Gran líder gran maestro. Gary Bredfeldt
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FIGURA 1
Noel M. Tichy, The Cycle of Leadership, Harper Business, 2004, página 59 Copyright @2002 por Noel M. Tichy, reimpreso con permiso de HarperCollins Publisher.
Capítulo 2
PRIORIDADES MAL PUESTAS:
Distraídos por lo bueno mientras se pierde lo mejor
10Porque Esdras había preparado su corazón para inquirir la ley de Jehováy para cumplirla, y para enseñar en Israel sus estatutos y decretos.
Esdras 7:10
ES FÁCIL DISTRAERSE. Por un instante que tomemos para hacer una llamada por el teléfono celular o corregir al niño puede llevarnos al desastre mientras conducimos. Las distracciones tienen una manera de desviar nuestro enfoque de lo que nos rodea.
Los beisbolistas conocen bien este principio. Tomen por ejemplo, el jugador de segunda base que está por hacer una doble jugada de rutina. La distracción momentánea del corredor que se acerca a segunda base hace que él quite su mirada de la bola y lo que iba a ser una simple doble jugada segunda base, para un corto, la primera base se convierte en un vergonzoso error en donde la pelota se le fue por en medio de las piernas.
Las distracciones hacen que perdamos el enfoque y juguemos mal el juego que está frente a nosotros. Esto es especialmente cierto si usted es un líder ministerial. Mediten en la historia de un pastor de los Bautista del Sur que una vez conocí. Él era estudiante de un curso doctoral en el Seminario Sureño en Louisville. La historia es verdadera, aunque el nombre de él ha sido cambiado.
UN CASO DE ESTUDIO EN PRIORIDADES MAL PUESTAS
El pastor Brian Hill tenía su día completamente planeado. Era miércoles, siempre era un día largo. Su día empezaría a las ocho, ya que tenía una cita para tomar café con un miembro del personal. Tendrían juntos un breve devocional seguido de una reunión con todo el personal, en donde se discutiría sobre los eventos por venir. A las nueve de esa mañana, él se iba a reunir con Mark el nuevo pastor de jóvenes. Mark estaba recién salido del seminario y necesitaba mucha orientación acerca de la vida del personal de la iglesia. El pastor Brian sentía que era su responsabilidad ser el mentor de Mark durante sus primeros días en el ministerio. A las diez, Lance, el ministro de adoración que trabaja a medio tiempo, supuestamente iba a llegar para repasar los planes para el servicio de adoración del domingo por la mañana. Brian esperaba estar mejor preparado para los planes del próximo servicio antes que Lance llegara, pero parecía que no iba a poder completar mucho su sermón debido a un inesperado funeral que tuvo que dirigir el martes.
La reunión del pastor Brian con Lance tardó más de lo que se esperaba. Lance le dijo que la tecladísta de la banda de adoración había renunciado. Parece que escuchó decir que uno de los ancianos pensaba que las habilidades de ella no eran muy buenas y que como resultado la calidad de la música era inferior. Lance le preguntó a Brian si él podría intervenir y que tratara de que el anciano se disculpara para que la tecladista regresara a su puesto en la banda de adoración. Ese problema definió para el pastor Brian el resto de la mañana ya que tuvo que hacer llamadas al anciano y a la tecladista. Brian se quitó un peso de encima cuando el anciano tomó responsabilidad por sus comentarios y se ofreció a llamar a la mujer y disculparse por sus comentarios ofensivos. Mientras el anciano estuvo de acuerdo con Brian de que los comentarios que él había hecho no fueron sabios, él le expresó la necesidad de hablar acerca de la calidad de la música en las futuras reuniones de ancianos. Él le dijo a Brian que creía de todas maneras que la música debería de mejorar “si es que esta iglesia quiere alcanzar ‘buscadores’.” Brian estuvo de acuerdo que llevaría el asunto a la reunión de ancianos, pero le pidió a este anciano que tratara de arreglar las cosas a corto plazo. Cuando Brian colgó el teléfono sintió que había esquivado una bala que podría haber hecho mucho daño.
Al medio día, Brian tenía una cita para almorzar con Pete, uno de los hombres que estaba tratando de reclutar para liderar el ministerio de grupos pequeños de la iglesia. Se deberían de reunir al medio día en un restaurante local, pero el hombre estaba atrasado por veinte minutos, una tardanza que Brian no se podía dar el lujo. El almuerzo duró poco más de una hora, y la decisión seguía incierta. El líder laico estaba indeciso de tomar un papel administrativo. Dijo que no quería estar empantanado llevando detalles y no poder liderar un grupo él mismo. Brain al menos quedó animado de que Pete oraría sobre tomar la posición y que le hablaría de su decisión después del servicio del domingo.
Eran casi las dos para cuando Brian regresó a su oficina. El había reservado de la 1 a las 3 para trabajar en su sermón. Después había planeado empezar a prepararse para la reunión de ancianos que era el miércoles después de la reunión de oración y estudio bíblico de los ancianos de la tercera edad. Esta iba a ser una reunión importantísima sobre el problema de presupuesto que la iglesia enfrenta desde la construcción del nuevo agregado. Costos imprevistos hicieron que el proyecto fuera más caro de lo estimado, así que habría que hacer un ajuste del presupuesto para poder mantener la iglesia “en negro”. Brian todavía debía revisar el material que le envió el director de la junta de ancianos y revisar los estados financieros del tesorero de la iglesia. Justo en el momento en que Brian iba a empezar la preparación del sermón, sonó el teléfono. Era el director de la junta de ancianos. Quería revisar con Brian los planes para la reunión y además quería preguntarle a Brian “si él había visto el material que él había dejado en su buzón.” Brian no le dijo que no había tenido oportunidad de verlo en detalle. En lugar de eso le dijo que “sí” los había visto. Cuarenta minutos después, la reunión por teléfono había terminado y Brian regresó a la preparación de su sermón. Pero ahora sólo podía pensar en la reunión, así que decidió revisar el material en detalle. Hasta ahí llegó la preparación del sermón. Tendrá que esperar hasta el martes.
Se había hecho bien tarde. Los ancianos estaban en desacuerdo de cómo se debían manejar de los asuntos financieros. Unos estaban increíblemente disgustados de que el comité pro construcción no hubiera hecho un cálculo más preciso del costo del proyecto. Otros pensaban que tener que asumir una mayor deuda aún era una opción inaceptable. Brian trató de persuadir a los ancianos de que era necesario ir a la congregación y pedir una ofrenda especial para ayudar a cubrir los costos. Mucha gente prometería ayudar aliviar la crisis. Un anciano con bastante poder discutía acerca de que la iglesia simplemente debería sacar una hipoteca mayor y tener fe que la colecta de cada mes cubriría ese gasto adicional. Finalmente, por medio de una decisión dividida y en contra de los deseos del pastor, los ancianos decidieron implementar un corte del 20 por ciento en las áreas de presupuesto discrecional. Brian regresó a casa frustrado porque sabía el desánimo que sería para toda la gente laica que trabajaba en muchos programas de la iglesia.
Eran las 11:38 PM cuando finalmente Brian puso la cabeza en la almohada. Pero el poder dormir llegó mucho después. Por treinta minutos estuvo acostado recapitulando el día a su esposa y compartiendo las tensiones de la reunión. Mientras hablaban, contempló hacer su currículo y enviarlo a otra iglesia. Él estaba desilusionado. Pensó que pasaría su tiempo desarrollando sermones, enseñando la Palabra de Dios, y equipando a laicos a hacer el trabajo del ministerio. Pero en vez de eso, su ministerio se parecía más al papel de un ejecutivo o administrador que el de un pastor-maestro.
Brian y su esposa decidieron mantenerse firmes. Después de todo, no es fácil mudar a una familia una vez que esta se ha adaptado, y de todas formas, otra iglesia no necesariamente sería diferente. Como una manera para sobrevivir, Brian decidió leer libros sobre administración y liderazgo. Asistió a un par de seminarios