Carnaval y fiesta republicana en el Caribe colombiano. Alberto Abello Vives

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Carnaval y fiesta republicana en el Caribe colombiano - Alberto Abello Vives Ciencias Humanas

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de las particularidades de los contextos locales (flora, fauna, economía, política, mitos y ritos), los cuales los nutrieron y los transformaron, aumentando su riqueza y diversidad en cada lugar donde se realizaban. Más adelante, durante el periodo republicano, en las últimas décadas del siglo XIX, esas riqueza y diversidad fueron tributarias, a la manera de fuerzas centrípetas, del Carnaval de Barranquilla, ciudad que crecía con la dinámica de la economía exportadora nacional y las migraciones poblacionales que esta atrajo. Así, el Carnaval no solo fue una fuerza motriz que en su circulación fue configurando una región cultural, sino que se incorporó a la república con sus prácticas festivas resignificadas en la república, al romperse el pacto colonial.

      Es preciso recordar que el carnaval es una expresión mundial de las artes y la cultura, es polisémico y plural. Se trata de una enorme diversidad de eventos festivos, muchos con similitudes entre sí, como aquellos que se realizan en la gran área del Caribe, o mejor conocida como el Gran Caribe, en la que se pueden dibujar redes culturales entre unos y otros, y que son resultado de la interculturalidad que ocurre con las transformaciones ambientales, sociales, económicas y políticas; sin embargo, también presentan diferencias en lo simbólico y en el conjunto de significados que los constituyen.

      Como la de la cultura misma, no es posible reconstruir la trayectoria de las fiestas populares de manera lineal. Como los rizomas, se caracteriza por continuidades y discontinuidades, similitudes y diferencias, implantaciones y trasplantes. Como en la botánica, injertos, esquejes, acodos y migraciones permiten su reproducción con el surgimiento de nuevos brotes. De ahí que en este libro no seguiremos una cronología estricta, se privilegian en cambio las continuidades y discontinuidades de los grandes procesos dentro de la relación festiva entre la población y las autoridades.

      En las trayectorias festivas no existe una regla universal que las rija, como es el caso de los carnavales que se trasladan con las costumbres humanas de un territorio a otro, que son nómadas, irrumpen y se dispersan haciendo difícil seguir su ruta migratoria, que bien puede darse entre continentes, o que se trasladan de una fecha en el calendario a otra distinta, siguiendo la tradición europea de celebrarlos con los anuncios del fin del invierno antes de la Cuaresma. Ambos movimientos ocurren en los carnavales americanos trasplantados en otros contextos caracterizados por diferentes condiciones naturales, sociales e institucionales.

      Para mayor comprensión de la apropiación republicana de la fiesta colonial fue preciso moverse en el tiempo, sin que esto se presente de manera cronológica, y superar el simple espacio territorial de Cartagena. El estudio parte desde esta ciudad, examina la circulación de las fiestas por la provincia, incluyendo la vieja villa de Barranquilla que se transformaría en ciudad en el siglo XIX, y regresa a Cartagena para explicar la incorporación de las fiestas novembrinas a la formación nacional.

      El escrito, resultante final de la investigación, ha sido dividido en tres partes para facilitar su lectura. La primera, describe hechos ocurridos en las afueras de la ciudad amurallada en las vísperas de las festividades de la Virgen de la Candelaria a comienzos de 1808. Es posible encontrar en este caso algunas prácticas y expresiones que se integraron al preludio de la fiesta religiosa, los vasos comunicantes entre la fiesta sacra y la pagana del carnaval, las tensiones entre las autoridades y la población, la resistencia social a prohibiciones y las negociaciones entre pobladores y distintos estamentos de la autoridad acerca de su permisividad y ordenamiento.

      La segunda parte indaga por las rutas culturales migratorias que hicieron posible la aparición y transformación de carnavales en Cartagena de Indias como resultado de la interacción de población de tres continentes. Se organiza bajo la forma de tres travesías que dan cuenta de sus movimientos y contactos interculturales: (a) durante la historia transatlántica del comercio triangular que movió millones de seres humanos esclavizados y sus antecedentes entre Europa, África y América; (b) durante el periodo de la colonización española en el Caribe neogranadino, en el que surgen cabildos de negros, fiestas religiosas, fandangos, bundes y carnavales, y (c) durante el periodo de las revoluciones, entre la colonia y la república, cuando Cartagena de Indias se independizó y apareció la fiesta del Once de Noviembre.

      La tercera parte describe la evolución de esas fiestas a la luz de los cambios de paradigmas de las élites, que inciden en aquellas y que dejan entrever la compleja inserción de la ciudad en la nación colombiana desde el siglo XIX hasta entrado el siglo XXI.

      * Una nota sobre fuentes literarias: a lo largo del presente ensayo el lector se encontrará con citas provenientes de autores del Siglo de Oro español, así como de escritores contemporáneos que han situado parte de su producción literaria en el área del Gran Caribe (Gabriel García Márquez, Roberto Burgos Cantor, Daniel Lemaitre y Alejo Carpentier). El uso que se hace de estas aquí no pretende otorgarles la fuerza demostrativa de una fuente de época, comprensible por el hecho de que muchos de los autores no estuvieron presentes, e incluso, ni siquiera vivían cuando tuvieron lugar los hechos mencionados aquí. Sin embargo, se reconoce que el escritor está inmerso en un medio social que, en efecto, responde a las transformaciones y pervivencias propias de cualquier grupo humano. Por esto, las prácticas festivas y culturales descritas con la elaboración suficiente pueden representar un importante insumo para cualquier investigación. Para profundizar en las virtudes y retos que implica el uso de fuentes literarias como fuente histórica véase Eduardo Posada, La novela como historia (Bogotá: Taurus, 2018), en especial los capítulos 2 y 3.

      1 Los orígenes de los carnavales son imprecisos. Aunque según la visión dominante se remontan a las fiestas griegas y romanas dedicadas a los dioses, hoy empieza a asegurarse la existencia de costumbres previas en la ribera del Nilo, siempre asociadas a la agricultura. Los saturnales, en la Europa antigua, dedicados al dios de la agricultura, derivaron en el concepto latino de carnaval, como periodo previo a la Cuaresma del mundo cristiano. Se ha considerado que en el Caribe y en Cartagena de Indias la celebración del carnaval durante las mismas fechas del europeo fue introducida por los peninsulares. Se trata de una fiesta pagana, aunque con influencia religiosa; un combate entre lo sacro y lo pagano. Durante varios días se celebran festejos, ritos, espectáculos, torneos y juntas, juegos y apuestas. Es el tiempo para el disfraz, la máscara, la música, la danza, la ironía, la risa y la parodia. Da la idea de un mundo por fuera de lo reglado, del Estado y la Iglesia; un mundo dual o un mundo al revés. La costumbre europea de los carnavales, al introducirse en el

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