Notas
1
Mircea Eliade, Histoire des croyances et des idées religieuses, t. 1, ed. Payot, París (edición en castellano: Historia de las creencias religiosas, Ediciones Cristiandad, Madrid, 2004).
2
Calificativo utilizado al menos para hacer referencia a esta región que se extiende a lo largo del Eufrates y hasta la Siria del norte.
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Consultar en este sentido el resto de obras o estudios de S. N. Kramer, From the tablets of Sumer y The Sumerians, así como la excelente obra de Geoffroy Bibby, Dilmoun, la découverte de la plus ancienne civilisation, ed. Calmann-Lévy, 1972, que describe las últimas excavaciones arqueológicas en Mesopotamia. Asimismo, consultar las obras escritas en colaboración con Jean Bottéro, Lorsque les dieux faisaient l’homme e Il était une fois la Mésopotamie, de Éditions Gallimard.
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Pensemos en el famoso Código de Hammurabi (Museo del Louvre). Cabe señalar, además, que en 1803 –es decir, veinte años antes del Précis du système hiéroglyphe de Champollion– Grotefend, un joven alemán de veintiocho años, asentó las bases de las «inscripciones persepolitanas llamadas cuneiformes–, lo que tendría una importancia capital en el plano arqueológico con el descubrimiento de unas 500.000 tablillas de arcilla marcadas con los clavos y punzones que caracterizan esta escritura «cuneiforme».
5
Debe apuntarse también el término Caldea, que se aplica geográficamente a la gran llanura baja (situada muy poco por encima del nivel del mar), donde se unen el Tigris y el Eufrates.
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Herodoto afirmó en su época, con relación a la Caldea que él visitó: «No diré hasta qué altura llegan el sésamo y el mijo, porque sé perfectamente que quienes no han estado en el país de Babilon
Notas
1
Mircea Eliade, Histoire des croyances et des idées religieuses, t. 1, ed. Payot, París (edición en castellano: Historia de las creencias religiosas, Ediciones Cristiandad, Madrid, 2004).
2
Calificativo utilizado al menos para hacer referencia a esta región que se extiende a lo largo del Eufrates y hasta la Siria del norte.
3
Consultar en este sentido el resto de obras o estudios de S. N. Kramer,
4
Pensemos en el famoso
5
Debe apuntarse también el término
6
Herodoto afirmó en su época, con relación a la Caldea que él visitó: «No diré hasta qué altura llegan el sésamo y el mijo, porque sé perfectamente que quienes no han estado en el país de Babilonia no me creerían».
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André Parrot,
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Mircea Eliade,
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Su nombre significa, precisamente, «mar primordial».
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«La abuela que dio a luz a todos los dioses», afirman los textos.
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Lo que no deja de evocar el «androginado primordial divino», compartido por muchas religiones.
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Sin es un «dios-Luna». Está considerado, según algunos textos mesopotámicos, el señor de la corona, el rey de la corona. Así, Hammurabi, famoso por su código, fue calificado como «simiente de la realeza creada por el dios Sin».
13
Según algunas interpretaciones que conciernen a la génesis del ser humano, este habría nacido de su sacrificio.
14
Existen, no obstante, versiones diferentes del génesis de la humanidad (véase más arriba).
15
Existen realmente numerosas representaciones, sobre todo en el templo de Sippara.
16
La divinidad An designaba el Cielo, en el que estaba su residencia. Su templo de Uruk tenía como nombre
17
«En cuanto a Inanna, homologada con la Ishtar acadia, y más tarde con Astarté, gozará de una “actualidad” cultural y mitológica nunca alcanzada posteriormente por otra diosa de Oriente Medio», Mircea Eliade,
18
Debemos subrayar que la luz se propaga y se manifiesta efectivamente siguiendo dos modos complementarios: uno rectilíneo (por efecto corpuscular) y otro ondulatorio (por efecto oscilatorio)… ¡Curiosa coincidencia!
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Veremos más adelante que Atenea era considerada por los griegos diosa de la sabiduría (Pallas Atenea) y diosa de la guerra, que salió armada del cráneo de Zeus.
20
Las siete puertas simbólicas de Abajo se relacionan por analogía con los siete astros de Arriba, al igual que con los siete cielos que se asocian a ellos.
21
Mircea Eliade,
22
El pastor Dumuzi en la versión sumeria antigua.
23
Esta fiesta tenía lugar durante los doce primeros días del mes de Nisan. Al principio se desarrollaba una «etapa de expiación» para el rey, que simbolizaba la cautividad de Marduk. En el santuario, el sumo sacerdote retiraba al rey sus emblemas de soberanía: el cetro, el anillo, la cimitarra y la corona, y luego le golpeaba en la cara como signo de humillación. La etapa siguiente marcaba la liberación de Marduk, y luego tenían lugar los combates rituales, así como