El fin del imperio cognitivo. Boaventura de Sousa Santos

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El fin del imperio cognitivo - Boaventura de Sousa Santos Estructuras y Procesos. Ciencias Sociales

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de mi opinión, basada en una considerable experiencia, de que nuestros hakims y nuestros vaids no poseen aquel espíritu en un grado mínimamente reseñable. Siguen fórmulas sin cuestionar. Investigan poco. La situación de la medicina indígena es verdaderamente deplorable. Al no haberse mantenido al corriente de la investigación moderna, la profesión se ha visto, en gran parte, desacreditada. Mi esperanza es que esta escuela intente remediar este serio problema y vuelva a restaurar a la ciencia médica ayurvédica y unani la gloria obtenida en el pasado. Así pues, estoy feliz de que esta institución cuente con una vertiente occidental (1999d: 342).

      Para Gandhi, el conocimiento de la «ciencia del hilado» era fundamental para el éxito del movimiento khadi; es por ello por lo que hizo un llamamiento a todos los trabajadores de la comunidad para que se instruyeran en ella. Gandhi opinaba que solo quienes tuvieran un conocimiento profundo tanto de los aspectos teóricos como de los aspectos prácticos de la ciencia del hilado se podrían volver trabajadores del pueblo. Los rigurosos criterios técnicos referentes a los trabajadores del khadi muestran que Gandhi veía al trabajador de la comunidad como un científico. El trabajador debería conocer muy bien todos los aspectos de la manufactura de tejidos, incluyendo las diferentes variedades de algodón y el método de cosecha adecuado para el hilado manual. Tenía que saber desgranar y conocer los diferentes desgranadores manuales usados en los pueblos indios. Asimismo, tenía que saber testar la resistencia, la uniformidad y los recuentos de yar, y distinguir una buena charkha27 de una mala charkha, ser capaz de reparar charkhas degradadas y de reajustar un huso defectuoso. Gandhi analizó con preocupación el estado de decadencia de las industrias rurales. Se sentía fuera de su área al investigar sobre el tema, para el que no estaba preparado:

      En este ámbito, el campo es tan amplio, con una variedad tan infinita de industria para tratar y organizar, que pondrá a prueba nuestro talento empresarial, nuestro conocimiento especializado y nuestra formación científica. No se puede conseguir sin trabajo duro y esfuerzo incesante ni sin aplicar todas nuestras capacidades empresariales y científicas a este objetivo supremo. Por consiguiente, envié un cuestionario a varios de nuestros médicos y químicos conocidos para solicitarles que me iluminen sobre el análisis químico y los diferentes valores nutricionales del arroz pulido y no pulido, el jaggery y el azúcar, etc. Muchos amigos me respondieron de inmediato, por lo que les estoy agradecido, y solo confesaron que hasta ahora no se ha realizado ninguna investigación sobre algunos de los temas que había abordado en mis preguntas. ¿No es trágico que ningún científico haya sido capaz de proporcionarme el análisis químico de un artículo tan sencillo como el gur? La razón es que no hemos pensado en el habitante de los pueblos (1999e: 410).

      En el esquema de Gandhi, el papel activo del científico tenía una importancia fundamental. El científico tenía que ser consciente y capaz de pensar por sí mismo, y estaba claro que su lugar no era ni el mercado explotador ni el Estado asfixiante y sí estar al lado del pueblo. Todas las experiencias de Gandhi en la ciencia fueron un intento de definir y articular esta área. Lo que más le gustaba a Gandhi era guiar al científico:

      Siempre que tengáis dudas o si vuestro ego crece demasiado, haced la siguiente prueba. Recordad la cara del hombre más pobre y más débil que hayáis visto alguna vez y preguntaos si el paso que estáis contemplando dar le será de alguna utilidad. ¿Ganará algo con ello? ¿Desarrollará un control de su propia vida y de su destino? En otras palabras, ¿acaso guiará hacia el swaraj a los millones de personas hambrientas y con hambre espiritual? Así veréis como se disipan vuestras dudas y vuestros miedos (1999f: 311).

      En la cosmología gandhiana, la unidad del cuerpo, la mente y el espíritu fue necesaria para la exploración de la relación entre la naturaleza, el ser humano y Dios. Uberoi afirma, en la misma línea de pensamiento:

      Desde el lado de la ciencia, el nuevo modo de vida y de pensamiento nos obligará a reestructurar el proyecto, el currículum y la jerarquía de las ciencias especiales, teóricas y experimentales, para descubrir y afirmar la unidad superior del sujeto y del objeto, del ser humano y del sistema. La nueva clasificación condenará, en todas las ciencias especiales, la distinción entre la naturaleza exterior y el ser humano interior, entre el participante y el observador, como principio de conocimiento (1978: 85).

      Concluyo este apartado con las siguientes palabras de Anthony Parel: «En cuanto a la epistemología, Gandhi parte del principio de que los seres humanos viven según las verdades establecidas por el empirismo, la razón y las instituciones espirituales» (2000: 9). Esta cita resume la trayectoria de Gandhi por los saberes occidentales y no occidentales.

      Capítulo 3

      AUTORÍA, ESCRITURA Y ORALIDAD

      En este capítulo inicio la discusión del segundo grado de separación entre las epistemologías del Sur y las epistemologías del Norte. La segunda capa de problemas se refiere a los diversos contextos y lugares de conocimiento, así como a la diversidad de los conocimientos a los que dan lugar. Son la base sobre la cual se deben tratar las cuestiones teóricas y metodológicas planteadas por las epistemologías del Sur. En este capítulo, abordo los dos primeros problemas. El problema de la autoría se refiere al hecho de que la mayoría de los conocimientos que se originan en las luchas sociales son colectivos o funcionan como tal. En vez de tener autores, ellos mismos son autores. Sin embargo, en las luchas frecuentemente surgen superautores. ¿Cómo debemos entender este hecho? El problema de la oralidad y la escritura tiene que ver con la siguiente pregunta: teniendo en cuenta que la mayoría de los conocimientos presentes en las ecologías de saberes circulan oralmente, incluso disponiendo de una versión escrita, y otros no tienen ninguna versión escrita, ¿cómo pueden validarse los conocimientos en ese flujo evanescente, o incluso imperceptible?

       La cuestión de la autoría

      Para las epistemologías del Sur, la cuestión de la autoría es compleja; engloba tipos de autoría que van más allá del paradigma de individualismo autoral privilegiado por las epistemologías del Norte, que se caracteriza por distinciones como la de sujeto/objeto, conocedor/ conocido, mente/cuerpo y teoría/práctica. Para las epistemologías del Sur, el propio concepto de autoría es problemático. En la modernidad occidental, el concepto de autor implica nociones como originalidad, autonomía y creatividad. Forma parte del mismo conjunto de filosofías idealistas que subyacen al individualismo posesivo moderno. Este concepto de autoría casi no tiene validez en las epistemologías del Sur, puesto que, para ellas, los conocimientos más relevantes o son inmemoriales o son generados en el ámbito de las experiencias sociales de opresión y de las luchas contra esa opresión. Sea como sea, pocas veces son identificables como una única persona o proceden de una única persona. Las experiencias colectivas nuevas o antiguas son siempre subyacentes a esos conocimientos. Los conocimientos irrumpen, muchas veces de formas sorprendentes, en momentos de acción o de reflexión, momentos especialmente tensos debido a los riesgos y desafíos en juego. O entonces se trata de memorias colectivas (conocimientos tácticos, latentes) que preceden en gran medida a los contextos de vida y lucha del presente.

      Una vez descritos lo peligros del concepto de autoría, se pueden identificar por lo menos dos tipos de autoría: por un lado, los conocimientos colectivos; por el otro, los conocimientos de los superautores. La mayoría de los conocimientos que surgen de la lucha son colectivos o funcionan como tales. Muchas veces los conocimientos más cruciales no tienen autores. Ellos mismos son autores. Esto suscita dos cuestiones: la cuestión del anonimato y la cuestión de la unanimidad. Aunque los conocimientos colectivos pertenezcan a un determinado grupo o comunidad, siempre hay personas que los formulan con especial autoridad, precisión, fiabilidad o eficacia. Y ese es el caso de los sabios-filósofos (sages) africanos de la filosofía de la sagacidad que refiero más adelante, o el caso de los sabios y sabias indígenas o campesinos y campesinas

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