Masculinidades, familias y comunidades afectivas. María del Rocío Enríquez Rosas

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Masculinidades, familias y comunidades afectivas - María del Rocío Enríquez Rosas

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A LA RABIA Y NO PODER SENTIRSE COMO QUISIERAN

      A lo largo de su crianza, los hombres han sido educados para negar las emociones, porque se asocian con debilidad y falta de hombría; así, los esfuerzos y la energía están dirigidos a manejar, controlar los sentimientos y a actuar como si no existieran, y si estos se expresan surge la rabia como posibilidad socialmente aceptada de manifestación.

      Es que la emoción de la tristeza es una emoción de debilidad, y dentro de la sociedad es algo así como una persona débil, y ¿entonces hablar de tristeza es como una debilidad o no?, es preferible hablar de rabia para uno como hombre. Una vaina así como que el hombre no puede sentir tristeza y mejor que sienta la rabia (H1: 23 años, estudiante, trabajador).

      En la expresión de los sentimientos, pareciera ser que la rabia es de los pocos canales o puertas para contactarse con la experiencia y tramitar las tensiones o molestias que surgen, permitiéndosele a los hombres actuar con rabia y resolver desde ahí. Un aspecto a considerar es la condición contradictoria respecto a esta; por un lado, se establece cierta permisividad y, a la vez, se instala una suerte de censura social que la cataloga como emoción “negativa” que conduce a desarrollar un control sobre esta vivencia. Situación que lleva a que las rabias se acumulen en el cuerpo como una especie de olla de presión donde se van depositando las molestias. Este mecanismo aleja de la conciencia la posibilidad de entender la rabia, de entender lo que las origina y luego poder expresarlas sin conflicto.

      A veces también uno se estalla y acumula y acumula y acumula y llegó un día después que yo salí… (silencio y respiración tipo suspiro), no le pegué, porque realmente no le pegué, después de ahí más nunca le pegué, sí le alcé la mano una vez pero fue que lancé una broma y ella, eso, fue cuando me puso preso y que le pegué con una broma y que le salió un hematoma (E7: 23 años, TSU, trabajando).

      Vemos la rabia como una reacción inherente al carácter y a la forma de ser del sujeto, lo cual conduce a establecer una relación tensa y marcada por la incapacidad de contenerse ante las diferentes situaciones del día a día, a pesar de reconocer que en muchos de los casos se trataba de una “tontería” que no ameritaba tales las respuestas.

      Soy muy fuerte de carácter. Hay cosas pequeñitas que yo sé que tienen solución y las pongo grandes y las veo difícil, aunque al final del camino me doy cuenta que lo que está sonando lo solucioné y todo bien, pero a veces no me contengo, me molesto (H8: 25 años, profesional, trabajando).

      Una aproximación para entender la conexión directa con la rabia como emoción central se encuentra en la concepción del hombre como poseedor inmanente de la razón, en contraposición de lo femenino como soporte de lo subjetivo–emocional, relación que conecta con la concepción de lo femenino ligado con la histeria, es decir, a la trama patológica que ubica en la mujer un comportamiento inherentemente biológico y carente de control racional por estar dominadas por el libre fluir de las emociones. Tal condición conlleva a asumir una disposición en lo social y en la conformación de las relaciones donde el hombre, al asociarse y atribuirse tener la razón, procedería con la verdad y, por ende, no puede equivocarse debido a que tal situación se asocia con demostrar debilidad o vulnerabilidad.

      Siento que es natural, normal, equivocarse no, y yo cuando me equivoco siempre creo que tengo la razón, ahí es donde tengo el problema. Yo tengo que reconocer a veces que estoy equivocado, y entonces, este… eso de alguna manera me molesta, entonces recurro a la violencia. Conscientemente sé que la violencia es arma de los que no tienen la razón (E3: 22 años, bachiller, trabajando).

      LA IMPOTENCIA POR NO RESOLVER

      La disposición masculina a enfrentar las dificultades se posiciona en los esquemas de conducta y de respuestas como una suerte de imperativo, que en muchas ocasiones los conduce a no poder encontrar una opción o salida diferente que no sea la rabia. Lo masculino se circunscribe en un orden rígido de respuestas al entorno, marcado por ser un sujeto de acción, en tanto se conduce por un sentido práctico de pensarse y hacer en lo cotidiano, basado en demostrar qué se tiene o posee; se actúa y se responde. Puede distinguirse un mecanismo habitual utilizado por ciertos hombres, caracterizado por no permitirse experimentar emociones cuando están o transitan por el malestar, debido a la presencia inmanente de pensamientos, los cuáles en su mayoría deambulan entre el por qué sucedió, los quizás y qué hacer, condenándolo a deambular en un torbellino.

      Significa mucho en el sentido de que me arrepiento, me pongo a pensar, pienso demasiado que no debí haberlo hecho que ¿por qué lo hice?, que yo creo que eso es la salida, no es la forma, no debió haber sido, que quizás hubiera tomado otro tipo de acción y hubiese sido mejor, e igualito hubiese dado resultado, entonces es eso, implica eso, sentirme mal, sentirme mal. (E4: 26 años, bachiller, cesante).

      El hombre, perseguido por el pensamiento que invade con una cantidad de cosas, posibilidades, nociones, ideas, búsqueda de soluciones, en general cree en el deber de tener todas las soluciones.

      A veces nosotros durábamos hasta dos tres o cuatro días en que ni nos hablábamos. Y yo pensaba cualquier cantidad de cosas y de hecho pensaba cómo hablarle, cómo tratar de solucionar el problema, uno piensa y medita un poco y trata de solucionar el problema (E2: 22 años, TSU, trabajando).

      Junto al deber y la exigencia personal de tener que solucionar las cosas, hallamos su correlato directo que es no fracasar, experiencia que es vivida como una pérdida y, por ende, como señal de no haber sido capaz de cumplir y responder.

      La tristeza puede venir porque me dejó la jevita, y fue una vaina muy loca y fue como la sensación de fracaso, como esa sensación de tristeza que sientes que estás mal porque todo se acabó, y pensaba cómo me voy a enamorar, cómo voy a sentir esas vainas y sentí una gran vergüenza que me haya dejado esa jevita, y que después ande diciendo que yo no sirvo (H3: 22 años, bachiller, trabajador).

      En estos testimonios vemos cómo mostrarse y presentar una imagen positiva ante el mundo es un aspecto compartido en varios relatos. Se expresa la frustración de no presentar una imagen como persona formada y preparada, mediante la evasión de las emociones que colocan en entredicho esa figura. También puede ubicarse en la estabilidad económica la manera de atenuar las emociones fuertes y en la evasión de lo que ocurre, y no es del agrado personal tomar distancia alejándose de lo que genera malestar.

      Si yo estuviera estable monetariamente no hubiera botado tanto dinero, hubiera establecido mi broma, no hubiera sido tan cabeza loca tampoco. Me hubiera ido y me voy, y yo no le paro porque yo soy así, “ojos que no ven corazón que no siente”, claro que me iba a doler cuando me entere de cosas, bueno, pero si no la estoy viendo por qué me va a doler (E8: 25 años, profesional, trabajando).

      Las emociones que emergen comienzan a mermar la identidad masculina, siendo su presencia una señal inequívoca de la pérdida del statu quo, conminando al hombre a no desfallecer, y los recursos más utilizados son la evasión, la minimización y la racionalización, situándose ante esta irrupción desde la convicción de que un hombre no puede echarse a morir, hay que levantar cabeza, salir adelante y hay que ser guapos asociados con la valentía, el que responde ante las adversidades, el que sabe y genera respeto, el que todos quieren llegar a ser.

      Todos quieren y deben ser alegres y guapos, y yo como varón tengo que ser guapo y alegre y ese es el prototipo, el modelo al que debo acercarme. Hay que ser guapo no solo de belleza sino el valiente y que las jevas se derritan por uno (H1: 22 años, estudiante de licenciatura, trabajando).

      EL ESPACIO DONDE SE CUELAN LAS EMOCIONES TUTELADAS

      Sucede que me canso de ser hombre.

      PAbLO NERUDA, “WALKING AROUND”.

      Se

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