Masculinidades, familias y comunidades afectivas. María del Rocío Enríquez Rosas

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Masculinidades, familias y comunidades afectivas - María del Rocío Enríquez Rosas

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como las y los actores sociales principales de la vida y el movimiento de y en las ciudades. Esto comprendió, entre otros aspectos, una recomposición de las clases sociales en el país donde, además de lo ya mencionado, los proyectos de política pública y empresariales acentuaron la división de clases en cuanto al acceso y lugar asignado a la vivienda, la salud, la educación y la diversión de los habitantes del país, privilegiando a las clases medias y altas. iv) Lo cultural: igual que los anteriores ámbitos, este también se distinguió por una serie de contradicciones de desigualdad y de una creatividad e impronta vastas, innovadoras, contestatarias, multidisciplinares y significativas en diferentes grupos y sectores sociales del país. Expresión de lo anterior se encuentra en la propuesta de educación pública integral del aprendizaje, de cuño vasconcelista, centrada, inicialmente, en la enseñanza primaria y posteriormente ampliada a los niveles de secundaria y media superior, la cual se significó por difundir una cultura de nacionalismo revolucionario alentada, entre otros, por Moisés Sáenz, Samuel Ramos, Manuel Puig, Rafael Ramírez, Andrés Molina Enríquez, Manuel Gamio. Como parte importante de esta historia y contexto académico, se encuentra la era moderna de la educación superior, con la creación de la Universidad Nacional Autónoma de México como una de sus instituciones más representativas.

      En cuanto al mundo de las artes, en las plásticas sobresalen creadoras y creadores de la talla de: Frida Kahlo, Diego Rivera, José Clemente Orozco, David Alfaro Siqueiros, Leonora Carrington, Remedios Varo, Nahui Ollin, María Izquierdo, José Luis Cuevas, Manuel Felguérez, Lilia Carrillo, Fernando García Ponce, Vicente Rojo, Alberto Gironella, Teresa y Ana María Pecanins, Juan O’Gorman, Pablo O’Higgins. En lo que toca al cine, la gama también es amplia: Gabriel Figueroa, Emilio Fernández, Julio Bracho, Roberto Gavaldón, Ismael Rodríguez, Luis Buñuel, Cantinflas, Tin Tán, Pedro Infante, Jorge Negrete, Pedro Armendáriz, Resortes, María Félix, Dolores del Río, Blanca Estela Pavón, Marga López, Andrea Palma, Sara García, Tongolele, Ninón Sevilla, Silvia Pinal, Elsa Aguirre, Jacqueline Andere, Ofelia Medina, Isela Vega, Julio Alemán, Jorge Rivero, El Piporro, El Santo, Blue Demon, Julián Soler, entre otros. En la fotografía destacan: Manuel Álvarez Bravo, Luis Márquez Romay, Agustín y Raúl Martínez Solares, Alex Phillips.

      En cuanto a las letras, la gama también es amplia: Alfonso Reyes, Salvador Novo, Carlos Pellicer, Xavier Villaurrutia, Agustín Yáñez, Juan Rulfo, Octavio Paz, Renato Leduc, Efraín Huerta, Jaime Sabines, Jaime Torres Bodet, Carlos Fuentes, José Revueltas, Juan de la Cabada, Jorge Ibargüengoitia, José Emilio Pacheco, Fernando del Paso, José Agustín, Carlos Monsiváis, Guillermo Samperio, José Carlos Becerra, Rosario Castellanos, Elena Garro, Pita Amor, Margo Glantz, Elena Poniatowska.

      Con respecto a la música, las expresiones comprenden varios géneros y sus intérpretes, entre los que destacan: a) aquellos que musicalizaron el proceso de la conformación del nacionalismo revolucionario, como Blas Galindo, Silvestre Revueltas, José Pablo Moncayo, Carlos Chávez; b) las y los que, en contrasentido conservador a las demandas zapatistas contenidas en el Plan de Ayala, exaltaron y reivindicaron la vida rural hacendaria y campesina, con representaciones folclóricas de docilidad light, mediante la creación e interpretación del corrido y canto ranchero, y entre cuyas figuras destacan: Tito Guízar, Lucha Reyes, Pedro Infante, Jorge Negrete, José Alfredo Jiménez, Luis Aguilar, Antonio Aguilar, Javier Solís, Cuco Sánchez, Amalia Mendoza La Tariácuri, Flor Silvestre, Chavela Vargas, Lola Beltrán, Lucha Villa; c) las y los que cantaron y bailaron con sabor a trópico, en salones de sexualidad fichera, al ritmo del danzón, el mambo, el chachachá, como Tongolele, Ninón Sevilla, Rosa Carmina, Meche Barba, Dámaso Pérez Prado, Acerina y su Danzonera, Carlos Campos, Celia Cruz, La Orquesta Aragón, Orquesta de Enrique Jorrín, Lobo y Melón, Mariano Mercerón, la Orquesta de Pablo Beltrán Ruiz; d) las y los que le cantaron, en la simultaneidad sentimental de tríos y requintos del bolero, al amor, la alegría, la ilusión, el desamor, la tristeza, la desilusión, como Agustín Lara, Los Panchos, Los Tres Ases, Los Tres Caballeros, Álvaro Carrillo y Pepe Jara, María Luisa Landín, Amparo Montes, Toña La Negra, Consuelo Velázquez; e) las y los que, entre girones de rebeldía sin causa, irreverencia de identidad y subjetividad juvenil, de la consolidación de lo urbano y la ciudad como espacios contemporáneos de vida, cantaron y bailaron al compás del rocanrol junto al dique meloso de la balada moderna, como lo fueron Enrique Guzmán y Los Teen Tops, Alberto Vázquez, César Costa, Johnny Laboriel, Manolo Muñoz, Los Rebeldes del Rock, Los Locos del Ritmo, Los Hooligans, Angélica María, Julissa, Leda Moreno, Vianey Valdez, Carlos Lico, Armando Manzanero, Roberto Jordán, Leo Dan, Julio Iglesias, Raphael, José José, Los Ángeles Negros, Los Terrícolas, Roberto Carlos.

      Desde este contexto histórico, económico y sociocultural cabe señalar que el mundo de la denominada música popular y romántica va de la mano con el desarrollo de una parte de las industrias culturales, cuyas innovaciones e incorporaciones del orden tecnológico está presente, entre otros ámbitos, en el de la radiofonía, la producción discográfica, el cine y la televisión. En este sentido, y con base en el estudio de De la Peza Álvarez (2001), se puede mencionar lo siguiente: el radio, como una de las primeras industrias culturales y trasmisoras de aquellos géneros musicales que considera como más rentables, en lo económico y sociocultural, tuvo en el bolero uno de los géneros musicales que contribuyeron, a nivel nacional, a la difusión de formas tradicionales de concepciones, prácticas y sensibilidades de las emociones y los sentimientos, entre cientos de hombres y mujeres radioescuchas. Las sintonías de estaciones radiofónicas como XEW, XEQ, XEb, La B grande de México, XERC y El Fonógrafo resultaron ser los canales principales del canto bolerístico con cobertura nacional y significación popular, mediante la sintonía de bandas (más) de amplitud modulada (AM) y (menos) de frecuencia modulada (FM). La experiencia cultural y tecnológica de la radio en la vida cotidiana de mujeres y hombres fue conformando una memoria musical colectiva en la que el bolero ocupó, y ocupa, un lugar importante al contar con un espacio en el que la repetición, la retórica y musicalización (mediante los programas, las complacencias musicales, las entrevistas a los artistas, el relato de sus anécdotas, entre otros aspectos) grabaron en las mentes de los radioescuchas la narrativa, la semántica y las representaciones del amor y desamor hechos bolero.

      De manera simultánea, otra de las industrias culturales como la discográfica proporcionaba, de forma boyante, la reproducción ampliada del capital musical de lo que se ha considerado como uno de los principales, y en otras no tanto, géneros musicales: el bolero. Compañías discográficas como Orfeón, Musart, RCA Victor, Polygram, Warner, EMI, Sony, entre otras, se convirtieron en las principales productoras y distribuidoras del registro y almacenamiento electrónico, atemporal, doméstico y comercializado de la música en su versión grabada. De esta forma, y en interconexión con otras dos de las industrias culturales visuales y sonoras del capitalismo moderno, como el cine y la televisión, permitieron una omnipresencia de la música, principalmente de la denominada popular, allende y aquende de las fronteras familiares, socioculturales, territoriales de miles de personas. La conjugación de lo sonoro, visual y escénico tuvieron en las películas, discos y programación radiofónica, la interconexión de todos los actores sociales (artistas, cantantes, grupos musicales y el público consumidor) mediante la producción, exhibición y comercialización de las películas (con los artistas y cantantes más destacados del momento, como Pedro Infante, Jorge Negrete, Pedro Armendáriz, María Félix, Dolores del Río, Elsa Aguirre; tríos como Los Tres Calavera, Los Panchos, Los Tres Ases; intérpretes como Pedro Vargas, Agustín Lara, Marco Antonio Muñiz, Daniel Riolobos, Carlos Lico); discos (sencillos, álbumes y colecciones), programas de televisión musicales y comedias (Noches Tapatías, La Hora Azul, Domingos Hérdez, La Hora Celanese, El Show Estelar Mennen, El Club del Hogar, Estudio Raleigh, entre otros), programas de radio (Páginas del recuerdo, Siempre bolero, La hora de Pedro Infante, La hora del aficionado, La hora íntima, por citar algunos). Así, la música popular mexicana y extranjera tuvieron en estas industrias culturales un marco vasto para el mercado sentimental, con altos desarrollos tecnológicos y electrónicos, en el que el bolero, entre vicisitudes, mantiene y actualiza su narrativa, semántica, simbolización y representación del amor y desamor en el mundo de las relaciones de pareja.

      EL ABORDAJE METODOLÓGICO

      Con

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