Sed de más. John D. Sanderson
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Consiguió que Mentasti mantuviera el compromiso de poder doblarse a sí mismo en Argentina, y así sucedió. En la versión española analizada para este volumen también se utilizó la voz de Rabal, pero con el resto de los actores argentinos y paraguayos doblados a un castellano de España, una atrocidad lingüística aún más grave que de la que se había quejado el actor español, pero que quizá contribuyera a que La sed ganara el premio al mejor largometraje de habla hispana en el Festival de Cine de San Sebastián de 1961.21 Su repercusión comercial, en todo caso, fue poco relevante si se considera la calidad de esta, y solo el paso del tiempo ha permitido valorarla en su justa medida, como se puede observar en la siguiente reseña extraída de una Breve historia del cine argentino (Maranghello, 2005: 164), escrita con el suficiente distanciamiento cronológico para sopesar su impacto:
La conmovedora escena de la inmolación de Francisco Rabal con sus manos atadas al volante, demuestra la inutilidad del heroísmo. El guión es sobrio, adulto y de diálogos parcos, y el vibrante film demuestra la pericia de Demare, quien entiende el cine en función de las vicisitudes externas de los personajes. Además, obtiene interpretaciones de gran calidad en Rabal, Olga Zubarry y Jacinto Herrera.
En España, Suevia Films cedió la distribución nacional de la película a la productora Floralba y no se preocupó en exceso por su suerte, que debería haber sido mejor. Demare no volvería a trabajar para Cesáreo González, pero sí con Roa Bastos, que escribió el guión para la adaptación cinematográfica de una novela de Ángel María de Lera, La boda (1964), producción parcialmente financiada por Emiliano Piedra. Podemos deducir, por tanto, que en el ámbito cultural de ambos lados del Atlántico sí se supo valorar positivamente La sed/Hijo de hombre. Por lo que respecta a Rabal, el eco suscitado por esta interpretación suya en Argentina le llevaría a trabajar seguidamente con uno de los mejores directores de la Historia del cine de aquel país.
1.John Paul Jones (John Farrow, 1959).
2.Entrevista, 16 de marzo de 2012, Madrid.
3.Buenos Aires, 16 de enero de 1960.
4.Jerusalén libertada (La Gerusalemme Liberata, Carlo Ludovico Bragaglia, 1958) será analizada en un capítulo posterior.
5.Santiago de Chile, 29 de enero de 1960.
6.Santiago de Chile, 31 de enero de 1960.
7.Entrevista, 25 de abril de 2012, Alpedrete (Madrid).
8.Seudónimo de José María Carretero Novillo.
9.México D.F., 18 de febrero de 1960.
10.México D.F., 21 de febrero de 1960.
11.M.A., ABC, Madrid, 26 de diciembre de 1963.
12.Río Hondo, 1 de septiembre de 1960.
13.Río Hondo, 7 de septiembre de 1960.
14.Río Hondo, 26 de septiembre de 1960.
15.Río Hondo, 29 de septiembre de 1960.
16.Correo de la tarde, Buenos Aires, 12 de septiembre de 1960.
17.Río Hondo, 1 de octubre de 1960.
18.Río Hondo, 10 de octubre de 1960.
19.Río Hondo, 16 de octubre de 1960.
20.Buenos Aires, 4 de noviembre de 1960.
21.Olga Zubarry también ganó el premio a la mejor actriz en el mismo festival.
Capítulo 4
TORRE NILSSON
La mano en la trampa (1961)
Setenta veces siete (1962)
Rabal se encontraba en Buenos Aires, a punto de partir hacia Río Hondo, cuando conoció a la joven actriz Graciela Borges, que acababa de rodar Fin de fiesta (1960) con el director Leopoldo Torre Nilsson, quien inauguraba con esta película su productora, Ángel; la llamó así en honor a su película La casa del ángel (1957), basada en la primera novela de Beatriz Guido, su futura esposa y cimiento fundamental para su creatividad. Borges puso a Rabal en contacto con Torre Nilsson, quien le entregó un ejemplar de la nueva novela corta de Guido, La mano en la trampa, en la que basaría su siguiente proyecto. Rabal se la leyó de un tirón, antes incluso de que empezara el rodaje de La sed, y manifestó a su esposa su entusiasmo, aunque con ciertas reticencias hacia el hipotético papel que le tocaría en suerte: «Ya he leído el cuento de donde sacarán el guión y me ha gustado mucho. Solamente que mi personaje no es muy simpático y ni muy de mi edad, pero de todos modos, el asunto es muy bueno».1
Por mera coincidencia, Torre Nilsson estaba indirectamente vinculado con España por su película Graciela (1956), adaptación cinematográfica al contexto bonaerense de la novela Nada, escrita por Carmen Laforet, que años después se convertiría en consuegra de Francisco Rabal al casarse su hijo Benito con Silvia Cerezales, hija de la escritora. Esta película había supuesto el primer reconocimiento público a Torre Nilsson una vez depuesto el presidente Juan Domingo Perón: el Instituto Nacional de Cinematografía argentino le concedió el premio al mejor director.
La actriz que encarnaba al personaje protagonista marcaría tendencia en el cine argentino, según Martín (1980: 26):
Desde Graciela, con Elsa Daniel al frente, seguida de cerca por Gilda Lousek y Graciela Borges, surge en nuestro cine una nueva «ingenua», sugestiva, sensual, con cierto toque de perversión y erotismo, que se extenderá hasta principios de la década del ’60, en que la niña de formas apenas insinuadas pasa a convertirse en