Sanación de los chakras y conciencia del karma. Swami Keith S.

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Sanación de los chakras y conciencia del karma - Swami Keith S.

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de energía en el ambiente externo. De esta manera se aísla para poder ser estudiado. Este aspecto, (que es un elemento esencial de la identidad personal), puede ser comprendido utilizando la metáfora de mirar en lugar de distinguir. Al mirar, no se enfoca algo en particular, pero al distinguir, aquello que se observa es llevado a un contexto donde puede ser comparado y estudiado. El manas no mira sino que distingue, poniendo énfasis en algo dentro de su campo de visión, de modo que puede ser separado de su ambiente.

      Buddhi

      El buddhi es el aspecto de la mente que analiza y compara un objeto, un ser y/o un campo de energía que ha sido separado del ambiente por el cual ya es conocido. Aunque los objetos, los seres o los campos de energía pueden variar o cambiar, el buddhi permanece constante. De hecho, es la consistencia del buddhi lo que le permite colocar el objeto de estudio dentro de un contexto específico, de modo que el chitta pueda atribuirle un valor particular.

      Chitta

      Es el chitta el que le atribuye un valor a aquello que ha sido aislado por el manas y analizado por el buddhi. El valor depende de la condición y del carácter del ser humano que emerge a través de estos aspectos. Al apegarnos a la mente individual y al ego, el valor de algo estará basado en el reflejo deseo-aversión y será evaluado por su mayor o menor influencia en el bienestar físico o psíquico. Cuando elegimos la vida interior y hemos comenzado a fortalecer las demarcaciones y a soltar el equipaje kármico, el valor dependerá de la mayor o menor intervención en el flujo del prana o de la medida en que enriquezca nuestra relación con el Yo.

      Ahamkara

      El ahamkara es el responsable de tomar las decisiones. Éste clasifica la información que recibe de los otros aspectos de la mente y la utiliza para crear y/o apoyar la opinión de otra persona con respecto a sí misma y a sus relaciones. Aquello que recibe y acepta como válido y relevante no sólo se añade a lo que aceptamos como conocimiento, sino que confirma de manera empírica lo que conocemos de nosotros mismos.

      Cuando la información apoya a la mente individual y al ego, se confirma lo que la mente individual y el ego han estado proclamando todo el tiempo: que somos, de hecho, individuos y que estamos motivados por la supervivencia y la necesidad de alcanzar un estado de bienestar psíquico. Cuando la decisión apoya alYo, se confirma nuestra inherente divinidad y nuestra unión previa con el Yo.

      Capítulo tres

      Permite que la entrada de tus sustanciosas llamas anime al perezoso corazón; y que el fuego abrasador de la sagrada inspiración me ilumine.

      —San Anselmo.

      Hablemos un poco de la energía

      Siempre que hablemos delYo y del equipaje kármico que limita nuestro acceso a la placidez, a la alegría, a la intimidad y al placer que emergen de él, debemos distinguir entre la energía calificada, la cual provoca un apego al ambiente externo y a la mente individual y al ego, y la energía descalificada, que no posee cualidades y que facilita la unión con el Yo. Primero haremos estas distinciones y, después, aprenderás a respirar yogísticamente, lo cual incrementará el flujo de la energía descalificada a través de tu sistema de energía. Después de eso, aprenderás una técnica confiable para activar la parte posterior del chakra de tu corazón. Primero se activa la parte posterior del chakra porque es masculino y más estable que la parte frontal que es femenina.

      Una vez que has activado la parte posterior del chakra de tu corazón, aprenderás a centrarte en ella de manera que tu conciencia emerja desde las mentes superior e inferior, y no desde la mente individual y el ego.

      Los herméticos nos enseñan que: “La mente es el todo; el universo es mental”. Esto significa que, en el nivel superior, todo se encuentra unificado en una singularidad llamada conciencia universal (el atman o el Yo). Sin embargo, tan pronto como el tiempoespacio ha emergido a través de los tattvas (pasos de la evolución) y el universo fenoménico ha comenzado a evolucionar desde la conciencia universal, se expande la energía descalificada para llenar todo espacio disponible, el cual ha seguido expandiéndose junto con ésta. Esta expansión (a la cual llamamos evolución) y la relación de la conciencia universal (que es estática) con la energía descalificada (que es dinámica) se encuentra representada en el yoga y en el tantra por la eterna danza de Shiva y Shakti.

      Ésta es la eterna danza entre Shiva y Shakti, es decir, entre la conciencia y la energía. La energía, en sus diversas formas, se conoce como shakti, prakr iti, prana, aprana y el kundalinishakti, que funciona como base de los universos físico y no físico.

      En realidad, sin la interacción de la conciencia universal (Shiva) y la energía dinámica (Shakti) no existiría el universo fenoménico, no existirían los seres vivos que posean órganos de percepción para estar conscientes de ello, no existiría un espíritu con el cual entrar en comunión, no existiría una inteligencia para estar conscientes de ello ni un alma para interactuar con éste.

      Después de emerger de la conciencia universal, Shakti, en forma de energía dinámica y creativa, o Prakriti (la forma esencial del prana) comenzaron a actuar como la fuerza motriz de la evolución, como el movimiento hacia la diversidad. En el futuro, Shakti se convertirá en la fuerza motriz para la involución, el movimiento hacia la unión con la conciencia universal.

      Prana, en sánscrito, significa “energía absoluta” (la fuerza vital). Esta fuerza vital actúa como un pegamento cósmico. Es irradiado por la conciencia universal —el Yo— y fluye hacia el interior de cada mundo y de cada dimensión, llenando todo espacio disponible, conectando todo en todas las dimensiones. Todo lo que existe emerge desde el prana, al que le debe su existencia, pues éste lo sustenta y le proporciona un medio para que pueda moverse y expresarse a sí mismo.

      Los tattvas

      La energía descalificada, aunque es un elemento esencial de la conciencia, emerge como una fuerza aparentemente separada a través de los tattvas. Si bien el yoga nos enseña que existen 36 tattvas (pasos de la evolución) responsables de la increíble diversidad del universo fenoménico tanto en el plano sutil como en el plano físico-material, sólo cuatro serán de interés particular para nosotros en este momento.

      El primer tattva era la palabra original tal como existía dentro de la conciencia del atman.A partir de esto, surgieron el perusha y el prakriti. Perusha era “la conciencia primordial” y el prakriti,“la fuente primordial del poder (energía descalificada) o prana”. El siguiente tattva, que resulta de la unión de éstos, es el mahatattva. Fue en esta etapa donde el perfecto equilibrio en el universo primordial (no físico) se vio interrumpido y la evolución, tal como la conocemos, dio comienzo. Al empezar el mahatattva, el prakriti dio inicio al proceso de la evolución, primero en los planos superior e inferior de la conciencia, de la energía y de la materia sutil, y después en el plano físico-material. Fue a partir de esta fuerza dinámica primordial que emergió la energía descalificada, tal como se conoce hoy (incluyendo el kundalinishakti o el prana en sus diversas formas, y el aprana). Fue también mediante de esta fuerza primordial que la alegría se internó en el microcosmos y a través de la alegría, la intimidad, el amor humano y el placer.

      La estructura y función de la energía descalificada

      La energía descalificada no puede ser medida ni sopesada por medios convencionales. No puede ser observada a simple vista ni puede ser descubierta a través de ningún instrumento que aumente la visión humana. No puede ser oída, sentida, olida ni paladeada. Hasta ahora, ha resistido tanto a la detección por medio de los instrumentos científicos como a la conciencia de la mente racional. Sin embargo, de alguna manera, su existencia ya ha sido sugerida por la ciencia, primero a mediados del siglo XIX por George Riemann,

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