Roja esfera ardiente. Peter Linebaugh
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[14] J. Quinn, Soul on Fire: A Life of Thomas Russell, Dublín, 2002.
[15] D. Carroll, The Man from God Knows Where: Thomas Russell, 1767-1803, Dublín, 1995.
[16] F. J. Bigger, William Orr, the Northern Leaders of ’98 [1906], facsímil de la primera edición, Dublín, Belfast Linenhall Library, 1998, p. 9.
[17] Ibid., p. 21.
[18] K. Whelan, The Tree of Liberty: Radicalism, Catholicism and the Construction of Irish Identity, 1760-1830, Cork, 1996, pp. 3-59.
[19] Ibid.
[20] F. J. Bigger, cit.
[21] A. T. Emmet, Memoir of Thomas Addis Emmet and Robert Emmet, Nueva York, 1915, vol. 2, pp. 13-15.
[22] Ibid., pp. 547-552.
[23] Proclama reimpresa en R. O’Donnell, Robert Emmet, Dublín, 2003, vol. 2, pp. 303-313.
[24] Carta a sir George y lady Beaumont, 1 de octubre de 1803, 402394, MA 1581 (Coleridge) 4, Nueva York, Morgan Library and Museum.
C
SUBSUELO Y CLANDESTINIDAD
6. El Antropoceno y los estadios de la historia
Los historiadores han llamado a esta época la gran transformación, la Revolución industrial, la gran divergencia, la era de las revoluciones democráticas, la era napoleónica, la era de Paine, la era de la revolución. Escriben manteniendo un sentido de continuidad con nuestro tiempo; sus temas son los nuestros; formamos parte de la misma época. A veces sus títulos no expresan el periodo, sino la acción: así «La mecanización toma el mando» o «Haciendo la clase obrera inglesa»[1]. La máquina se aplica a muchas empresas humanas y se usa como metáfora; de igual modo, «hacer» hace referencia tanto a la producción como a la interpretación, o a la base y a la superestructura. La «máquina» sugiere predictibilidad y determinismo; «hacer» sugiere sorpresas y voluntarismo.
En The Prelude (1805), los impactantes versos de Wordsworth sobre la Revolución francesa, cuando «la naturaleza humana parecía renacer», hacen referencia a todo el mundo, y a su remodelación:
[…] el dócil y el idealista
encontraron ambos los ayudantes ansiados,
y material a mano, tan plástico como desearan,
fueron llamados a ejercer su destreza,
¡no en Utopía, en campos soterrados,
ni en alguna isla secreta, de sabe Dios dónde!
sino en el mismísimo mundo, que es el mundo
de todos nosotros, ¡el lugar donde al final
hallamos o no nuestra felicidad![2].
Aplicar el término «idealista» a Despard, descendiente de terratenientes, y el de «dócil» a Catherine, descendiente de esclavos, es aceptar los estereotipos del hombre militar y la mujer auxiliar. Aun así, descubriremos que los versos de Wordsworth describen adecuadamente el proyecto de ambos.
Edward y Catherine Despard conspiraron en el vientre de la bestia del recientemente llamado Reino Unido. La bestia en cuyo vientre se hallaban era imperial, tenía hambre de mundo. Pero el mundo ya estaba devolviendo el golpe. Él, un irlandés, fue ahorcado y decapitado por traidor el 21 de febrero de 1803, y ella, una mujer afroamericana, desapareció en la clandestinidad de los Irlandeses Unidos, en el condado de Kildare. Aunque su conspiración tiene una verdadera importancia para la historia británica, ya que forma la tradición soterrada o ilegal, y aunque él fue un líder destacado de la revolucionaria Sociedad de Irlandeses Unidos, las últimas palabras que salieron de sus labios no expresaron sentimientos de patriotismo irlandés ni de lucha de clases inglesa, sino de solidaridad con los oprimidos en nombre de «la raza humana».
Antropoceno es un término técnico usado en geología que llama la atención sobre un cierto momento en el tiempo, el paso del siglo XVIII al XIX. El término combina una nueva unidad cronológica, cuyos temidos efectos en el siglo XXI incluyen la extinción de especies, acidificación oceánica, desertización y calentamiento planetario. Sabemos por las pruebas glaciológicas que la concentración en la atmósfera de «gases de efecto invernadero», tales como el CO2 o el CH4, comenzó a producirse en 1800. Un grupo de geólogos escribió: «Sugerimos, por lo tanto, que el año 1800 d.C. podría escogerse razonablemente como comienzo del Antropoceno»[3]. Estos cambios empezaron con la Revolución industrial. En algunos aspectos, el término Antropoceno es paralelo, o incluso sinónimo, al anterior, pero mientras que revolución industrial era una expresión de un campo discursivo de progreso más amplio, el Antropoceno presagia la catástrofe.
Desde el punto de vista de la geopolítica, el año 1802 contempló una coyuntura de acontecimientos que incluyó 1) la derrota de una república irlandesa independiente, con la formación del Reino Unido en 1801; 2) la victoria de los ejércitos de esclavos haitianos y la independencia de la república negra en 1804; 3) las disputadas «elecciones negras» de 1800 en Estados Unidos, que dieron lugar a la presidencia de Jefferson y supusieron la «terminación» de la historia india; y 4) una tregua temporal en la rivalidad imperial entre Inglaterra y Francia en 1802-1803[4]. Desde Puerto Príncipe hasta Nápoles, desde Jamestown, Virginia, hasta París, y desde Ciudad del Cabo hasta Seringapatam, todo parecía ser, usando la expresión de Friedrich Engels, «Sturm und Drang»: golpes de Estado, elecciones amañadas, complot aristocratique, conspiraciones, tufillo a metralla, insurrecciones, journées revolucionarias, disturbios, revueltas, revolución. Solo Inglaterra parecía inmune, aparte de Despard.
Dos milenios de mecánica humana habían experimentado un cambio fundamental en 1802, un año antes de la muerte de Despard, con el desarrollo del «motor de fuego», como se llamó al principio al motor de vapor. Su desarrollo en el siglo XVIII ayudó a efectuar la transición de la madera al carbón como fuente de energía. La minería del carbón, la fundición de hierro, y la producción de textiles de algodón y lana en el hilado, el cardado, el peinado, el tejido y el tinte experimentaron una transformación. La fábrica se convirtió en el espacio de producción. Colliers (como se llamaba a los buques de carga), canales, y después ferrocarriles se convirtieron en medios de transporte de granos para alimentar a la población y carbón para alimentar sus motores.
En 1795, se publicó Theory of the Earth [Teoría de la Tierra], de James Hutton. En 1802, Illustrations of the Huttonian Theory of the