Friedrich Schiller. AAVV

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Friedrich Schiller - AAVV Oberta

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colocada sobre la cabeza de su hijo. Las argumentaciones de Tell, desesperado, por una parte, y de Gessler, lleno de sarcasmo, por otra, así como de los demás personajes presentes, incapaces de dar crédito a la cruel exigencia del gobernador, están representadas con un dramatismo insuperable, aunque, no se caracterizan por «palabras aladas» o sentencias. Para reflejar la trascendencia de esta escena, Schiller se sirve de numerosos textos marginales que demuestran de un modo visual los gestos desesperados de Tell. No obstante, hay que señalar las siguientes citas especialmente contundentes.

      Para dar más énfasis a esta exclamación interrogativa, el genitivo atributivo no sigue directamente a su palabra referencial, sino aparece al final.

      También una exclamación de Gessler se ha convertido en una «palabra alada» frecuentemente citada.

      Lo mismo sucede con la siguiente sentencia pronunciada por el tirano.

      Gessler: Gefährlich ist’s ein Mordgewehr zu tragen,

      Gessler disfruta con las súplicas de Tell, y así lo demuestran las siguientes citas, que testifican una obcecación fanática.

      Estas palabras irónicas de Gessler obligan a Tell a llevar a término sus propias palabras pronunciadas en el primer acto durante su diálogo con Stauffacher en relación con la lucha contra la opresión oligárgica: «Der Starke ist am mächtigsten allein» (437), puesto que ahora es la amenaza personal la que lo obliga a actuar en solitario.

      En la prosecución argumentativa, la atención de todos se dirige hacia el diálogo, casi patético, entre Gessler, Rudenz y Bertha, en cuyo transcurso Rudenz pronuncia la sentencia extremadamente aguda que ha entrado en el discurso cotidiano y que constituye una unidad fraseológica frecuentemente utilizada.

      Tell, mientras tanto, soportando su gran desesperación, actúa discretamente, siempre vigilado por Gessler, como lo señala el texto marginal, y sólo a través del grito de Stauffacher conocemos el feliz desenlace.

      Esta exclamación, que coloquialmente señala un final feliz, mantiene evidentemente su origen literario.

      A pesar de haber acertado con el disparo, Tell no se libra del poder arbitrario de Gessler. Su honradez y franqueza al confesar que, en el caso de haber dañado a su hijo, hubiera disparado la segunda flecha contra el gobernador, provocan su detención. Nadie puede ayudar a Tell, otra vez sólo depende de sí mismo, lo que le induce a actuar según sus convicciones, expresadas con anterioridad: «Ein jeder zählt nur sicher auf sich selbst» (435) y «Der Starke ist am mächtigsten allein» (437). Este leitmotiv se pone de manifiesto en la primera escena del cuarto acto mediante la recapitulación narrativa de Tell acerca de su huida del barco de Gessler en medio de la tormenta, y se demuestra en la tercera escena del mismo acto, que constituye la peripecia del drama.

      En el largo monólogo en la hondonada cerca de Küssnacht, Tell, que siempre se había caracterizado por su espontaneidad, presenta una actitud reflexiva, como si necesitara justificar su propósito de matar a Gessler. Este monólogo narrativo (2561-2651) se caracteriza por la sucesión de citas muy conocidas, de modo que se puede concebir en su totalidad como una cita, o bien proceder a la selección de algunas «palabras aladas» o sentencias que por la contundencia de su contenido han pasado al ámbito lingüístico general, utilizándose en contextos diferentes y en situaciones cotidianas, aun cuando reflejan su origen literario, como lo demuestran los dos ejemplos siguientes.

      Un cortejo de bodas y la inoportuna llegada de Stüssi, el guarda de campo, ponen fin a las reflexiones de Tell, que no aparece muy locuaz, puesto que espera expectante el paso del gobernador por la hondonada. No obstante, precisamente su diálogo con Stüssi, que no conoce a su interlocutor, da lugar a varias sentencias muy populares con gran densidad de contenido.

      Así mismo sucede con la siguiente sentencia antitética:

      La siguiente sentencia ha entrado en el discurso cotidiano y constituye una unidad fraseológica frecuentemente utilizada.

      A continuación surge una cita muy conocida que refleja una experiencia diaria, y nadie piensa en Schiller cuando oye o utiliza esta locución.

      Tell: Es kann der Frömmste nicht in Frieden bleiben,

      Esta cita, extremadamente aguda, se ha convertido en unidad fraseológica muy popular en la que el verbo bleiben se modifica por el verbo leben.

      Ante la llegada inminente de Gessler en compañía de su mozo de caballerizas, Tell desaparece. El breve encuentro de Gessler con la pobre campesina Armgard, que pide misericordia para su marido encarcelado, sirve de pretexto argumentativo para enfatizar, una vez más, la actitud cruel y despótica del gobernador. Este encuentro se interrumpe bruscamente por una flecha mortífera que le atraviesa el corazón. Nadie sabe de dónde procede el disparo, sólo Gessler conoce al autor.

      En la prosecución argumental llama la atención la reacción impasible de los presentes

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