Los visigodos. Hijos de un dios furioso. José Soto Chica
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7 Procopio de Cesarea, VI, 15, 27-35 y Procopio de Cesarea, III, 2.1-6, en García Romero, F. A., 2000.
8 Jordanes conocía de primera mano los cantos y poemas épicos de los godos y los menciona, de forma directa o indirecta, en repetidas ocasiones. Por ejemplo: Jordanes, Getica, V 43, enumera cantares godos dedicados a Etherpamara, Hanala, Fritigerno y Vidigoya. En el mismo pasaje aclara que dichos cantos no eran los únicos que poseían los godos.
9 Procopio de Cesarea, VI, 14-15.
10 Procopio de Cesarea, VI, 15, 7-10.
11 Hidacio, Cronicón, a. D., 456, en Díaz, M., 1906.
12 Roseman, Ch. H., 1994, 71 y ss.; Gómez Espelosín, F. J., 2000, 135-150.
13 Plinio el Viejo, Historia natural IV, 99-100, en García Arribas, I., 1998.
14 Sobre esta cuestión, véase Heather, P., 1996 (reed. 1997), 14-70 y 78-90; Sanz Serrano, R., 2009, 58-81 y 96-99; Green, H.: «Linguistic Evidence for the Early Migration of the Goths», 11-40 y muy en especial 15-17; Carbó García, J. R.: «Godos y getas en la historiografía de la Tardo Antigüedad y el Medievo: un problema de identidad y de legitimación socio-política», 179-206; Svennung, J., 1967, 5-48 y Bierbrauer, V.: «Archäologie und Geschichte der Goten», 51-71. Por supuesto, sigue siendo imprescindible partir de los capítulos introductorios e iniciales de las obras de P. Heather, H. Wolfram y M. Kazanski: Heather, P., 1991; Heather, P., Matthews, J., 1991; Wolfram, H., 1990; y Kazanski, M., 1991.
15 Green, H.: «Linguistic Evidence for the Early Migration of the Goths», 11-40.
16 Estrabón, Geografía VII, 1, 2-13, en Vela Tejada, J., Gracia Artal, J., 2001; Claudio Ptolomeo, Geográfica II, 11 y III, 5-11, en Nobbe, K. F. A., 1843-1845; y Tácito, Germania, 43, 6, en Requejo, J. M., 1981.
17 Las guerras marcomanas y sármatas de Marco Aurelio y Cómodo son narradas por Dion Casio, Historia romana. Epítomes de los libros LXXI, 3, 5, 7-21 y 33, y libro LXXII, 2-3, en Cary, E., 1914-1927. La biografía de referencia para Marco Aurelio es la de Birley, A., 2009. Se puede encontrar un detallado estudio de las campañas en el Danubio en López Fernández, J. A., 2018, 83-131; Roldán, J. M., Blázquez, J. M., Castillo, A., 1995, 223-228.
18 Tácito, Germania, 43, 6; Plinio el Viejo, Historia natural IV, 99-100 y Jordanes, Getica, IV 25-26.
19 Musset, L., 1982, 9-11.
20 Tácito, Germania, 6, 1-3; Vegecio, Epitoma rei militaris, I.XX.21, en Paniagua Aguilar, D., 2006.
21 Jordanes, Getica, IV 27.
22 Brzezinski, R., Mielczarek, M., 2002, 25-26; Sulimirski, T.: «Los nómadas sármatas. Un pueblo ahora olvidado, disperso entre las naciones», 291-296; Melyukova, A. I., Crookenden, J.: «The Scythians and Sarmatians», 97-117.
23 Halsall, G., 2012, 134-152.
24 Tácito, Germania, 43, 6.
25 Jordanes, Getica, IV 26-27.
26 Sulimirski, T.: «Los nómadas sármatas. Un pueblo ahora olvidado, disperso entre las naciones», 289-297; Brzezinski, R., Mielczarek, M., 2002, 12-32; Melyukova, A. I., Crookenden, J.: «The Scythians and Sarmatians», 108-114.
27 Jordanes, Getica, 35 y XXII, 119 y Procopio de Cesarea, VII, 14.29.
28 Sanz Serrano, R., 2009, 96-98. Estoy en desacuerdo con la posibilidad de identificar a los getas asentados por Augusto en Mesia con grupos godos. El etnónimo geta correspondía desde los días de Heródoto a una tribu tracia que habitaba a ambos lados del Bajo Danubio y que fue combatida por Augusto y sus sucesores que seguían teniendo muy claro que los getas eran tracios y no germanos de ninguna clase. Es el gusto por los arcaísmos cultos y el hecho de que los getas hubieran destacado por su valor y, sobre todo, el de que los godos se instalaran en el siglo III en las tierras que antaño ocuparan los getas, lo que llevó a que muchos autores latinos y griegos de los siglos III al VII los denominaran getas. Sobre el etnónimo getas como arcaísmo erudito véase Ibid., 34-43. Sobre los getas como tribu tracia famosa por su valor: Heródoto, Historia, IV, 93-95, en Schrader C., García Gual, C., 1979. Tampoco estoy de acuerdo con asignar a los hérulos una ascendencia escita. Los hérulos eran un pueblo germano y, aunque se mezclaron profusamente con los alanos y otros pueblos sármatas o escitas, nunca se sarmatizaron, sino que conservaron su lengua y costumbres germanas. Ibid., 97-99.
29 Green, H.: «Linguistic Evidence for the Early Migration of the Goths», 37-40. Inscripción citada por Schwarcz en la discusión con Heather, en Heather, P., 1996 (reed. 1997), 70-71.
30 Jordanes, Getica, III 22.
31 Tácito, Germania, 6, 3-4; Green, H.: «Linguistic Evidence for the Early Migration of the Goths», 12-16 y 27-30.
32 Jordanes menciona a varias tribus finoúgrias sometidas a los godos: merenos, mordenos e inmiscaros. Véase, Jordanes, Getica, XXIII 116. Para la influencia goda en las lenguas finoúgrias y eslavas, véase Green, H.: «Linguistic Evidence for the Early Migration of the Goths», 19-24.
33 Jordanes, Getica, XVII 94-100 y XXII 113-115.
34 Jordanes, Getica, V 41 y Procopio de Cesarea, V, 15, 24-26; Halsall, G., 2012, 135. Aunque san Isidoro da otra explicación al etnónimo godo y afirma que, en realidad, significaba «techo» o «fortaleza»: San Isidoro, 2; Heather, P., 1996 (reed. 1997), 78-91.