III Diálogo entre las ciencias, la filosofía y la teología. Volumen II. María Lacalle

Чтение книги онлайн.

Читать онлайн книгу III Diálogo entre las ciencias, la filosofía y la teología. Volumen II - María Lacalle страница 16

III Diálogo entre las ciencias, la filosofía y la teología. Volumen II - María Lacalle Razón Abierta

Скачать книгу

entendemos como cuidado de lo íntimo el cuidado de aquellas dimensiones de la persona que afectan a aspectos tan importantes como sus sentimientos, su modo de pensar, sus creencias y valores y su religiosidad. Todos estos aspectos dan a la persona valor e identidad, la hacen ser lo que es y responder ante los acontecimientos definiendo su actitud vital (Sarrión y Muela, 2017).

      LA NECESIDAD DE ABORDAR EL CUIDADO DE LO ÍNTIMO EN LA FORMACIÓN UNIVERSITARIA ENFERMERA

      Bath (1992), en su estudio realizado a principios de la década de 1990 —que evaluaba la habilidad para prestar cuidados espirituales—, identificó que, aunque los estudiantes reconocían el cuidado espiritual como un elemento importante del cuidado, señalaban como principales problemas para su prestación la falta de tiempo, la incertidumbre sobre sus propias creencias y la falta de conocimiento del significado de espiritualidad.

      Por otro lado, estudios como el de Meyer (2003) recogen como un importante predictor la capacidad para el cuidado espiritual, el énfasis en la espiritualidad durante su formación y, junto a ella, identifican que la espiritualidad del alumno es otra fuente predictora de su habilidad percibida para este cuidado.

      Por ello parece que hay dos componentes que tienen una gran influencia en la adquisición de competencias para el cuidado espiritual: la importancia que se dé a este aspecto durante el periodo formativo y la potenciación de la espiritualidad del alumno.

      En esa misma línea, otros autores como Van Leeuwen (2008) concluyen que la actitud de la enfermera hacia la espiritualidad del paciente es un elemento importante en la provisión del cuidado espiritual, y que el modo en que esta relata su propia espiritualidad es un predictor de la calidad del cuidado espiritual que prestará.

      Por lo que a la formación de estudiantes de Ciencias de la Salud se refiere, podemos encontrar ejemplos en los que se trabajan el desarrollo de competencias concretas que ayudan al futuro profesional a afrontar situaciones de estrés y ansiedad, y alcanzar un bienestar emocional en programas como el de Yazdani en la Universidad de Isfahán (Yazdani, Rezaei y Pahlavanzedeh, 2010), en el que se desarrolla un programa de entrenamiento para el manejo de la depresión, el estrés y la ansiedad en estudiantes de enfermería. Para ello, se puso en marcha un programa de reducción del estrés que incluía técnicas de relajación, asociación de pensamientos y emociones o pensamiento lógico. Los resultados del estudio revelan una reducción de los niveles de ansiedad de los estudiantes.

      En el trabajo publicado por Mills y Chapman (2016) sobre compasión y autocompasión en medicina y autocuidado de los cuidadores, plantean cómo la exposición a comportamientos autodestructivos y déficit en el autocuidado de los profesionales contribuye a elevar los niveles de estrés, depresión y burnout en los estudiantes. Reseñan la importancia de la autocompasión y cómo esta puede ser aprendida a través de ejercicios y servir de factor de protección frente al estrés.

      Otros autores plantean que la compasión no puede ser un extra en la formación de los alumnos y que debe ser valorada y tenida en cuenta en la formación de los profesionales responsables del cuidado (Hassed, De Lisle y Sullivan, 2009).

      En esta línea se han desarrollado programas de formación para estudiantes de la rama sanitaria que, tomando como base el mindfulness, pretenden reducir factores tan importantes como la fatiga por compasión, el estrés o la ansiedad que conducen al burnout profesional, con unos resultados que demuestran la efectividad de estos programas (Krasner, Epstein, Beckman y Suchman, 2009; Dobkin y Hutchinson, 2013; Hutchinson y Dobkin, 2009).

      Entre los objetivos de estos programas, podemos destacar (Hassed et al., 2009):

      •Aprendizaje de estrategias de autocuidado para el manejo del estrés.

      •Integración de las ciencias biomédicas, psicológicas y sociales.

      •Aproximación holística al cuidado de la salud.

      •Relación cuerpo y mente.

      •Conocimiento de la importancia de la espiritualidad en la salud y la enfermedad.

      •Estilo de vida: importancia del ejercicio, la nutrición y la creación de un entorno social y emocional saludable.

      Para adquirir esta formación, es necesario considerar los siguientes puntos clave del proceso formativo (Sarrión y Muela, 2017):

      •Formación en Humanidades, Filosofía, Antropología y Ética, que ayuden a la comprensión de la persona —sus condicionantes factores sociales, culturales, espirituales y psicológicos— y al análisis de sus comportamientos.

      •Fomento del desarrollo y de la afirmación de sus propios valores, juicios y sensibilidad, ayudándoles a desarrollar los valores humanísticos que se adquieren de manera temprana, por lo que el periodo de formación de las enfermeras es vital para su desarrollo y afianzamiento.

      •Fomento del desarrollo espiritual. Para entender los sentimientos de los otros, es necesario conocer los propios. El estudiante debe aprender a conocerlos, reconocerlos e integrarlos en su desarrollo vital. Para afianzar unas relaciones maduras y satisfactorias con los otros, es necesario afianzar una filosofía de vida. Para ello, el estudiante debe aprender a conocerse a través de un proceso de introspección.

      •Fomento de las virtudes básicas del cuidado: compasión, competencia, confidencia, confianza y consistencia.

      •Uso del método científico. El conocimiento y manejo del Proceso de Atención de Enfermería (PAE) es básico durante el aprendizaje, ya que permitirá al estudiante, a través de la valoración, conocer todos aquellos aspectos importantes de la persona como ser biológico y espiritual, psicológico y social. Los diagnósticos enfermeros recogen en su taxonomía todos los problemas que afectan a estas dimensiones y su identificación es una herramienta imprescindible para cuidar los aspectos más íntimos del paciente. Por último, a través del plan de cuidados, pondremos en práctica las acciones para ayudar al paciente a afrontar y resolver el problema, proporcionándoles el ambiente, las herramientas y los conocimientos necesarios y fomentando su autoconocimiento y crecimiento personal.

      •Formación integral tanto procedimental como instrumental. Todos los aspectos mencionados requieren de la adquisición de conocimientos y del desarrollo de habilidades que permitan un acercamiento e interacción con la persona cuidada. Desde el punto de vista del cuidado enfermero, la taxonomía NIC nos ofrece gran cantidad de intervenciones y actividades que la enfermera debe conocer y dominar para hacer efectivo ese proceso de guía y ayuda.

      PROPUESTA

      Bases de la propuesta

       Proceso de atención enfermero

      Dentro del proceso de aprendizaje universitario del grado de Enfermería, como aplicación del método científico se guía al alumno a través de los diferentes pasos del PAE, definido por Alfaro como un «Método sistemático de prestar cuidados enfermeros humanistas y eficientes, centrados en el logro de objetivos esperados» (Alfaro-Lefevre 1998)y que consta de las siguientes fases:

      •Valoración. Es un proceso planificado, continuo, sistemático y dinámico que permite a la enfermera la recogida, estructuración y análisis de los datos del estado de salud del paciente y de los condicionantes que puedan influir en él. En esta etapa recogemos la información sobre el individuo, familia y comunidad, buscando evidencias sobre funcionamiento anormal, factores de riesgo y recursos de la persona.

      •Diagnóstico. Un diagnóstico de enfermería es un juicio clínico sobre las respuestas del individuo, de la familia

Скачать книгу