Comprendiendo las parábolas de Jesús. Klyne Snodgrass

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Comprendiendo las parábolas de Jesús - Klyne Snodgrass

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como querer saber qué hizo el mercader de perlas después de haber vendido todo lo que tenía y comprar la perla,132 anula la parábola y señala una incomprensión de cómo funcionan las analogías y las parábolas.

      Preste particular atención a la regla del énfasis final. Algunas parábolas tienen material decisivo que se propaga en toda la parábola, como sucede con la del sembrador y los labradores malvados. Incluso en estas parábolas el material más importante está al final. Algunas parábolas son tan breves que no tiene sentido mencionar la regla del énfasis final, aunque es una buena guía que se debe considerar. Para la mayoría de las parábolas, lo que está al final es el claro indicador de la intención. Más adelante se trata cómo esto tiene relación con las inquietudes críticas sobre la autenticidad de las conclusiones de las parábolas.

      Note dónde las enseñanzas de las parábolas se cruzan con la enseñanza de Jesús en otros lugares. Esta regla sumamente importante es simplemente una variación del criterio de atestación múltiple y coherencia, pero ayudará a prevenir errores de interpretación. Si uno no puede validar la enseñanza que supone hay en la parábola de materiales no parabólicos en otros lugares de los evangelios, lo más probable es que esté equivocado.133 Algunos aspectos de la enseñanza de Jesús no aparecen en las parábolas. Ellas no tratan de guardar el sábado, la ley sobre los alimentos, los milagros, los exorcismos, el sufrimiento que los discípulos puedan esperar,134 la cruz (aunque esto se puede observar en la parábola de los labradores malvados), o la resurrección. Las parábolas no muestran la enseñanza de Jesús sobre la venganza, el divorcio, los juramentos, o la fe (por lo menos en forma directa), pero parece que todos los temas que se tratan en las parábolas, en alguna medida, se tratan también en los materiales no parabólicos.

      Determine el propósito teológico y el significado de la parábola. Esto no supone que las parábolas o metáforas se deban reducir a un discurso literal sin que haya pérdidas de contenido cognitivo o fuerza afectiva. Ella supone que la misma enseñanza se puede presentar en diversas formas y especialmente que las parábolas no son el centro de su propia narrativa. Se las narra para enseñar y convencer respecto de otra realidad más importante. Son de referencia, y no sirven si no determinamos a qué aluden, qué enseñan y qué debemos hacer con tal conocimiento. Aunque algunos han tratado de negar que las parábolas son de referencia, otros han tratado de limitar su relevancia teológica, afirmando a veces explícitamente que no podemos hacer teología de las parábolas,135 la cual si se toma de modo absoluto sería una conclusión intolerable. Las parábolas son una forma diferente de argumentos teológicos de las que encontramos en la epístola a los Romanos, pero son de igual relevancia teológica. Sin ellas, seríamos teológicamente faltos. He argüido contra la consideración de las parábolas como imágenes de líneas rectas de realidad teológica. Son reflejos de la realidad, con ángulos de diferentes grados, diseñadas con frecuencia para impresionar, cautivar y provocar una respuesta del oyente. Por ejemplo, la dureza de algunas parábolas de juicio (como Mt 18.34 o 24.51) para algunos es ofensiva y problemática, pero éstas no son descripciones realistas del juicio. Más bien, ellas advierten sobre la realidad y seriedad del juicio. De ningún modo las parábolas de Jesús revelan toda la teología cristiana. Sin la cruz y la resurrección, la teología cristiana no existiría. Sin embargo, las parábolas proveen material para una imagen poderosa y convincente de la enseñanza de Jesús sobre el reino, su comprensión de Dios, y el tipo de vida que se espera de sus discípulos, sea los del siglo primero o los del siglo presente. La teología de estas historias merece nuestra dedicación. Una cosa es preguntar qué significa dada característica en una parábola, como si tuviera que ser alegorizada, pero es muy diferente preguntar qué significan los elementos de la parábola para el narrador. Por ejemplo, el país lejano u otras características en la parábola del hijo pródigo no representan alguna realidad teológica, pero son relevantes para determinar si un elemento tiene importancia teológica. Eso se podrá determinar tanto de la totalidad de la parábola como de la enseñanza de Jesús.

      No propongo una nueva teoría de interpretación de parábolas, pero mi método es diferente al que se emplea en estudios recientes de parábolas. Varios comentarios, de asuntos respecto a los estudios técnicos del Nuevo Testamento, pueden servir para entender el análisis individual de las parábolas a continuación.

      Respecto a la autenticidad de las parábolas, prácticamente todos garantizan que son el fundamento más seguro que tenemos sobre la enseñanza de Jesús.136 De todas maneras, la autenticidad será un asunto en varias parábolas debidas a las suposiciones de algunos respecto de la naturaleza del material de los Evangelios, de la forma de las parábolas, o por desagradarles la teología de ciertas parábolas. Se discutirá donde la autenticidad sea un asunto relevante en una parábola específica. Estoy convencido, sin embargo, que las parábolas son en realidad el lugar más indicado para encontrar la enseñanza de Jesús. Como se indicó anteriormente, la iglesia primitiva casi nunca relató parábolas.137

      Más problemático es el intento de algunos estudiosos de reconstruir simples versiones prístinas de las parábolas que aquellas que los evangelistas preservaron. Sin duda, los evangelistas han organizado su material, lo cual fácilmente observamos en las comparaciones de relatos paralelos. Ellos han dispuesto las parábolas en sus narrativas para lograr efectos teológicos y retóricos. Han editado la redacción para ayudar al lector en la comprensión del propósito de Jesús o para enfatizar la relevancia de su enseñanza. A veces no se ha preservado el contexto original. Lamentablemente, sin embargo, la reconstrucción de las parábolas que ofrecen los eruditos del Nuevo Testamento nunca ha tenido base suficiente para inspirar confianza. Sólo han convencido a unos pocos y nunca han alcanzado suficiente influencia para volverse la base del pensamiento ético o la autoridad para instruir la iglesia o aquellos que procuran entender a Jesús. Estas reconstrucciones no son interpretaciones de parábolas sino escrituras editadas conforme el editor piensa que ellas debían ser desde un principio, y de esta manera las parábolas revelan más sobre los proponentes que las parábolas de Jesús. Las reconstrucciones permiten lograr cualquier conclusión que se desee. Según comenta U. Luz: “¡Es sorprendente lo que se puede conjeturar con un texto de Jesús hipotéticamente reconstruido!”138 Algunos eruditos con muy diversículos puntos de vista han obviado los intentos de reconstrucción y buscan entender la imagen completa que ilustra los Evangelios.139

      Hay varias suposiciones cuestionables detrás de los intentos de reconstrucción:

      • que había una forma “original”,

      • que probablemente se añadieron datos con significado alegórico,

      • que el manejo de material tradicional sigue ciertas “leyes”, de tal forma que el más breve es más prístino, el más detallado es posterior, etc.,

      • que los trazos de estilo de los evangelistas demuestran el origen del material140

      • que las parábolas se pueden leer como reflejos de espejo de los sucesos en las comunidades de los evangelistas, o sea, comunicación indirecta que reflejan la iglesia en vez de comunicación directa de Jesús, yque se pueden desechar el contexto de los evangelistas, y las introducciones, conclusiones e interpretaciones de las parábolas.

      Estas suposiciones requieren algún comentario, pero no es una base válida para reconstruir parábolas. Hay algunas parábolas tan precisas en su contexto (como la de los labradores malvados y la de los dos deudores) que quizás se relataron una vez, pero la mayoría de las parábolas se habrían relatado muchas veces con mínimas variaciones. La idea de reconstruir un original ni siquiera es un objetivo legítimo, y mientras más tomemos en serio la naturaleza de la tradición oral, menos podemos pensar en reconstruir un original. No es útil pensar solo en la reconstrucción de la estructura original,141 porque las mismas suposiciones ilegítimas están en juego, y las

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