El camino del duelo. 2ª ed. Xavier Munoz
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1.- Es absolutamente normal lo que sientes y te sucede en estos momentos.
2.- Existe un proceso lógico, unas “etapas” por las que vas a pasar. Éstas no son ni fijas ni inevitables, dado que el camino del duelo es algo muy personal e intransferible. Cada persona evoluciona a su ritmo, sin que pueda hacerse comparación ni valoración alguna entre quienes están transitando por semejante “viaje”. Pero sí pueden darte una idea aproximada acerca del momento en el que te encuentras.
3.- Aunque hoy pueda parecerte del todo imposible y, quizás, incluso insultante, es necesario que sepas que un día encontrarás la paz otra vez acomodada en tu interior. Es verdad, nada volverá a ser lo mismo, y en esto llevas toda la razón pero, a la larga, y después de mucho trabajo y sufrimiento, tu crecimiento personal te llevará al equilibrio. Vas a convertirte en alguien con unos valores que, hoy, pueden resultarte del todo inimaginables. Pero es lo que espera al final del camino que acabas de empezar, si perseveras. Te lo aseguro. Puedes convertirte en una expresión viva de la belleza de tu ser querido.
4.- En el caso de que no puedas llevarlo solo/a, debes saber que existen centros y grupos de ayuda especializados, donde hallarás el apoyo y soporte que precises. Úsalos sin dudar ni un instante. Ellos sí saben por lo que estás pasando, “hablan tu mismo idioma”, comprenden sin juzgar y serán un punto de referencia de valor incalculable.
5.- Ahora no es el momento de heroicidades ni grandes decisiones, necesitas tiempo. Tiempo para sentir, tiempo para llorar, tiempo para el silencio, tiempo para preguntas, tiempo para reflexionar, tiempo para... Date tanto tiempo como necesites y no tomes ninguna decisión importante en estos momentos. Para nada te estoy diciendo aquella típica frase de que “el tiempo lo cura todo”, porque no sé quien la inventó, pero lo que te puedo asegurar es que en su vida había pasado por una pérdida.
El tiempo NO cura nada, va a ser lo que hagas con ese tiempo lo que te va a permitir prestar atención a tus heridas. Identificarlas, darles nombre, buscar la cura, aplicarla y saber que le das su tiempo para que dé los resultados deseados. Y si se infecta, porque suele ocurrir, volver a ello tantas veces como haga falta, pues el único objetivo es llegar a su completa sanación, con cicatriz incluida, pero sin que por ello quede rastro de dolor. A eso, y no a otra cosa, es a lo que nos referimos cuando hablamos de darnos tiempo. Aprende a respetar y amar tus tiempos.
6.- No reprimas el llanto, ¡llora cuanto te apetezca!, es muy importante aceptar tu dolor y dejarlo salir a flor de piel. Cuando estés sólo/a, deja que las lágrimas lo expresen en la más absoluta intimidad, no las reprimas, no temas, te harán un bien inimaginable. No niegues ningún sentimiento, déjalos aflorar sin miedo, te ayudará a avanzar en tu dolor.
7.- No sufras en absoluto por si algún día puedes llegar a olvidar, eso no va a suceder NUNCA. No olvidamos, transformamos. El dolor poco a poco, muy lentamente, irá dando paso a la gratitud, reconocimiento y orgullo más profundos que puedas imaginar, viviendo e incorporando su “presencia” de forma muy limpia, clara y enriquecedora.
8.- Es importante que no olvides que en estos momentos no hay palabras de consuelo, y muy poca gente va a estar a la altura de lo que precisas, aunque no por falta de interés y buena voluntad por su parte. Nada nos preocupa más que ver sufrir a un ser querido, deseando su recuperación casi de forma milagrosa, y esto lleva a muchos a cometer errores de gran calibre, pero intenta no juzgar, no saben más.
Tu camino va a ser largo, y no siempre vas a encontrarte rodeado/a de personas capaces de entender y saber estar. Por mucho que te amen y deseen estar a tu lado, pocos van a ser con quienes sientas aquel espacio de cálido silencio, tan necesario como difícil de definir y explicar. No se trata de que tengan más o menos calidad, sólo que tu interior precisa de momentos imposibles de describir, y te irá llevando de la mano si le dejas fluir sin juzgar ni juzgarte. Simplemente sigue esas sensaciones internas, respétalas. Lo entenderás más adelante.
9.- Atrévete a pedir respeto a tu círculo más cercano. Vas a ver reacciones de todo tipo, te encontrarás con quienes creen saber lo que necesitas en cada momento, aquellos que, con toda la buena voluntad del mundo, imaginan que conocen tu situación a pies juntillas y, sin previo aviso ni consulta, llaman a tu puerta dispuestos a pasar el día haciéndote compañía. Tu vida se ha desmoronado por completo y necesitas tiempo y espacio para volver a darle forma. Pídeles que respeten tu llanto y tu soledad, si así lo deseas, sin intentar distraerte o animarte, a no ser que se lo pidas explícitamente. Puedes incluso disculparte por anticipado, por todas aquellas posibles salidas de tono provocadas por tu estado de shock; explícales que tal vez no reconozcan algunas de tus reacciones, simplemente porque ya no eres la misma persona…, has muerto junto con el ser que daba sentido a tu vida y vas a necesitar tiempo.
Y por tu parte, si puedes, intenta aprender a dejarte querer por aquellos que están deseando ayudarte, aunque no sepan exactamente cómo. Dales tiempo también y dátelo también a ti.
Te esperan muchísimas preguntas sin respuesta; arrepentimiento por errores cometidos; rabia por todo aquello que hubieras deseado decirle y no dijiste; soledad y desconcierto absoluto, ya no frente al futuro, sino ante la vida misma y el día que acaba de empezar,… Nada va a volver a ser lo que era, y encontrar un pilar donde poder aferrarte, por pequeño que este pueda ser, resulta vital para intentar llevar, o soportar, la lucha interior a la que, sin previo aviso ni autorización por tu parte, te has visto abocado/a. Pero difícilmente des con ello los primeros días, semanas, o incluso meses, puesto que éste sólo existe en tu interior, y va a ser el último lugar donde se te ocurrirá buscar. Pero no te preocupes, nos ocurre a todos/as.
No hay vuelta atrás y nada ni nadie van a cambiar lo sucedido. Tampoco eres el único ser del mundo que se encuentra en esta dantesca situación, no estás solo/a en medio de una humanidad insensible a tu dolor. Sois muchos los que os encontráis en estos precisos momentos hundidos en la más completa desesperación, y resulta importantísimo tomar consciencia de ello, aunque no por esto pierda ningún valor ni vaya a aligerar en lo más mínimo lo que estás viviendo. Pero tomar consciencia de ello resulta de una importancia crucial. Para un momento, reflexiónalo con cariño y, cuando veas que eres capaz de comprenderlo habrás dado un paso de gigante. Imperceptible en estos momentos, pero capaz de marcar una ruta distinta en tu proceso de duelo.
Solos, y sin capacidad ni para pensar, debemos empezar a tomar decisiones cuando todo se nos antoja infinitamente vacío y absurdo. Levantarse o morir, no hay término medio, pero… ¿hacia dónde?, ¿cómo?, ¿por qué a mí?, ¿resistiré?, ¿qué ha ocurrido?, ¿tiene algún sentido?, ¿porqué?, ¿Dónde estás amor?,...
Con estas páginas espero poder ser capaz de ofrecerte ni que sea un pequeño atisbo de luz a la que aferrarte, y puedas encontrar la fuerza que necesitas para seguir adelante.
Aunque hoy se te antoje imposible, al final del camino se encuentra la Luz. Y recuerda algo muy importante, el tiempo NO cura nada, es lo que harás con el tiempo lo que va a poder ayudarte.
“Todos estamos de visita
en este momento y lugar.
Sólo estamos de paso.
Hemos venido a observar,
aprender, crecer, amar
y volver a casa”
-Dicho aborigen australiano-
-CAPÍTULO I-
Primeros días,