Historia de una desobediencia. Aborto y feminismo. Creusa Muñoz

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teatral, de producción colectiva, ¿Qué has hecho por mí últimamente? Asimismo, una multitud a paso ligero y con el impulso de una borrasca atravesó de punta a punta la ciudad para desembocar en la Quinta Avenida al grito desafiante de “¡Salgan de sus casas! ¡Salgan de las tiendas¡ ¡Levántense mujeres y a unirse todas! (43) Frente a la algarada hubo, claro, rostros espantados y boquiabiertos de personas que prolijamente correctas salían de compras. Entre los pocos que se opusieron aparecieron algunos varones que levantaban carteles que decían: “Mamá, gracias por no haberme arrojado al retrete”. A ellos, las mujeres les rebatían: “Chovinistas, tengan cuidado: el cerdo de hoy es tocino mañana”. (44) Merece resaltarse que una escritora argentina presenció esta marcha vibrante: María Rosa Oliver. Detallaba lo presenciado de esta forma: “Vi una movilización feminista que marchaba por las calles de esa ciudad cosmopolita y hacía gala de un inmenso cartel con el lema “quinientos dólares el aborto equivale a su prohibición”. (45) En efecto, ese era el precio tentativo de un aborto en una clínica privada. A veces hasta llegaba a los mil dólares. Además, circulaba un dato revelador: dentro de la comunidad portorriqueña, en el barrio de Harlem, aumentaba el número de muertes por abortos baratos, en condiciones sanitarias deficitarias. (46)

      Apenas unos meses después de la concentración, la Legislatura de Nueva York votó la enmienda a las leyes sobre aborto que entraría en aplicación tres meses más tarde. Justamente, el 1 de julio de 1970 se sancionó una legislación que permitía la interrupción del embarazo siempre que la efectuase un médico antes de las 24 semanas. Pese a todos los avances, la Campaña Femenina por el Aborto (CFA) exigía la fijación de topes para los abortos. Proponían además un rally de educación sexual, clases preparatorias para médicos por abortistas expertos; el funcionamiento de un comité de reclamo; un consejo de investigaciones sanitarias y clínicas de abortos gratuitos.

      CHICAGO Y BOSTON EN LA MISMA LUCHA

      Ahora bien: a 1580 kilómetros de distancia de Chicago, en línea recta hacia el Este, se encuentra Boston. También allí, en 1969, un grupo de feministas se reunió en un taller para discutir el tema “La mujer y su cuerpo”. Este encuentro se llevó a cabo en la universidad Emmanuel, y fue el primero en reunir a mujeres para hablar sobre sus especificidades. Y de tanto dialogar dentro y fuera de la conferencia, estas pioneras descubrieron lo mucho que sabían en relación con sus cuerpos. Las discusiones que se generaron en la conferencia resultaron por demás estimulantes y provocativas. Luego de los talleres, ellas decidieron escribir una serie de panfletos, recoger la información que tenían y el conocimiento que habían adquirido y ponerlo a disposición de sus pares. El objetivo estaba en crear un modelo en el que las mujeres se apoyasen unas a otras en el proceso de aprender sobre ellas mismas y se comunicaran con sus médicos para mejorar los servicios de salud. Así fue que antes del cierre de ese evento inaugural, un grupo decidió proseguir la discusión. Al principio se hacían conocer como “el grupo médico”. Todas habían pasado por angustias similares provocadas por el sistema de salud que, con actitudes paternalistas, sentenciosas y nada informativas, ejercían su

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