La traición en la historia de España. Bruno Padín Portela

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La traición en la historia de España - Bruno Padín Portela Universitaria

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a la hora de reconstruir los hechos en una época histórica dada, el problema se incrementará notoriamente en este momento, ya que, a excepción de la Crónica de 754, escrita apenas cuarenta años después de la invasión, el resto de fuentes de las que disponemos para reconstruir el final del reino visigodo, la conquista y los primeros tiempos de la dominación musulmana son posteriores al menos en un siglo y medio o dos[30]. La confusión que rodea todo lo sucedido en aquel año favorece, pues, la mitificación de los hechos con el objetivo de elaborar un pasado nacional glorioso o, al menos, heroico[31]. En esta ocasión surge también la pregunta acerca de cuál de los reyes debió de estar implicado en la afrenta. Lo cierto es que la leyenda de la violación de la hija y la venganza del padre ultrajado aparecen lejos de la Península, en Egipto en el siglo IX, donde Ibn Abd al-Hakam, parcamente, dice: «Rodrigo la dejó encin­ta»[32]. El resto de narraciones de la conquista se inspirarán, lógicamente, en él.

      Pero más allá de fuentes musulmanas, crónicas cristianas o autores modernos, sería interesante realizar una digresión que relacionase la conducta libidinosa de Rodrigo con la visión del sexo en el marco religioso de la época, y hacerlo, además, en base a una de las obras fundamentales del siglo VII, como son las Etimologías de Isidoro de Sevilla. Defendía el polígrafo hispalense una concepción sexual negativa y más bien restrictiva, que debía, en consonancia con la moral cristiana imperante, situarse siempre dentro de los cauces que establecía la misma. Dentro de este esquema la sexualidad se entendía desde un punto de vista conyugal con fines exclusivamente reproductores, siendo el contacto sexual derivado de estas obligaciones maritales el único legítimo dentro de la cosmovisión cristiana.

      El deseo sexual, ajeno al arquetipo cristiano de conducta y muestra innegable de la fragilidad humana, conduciría a la lujuria y lascivia, lo que, a su vez, provocaría, en último término, la ruina moral. En esta ocasión dicha ruina, causada por el desenfreno sexual de Rodrigo, que le hace perder el control, habría llevado a la desintegración del reino godo. Se encuadra esta idea, asimismo, dentro del modelo bíblico según el cual, si hubo pecado, tiene que haber castigo. La visión sexual isidoriana encierra, en definitiva, una idea que lleva asociada indefectiblemente la lujuria y la lascivia como antesala de la generación de pecados y delitos, los mismos que había cometido Rodrigo (ejemplo de mal rey) al haber, supuestamente, violado a la hija del conde Julián, y, en consecuencia, despeñado al reino godo por la senda del mal y la desaparición final.

      LA TRAICIÓN EN LA BATALLA

      La segunda de las traiciones que condujeron a la «pérdida de España» se situaría en el mismo campo de batalla. No existe acuerdo sobre la interpretación de lo que sucedió, pero en lo que parece no haber duda es en que se produjo una defección de una parte de la hueste real de Rodrigo en medio de la batalla comúnmente llamada del Guadalete, lo que provocó un desequilibrio de fuerzas que fue aprovechado en última instancia por el ejército musulmán para derrotar al godo.

      Se refiere el jesuita a la traición en los siguientes términos:

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