Atrapada al atardecer. C. C. Hunter
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Читать онлайн книгу Atrapada al atardecer - C. C. Hunter страница 7
—Para acceder a ti —respondió Holiday.
—Pero parecían tan auténticos —Kylie recordó—. No. No pueden ser impostores. Yo… he visto a los ángeles de la muerte. Me han enviado un mensaje.
—Oh, mierda —dijo Della, y ella y Miranda dieron un paso atrás. Aunque Lucas pareció no inmutarse, abrieron los ojos de golpe. Según la leyenda, los ángeles de la muerte estaban llamados a castigar a las especies no humanas para mantenerlas a raya. Todo ser sobrenatural que se preciase de serlo conocía a un amigo de un amigo que se había portado mal y que luego había sido achicharrado por un ángel de la muerte vengativo.
Aunque Kylie había sentido el enorme poder de estos ángeles, no estaba segura de que su reputación siniestra no fuera exagerada, aunque no es que estuviera ansiosa por comprobar la teoría. Sin embargo, teniendo en cuenta todos los errores que había cometido y que no había sido reducida a cenizas por ello, era escéptica al respecto.
—¿Qué mensaje? —preguntó Holiday con un tono libre de todo recelo. La directora del campamento, que también podía hablar con fantasmas, era una de las pocas personas que no temían a los ángeles de la muerte.
—Sombras… en la pared del comedor, entonces…
—¿Cuando estábamos ahí dentro? —la interrumpió Della—. Y ¿no nos lo has dicho?
Kylie ignoró a Della.
—He escuchado una voz en mi cabeza que me decía que fuera en busca de mi destino. ¿Por qué recibiría ese mensaje si no fueran mis abuelos?
—Buena pregunta —dijo Holiday—. Aunque quizás signifique que esta situación te llevará a la verdad.
—Debería habérnoslo dicho —murmuró Della a Miranda.
Kylie recordó la aparición de Daniel, la urgencia que había notado en su voz a pesar de lo poco que había sido capaz de comunicar. ¿Había malinterpretado completamente lo que le había querido decir? ¿Había venido para avisarla de que aquellos no eran sus padres adoptivos? La duda estaba sembrada, y ya no sabía qué creer.
Kylie respiró profundamente, y otra preocupación se deslizó hasta su banco de problemas.
—¿Se pondrá bien el detective?
—No lo sé. —Holiday frunció el ceño—. Burnett me ha dicho que Derek está con él en el hospital, mientras sigue investigando la escena del crimen.
La preocupación por Derek le oprimía el pecho. Sacó el teléfono de la funda y marcó su número.
No obtuvo respuesta, y no supo si era porque no podía contestar o porque había vuelto a evitar hablar con ella, a expulsarla de su vida.
¡Hombres!
¿Por qué los chicos no paraban de decir que las chicas eran tan complicadas, tan difíciles de entender, cuando ella no había conocido a un solo chico que no la hubiera confundido hasta hacerla gritar?
***
Mientras los demás se perdían en conversaciones, Kylie se escabulló y fue a sentarse bajo su árbol favorito. Abrió el sobre y pasó despacio las fotografías, prestando atención a todos los pequeños detalles de Daniel. La forma en que sus ojos azules se iluminaban al sonreír, la manera en que las puntas del pelo se le rizaban un poco cuando lo llevaba largo. Vio tanto de ella en él que su corazón se aceleró, dolorido por extrañarlo.
Cuando llegó a la foto en la que aparecía junto a su madre, Kylie no pudo evitar sonreír al ver que Daniel sonreía a su madre, y que ella lo miraba a él. Amor. Una parte de Kylie quería llamar a su madre en ese instante y preguntarle por la foto, pero teniendo en cuenta lo que Holiday y los otros pensaban, sería mejor quedarse callada. Con suerte, no por mucho tiempo.
—Hola.
La voz de Lucas llamó su atención, y Kylie sonrió.
—Hola.
—¿Te importa que te haga compañía?
—Compartiré mi árbol contigo. —Se apartó hacia un lado para hacerle sitio.
Él se dejó caer a su lado y le estudió la cara. Su hombro, tan cálido, rozó el suyo, y ella saboreó lo cerca que estaba de él.
—Pareces feliz y triste, y confundida. —Le apartó unos cuantos mechones de pelo de la cara.
—Estoy confundida —respondió—. Han sido tan buenos y… ya no sé qué pensar. ¿Cómo podrían tener estas fotos si no fueran los Brighten?
—Podrían haberlas robado.
Sus palabras le hicieron daño, sin embargo Kylie sabía que tenía razón. Pero, ¿por qué alguien iría tan lejos para convencerla de que eran los padres de Daniel? ¿Qué podrían ganar con ello?
Lucas bajó la vista hacia las fotos que ella seguía sujetando.
—¿Puedo verlas?
Asintió y le pasó el montón de fotos.
Él las fue pasando lentamente.
—Debe de resultar extraño mirar a la cara de alguien al que te pareces mucho y no conocerlo.
Kylie levantó la mirada hacia Lucas.
—Pero yo sí lo conozco.
—Quiero decir… en persona —contestó Lucas, con las cejas arqueadas. Ella asintió, al comprender su torpeza para entender todo lo relacionado con los fantasmas, aunque deseaba que no le resultara tan difícil.
—Burnett llegará al fondo del asunto. —Lucas bajó la mirada y la posó en su boca. Por un segundo, ella pensó que iba a besarla, pero de repente se enderezó y miró hacia las ramas.
Fredericka salió de los arbustos, refunfuñando.
—La manada te busca.
—Voy enseguida —contestó, con el ceño fruncido. Ella no se movió. Continuó mirándolo fijamente y añadió—: No deberían tener que esperar a su líder.
—He dicho que voy enseguida —gruñó Lucas.
Fredericka se alejó, y Lucas se giró hacia Kylie.
—Lo siento, tengo que irme.
—¿Algo va mal? —preguntó Kylie al ver la preocupación que reflejaban sus ojos.
—Nada de lo que no pueda hacerme cargo —contestó. Le dio un beso rápido en los labios y deslizó las fotos en sus manos.
***
—¿Estarás bien? —le preguntó Holiday a Kylie cuando volvió al porche de la oficina.
Kylie se tiró sobre una de las grandes mecedoras blancas. El calor pegajoso parecía adherirse a su piel.
—Sobreviviré.