológico, el conocimiento del estado de un sistema en un instante dado permite conocer su estado en cualquier otro instante unívocamente. Es decir, el determinismo gnoseológico se encuentra fuertemente asociado a la noción de predictibilidad. Según la clásica formulación de Laplace, si una inteligencia pudiera conocer todas las fuerzas y posiciones de los cuerpos del universo en un instante dado, conocería la evolución del universo hasta sus últimos detalles: «nada le sería incierto, y tanto el futuro como el pasado estarían presentes a sus ojos» (Laplace 1814 [1985], 25).

      La diferencia entre el determinismo de las teorías físicas y el determinismo gnoseológico radica principalmente en que para el primero el determinismo es solo una característica de las leyes de la teoría (de sus ecuaciones dinámicas), mientras que el segundo también exige poder determinar las condiciones iniciales del sistema empíricamente. Pero esta exigencia resulta demasiado restrictiva, pues, en la práctica científica, para cada variable de estado existe no solo un valor dado, sino un inevitable error que depende de la precisión del instrumento de medición utilizado y que, además, se propaga en el tiempo (Bishop 2003). Por esta razón, se ha sugerido matizar la definición del determinismo gnoseológico de la siguiente manera: se dice que poseemos un conocimiento determinista acerca

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