El fin del imperio cognitivo. Boaventura de Sousa Santos

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El fin del imperio cognitivo - Boaventura de Sousa Santos Estructuras y Procesos. Ciencias Sociales

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multiplica las dianas del sufrimiento injusto9. Por tanto, la resistencia necesita ser plural; las formas de articulación y la asociación de luchas implican siempre una multiplicidad de sujetos que no son reductibles a la homogeneidad o a la singularidad. Para las epistemologías del Sur, la objetividad es siempre intersubjetividad o, mejor dicho, intersubjetividad autoconsciente. Es por ello que los conocimientos nacidos o usados en la lucha son siempre cocreaciones.

       Levantar el peso pesado de la ciencia: el lugar de la ciencia moderna en las ecologías de saberes

      El tercer problema del primer grado de separación tiene que ver con el lugar de la ciencia moderna en las ecologías de saberes. Las epistemologías del Sur presuponen que ni la ciencia moderna ni cualquier otra forma de conocimiento logran captar la experiencia y la diversidad inagotables del mundo. Todos los conocimientos son incompletos: cuanto más amplio es el conocimiento de la diversidad de conocimientos, más profunda es la conciencia de la naturaleza imperfecta de todos ellos. Una mejor comprensión de la diversidad de conocimientos que circulan en el mundo implica una mejor comprensión de los respectivos límites y de la ignorancia que producen. Como he dicho antes, no existe conocimiento en general, así como no existe ignorancia en general.

      Teniendo en cuenta su naturaleza pragmática, las epistemologías del Sur no rechazan, por norma, cualquier forma de conocimiento. En lo que respecta a la ciencia, lo que se rechaza es solo la reivindicación del monopolio del rigor, es decir, la pretensión de que constituye el único tipo de conocimiento válido. Una vez integrada en las ecologías de saberes, la ciencia moderna puede ser un instrumento muy útil en las luchas contra la opresión10. El pluralismo interno de la ciencia abre espacio a su uso en las luchas contra esas formas de dominación11. En las condiciones de nuestro tiempo, los conocimientos que se movilizan en las luchas sociales son, en general, una combinación de, por un lado, conocimientos científicos, eruditos, y, por otro, conocimientos artesanales, empíricos y prácticos. La construcción de esas combinaciones, mezclas e hibridaciones es la principal tarea de las ecologías de saberes. Integrar la ciencia en las ecologías de saberes presenta tres problemas importantes: en primer lugar, cómo distinguir el conocimiento científico de otros tipos de conocimiento, en especial de los conocimientos artesanales; en segundo lugar, qué importancia se le debe dar al pluralismo interno de la ciencia12; en tercer lugar, qué importancia merecen las concepciones no occidentales de ciencia, es decir, las concepciones de ciencia que no se adaptan a las que formulan las epistemologías del Norte.

      La especificidad del conocimiento científico

      En cuanto al primer problema13, parece que no es posible estipular una serie de características que definan de manera inequívoca y consensual un conocimiento específico como científico. Los debates epistemológicos actuales muestran que sería difícil llegar a un mínimo consenso a la hora de elegir las características. Para las epistemologías del Sur, el conocimiento científico es el que la comunidad científica competente considera como tal14. Lo que en un determinado contexto espacio-temporal funciona como ciencia se puede usar como ciencia en las ecologías de saberes.

      Para integrarse en las ecologías de saberes, la ciencia debe respetar el doble criterio de confianza mencionado antes; en otras palabras, debe respetar el criterio de la objetividad propio de la ciencia, y a la vez respetar el criterio de confianza para fortalecer las luchas contra la opresión. Este doble criterio hace posible la separación de la objetividad y la neutralidad, tal y como exige el criterio pragmático que subyace a toda la validación del conocimiento según las epistemologías del Sur.

      La relevancia del pluralismo interno de la ciencia

      ¿Qué relevancia tiene el pluralismo interno de la ciencia cuando esta vale por el modo en el que se integra en las ecologías de saberes15? Ese pluralismo tiene que ver con la posibilidad de la opción por vías metodológicas y teóricas alternativas, pese a respetar algunos, o incluso la mayoría, de los presupuestos filosóficos subyacentes a la ciencia moderna; puede provocar una situación en la que coexistan resultados científicos diferentes o incluso contradictorios, que diferentes sectores de la comunidad científica consideran válidos16. En las ciencias sociales y humanas, la fuente definitiva del pluralismo interno de la ciencia ha sido la distinción, ya mencionada, entre conocimiento-regulación y conocimiento-emancipación. Las vicisitudes que esta distinción ha sufrido en las últimas décadas y de las cuales se ha hablado antes son una expresión perfecta de los límites del pluralismo interno. En las ciencias de la vida y en las ciencias naturales, los últimos cuarenta años han sido testigos de un pluralismo significativo, pese a haber sido atravesados por episodios de estigmatización mutua, que muchas veces iban más allá de los límites de la razonabilidad17. Para poner un ejemplo, refiero un caso específico —reciente e importante— de este pluralismo interno de la ciencia y de su impacto en las luchas sociales. Actualmente, se está dando un intenso debate en el marco de las ciencias biológicas, químicas y agroquímicas sobre los peligros medioambientales y los peligros para la salud derivados del uso de productos agrotóxicos; un debate que, de hecho, opone la expansión de la agricultura industrial a la conservación de una agricultura campesina, indígena o de escala doméstica. Algunas corrientes científicas minimizan los peligros y presentan argumentos a favor de la expansión de la agricultura industrial, mientras que otras adoptan la posición contraria18. Estas últimas se alían a las luchas de los campesinos y de los pueblos indígenas, que, por propia experiencia, saben perfectamente que la agricultura industrial los expulsa de sus tierras, destruye sus bosques, contamina sus aguas, envenena sus cuerpos y degrada el medio ambiente. Las luchas contra el capitalismo y el colonialismo agrarios pueden obtener beneficios y ganar más fuerza si construyen ecologías de saberes que combinen el conocimiento campesino o indígena con el conocimiento científico que, de manera objetiva, apoya las luchas campesinas e indígenas.

      Sin embargo, teniendo en cuenta la tendencia capitalista a mercantilizar el conocimiento científico y, por tanto, a reducir el valor de ese conocimiento al respectivo valor de mercado, y con el consiguiente sometimiento de la investigación de las universidades y centros de investigación a criterios de beneficio a corto plazo, el pluralismo científico puede acabar por desaparecer, sobre todo en las áreas convertidas en sectores codiciados para la acumulación de capital. La reducción del pluralismo interno de la ciencia puede tener un impacto significativo en la capacidad de integración del conocimiento científico en las ecologías de saberes. Cuanto mayor sea el sometimiento de la comunidad científica a los objetivos de la acumulación de capital, menor será la probabilidad de que el conocimiento científico se use en las luchas sociales contra la propia dominación de la que el capitalismo forma parte. La reducción del pluralismo interno de la ciencia vuelve más difícil el uso contrahegemónico de la ciencia.

      Concepciones otras de la ciencia

      Muchas veces se descarta el tercer problema, el de la relevancia de concepciones alternativas, no occidentales, de la ciencia, por considerarse un no problema, dado el aparente amplio consenso sobre qué es y qué no es la ciencia. Sin embargo, si se tuviera en cuenta, como he expresado antes, que aquello que en un determinado contexto espacio-temporal funciona como ciencia se puede usar como ciencia en las ecologías de saberes, no se puede excluir la posibilidad de prevalecer, en un determinado contexto, una concepción alternativa, no occidental, de la ciencia. En efecto, hay algunos ejemplos históricos importantes que referiré más adelante. Así pues, las epistemologías del Sur entienden la ciencia desde un punto de vista más amplio que las epistemologías del Norte. Para estas últimas, solo existe un tipo de ciencia: la ciencia moderna que se ha desarrollado en Europa desde el siglo XVII. Sin embargo, fuera del mundo occidentalocéntrico de la ciencia, la existencia de modos no occidentales de producir ciencia cuenta con un amplio reconocimiento, y algunos de esos modos son más antiguos que la ciencia occidental moderna, como sucede

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