Ética promiscua. Dossie Easton

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Ética promiscua - Dossie Easton UHF

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las personas involucradas y están haciendo lo que está en su mano para minimizarlos?

      Por el lado positivo: ¿Es divertido? ¿Qué está aprendiendo todo el mundo de esto? ¿Está ayudando a alguien a desarrollarse? ¿Está ayudando a que el mundo sea un lugar mejor?

      Antes de nada, los putones con ética valoran el consentimiento. Cuando usamos esta palabra —y lo haremos a menudo en todo el libro—, nos referimos a una colaboración activa para el beneficio, bienestar y placer de las personas involucradas. Si se está coaccionando, abusando, chantajeando, manipulando, mintiendo o ignorando a alguien, lo que está sucediendo no es consensuado. Y el sexo que no es consensuado no es ético. Punto.

      Los putones con ética son honestos, consigo mismos y con los demás. Nos reservamos un tiempo para entender nuestras propias emociones y motivaciones y para desenmarañarlas cuando es necesario ver las cosas con más claridad. Luego compartimos esa información abiertamente con quienes la necesitan. Hacemos todo lo posible para que nuestros miedos y timidez no sean un obstáculo para nuestra honestidad; confiamos en que nuestras parejas seguirán respetándonos y amándonos, con todos nuestros defectos.

      Los putones con ética admiten las repercusiones de sus elecciones sexuales. Vemos que a menudo nuestras emociones, nuestra educación y los estándares de nuestra cultura entran en conflicto con nuestros deseos sexuales. Y nos comprometemos conscientemente para ayudarnos personalmente y a nuestras parejas mientras resolvemos esos conflictos de manera honesta y digna.

      No dejamos que nuestras elecciones sexuales tengan un impacto innecesario en quienes no han consentido en participar. Respetamos los sentimientos ajenos, y cuando no tenemos la seguridad de cómo se está sintiendo alguien, lo preguntamos.

      Los putones con ética reconocen la diferencia entre las cosas que pueden y deben controlar, y las cosas que no pueden. Aunque a veces sintamos celos o nos sintamos territoriales, nos hacemos responsables de esos sentimientos, haciendo lo posible para no culpar o controlar, y pedimos el apoyo que necesitamos para sentir seguridad y que nos cuiden.

      No tengas miedo, el resto de este libro trata sobre cómo puedes aprender a ser una persona así de madura y atractiva. Tus autoras están aquí para ayudarte. Escribimos este libro para ayudarte a convertirte en un putón con ética. Estas son algunas de las ideas y convicciones que nos han ayudado a llegar aquí y que podrían ayudarte a ti también.

      Replanteándose el sexo

      ¿Estás teniendo sexo en este mismo momento? Sí, lo estás teniendo, y nosotras también.

      Quizás estés mirando a tu alrededor con perplejidad: todavía tienes la ropa puesta, y quizás estés en un restaurante o en un autobús lleno. ¿Cómo puede ser que estés teniendo sexo?

      Nosotras pensamos que la pregunta sobre cuándo estás teniendo sexo en cierto modo no tiene sentido. La energía sexual impregna todo durante todo el tiempo; lo respiramos con nuestros pulmones y lo emanamos por nuestros poros. Mientras que es bastante fácil determinar si estás realizando o no una determinada actividad sexual en un momento concreto —probablemente, ni tú ni nosotras estamos teniendo relaciones sexuales en este momento—, la idea del sexo como algo separado, como una actividad singular, definible, semejante a conducir un coche, no se sostiene demasiado bien.

      Si quieres, puedes comparar esta idea con la idea de comer. La mayoría de la gente definiría «comer» como la actividad de introducir comida en la boca. Pero los gourmets pueden pasar mucho tiempo saboreando el aroma y apariencia de una comida antes de echarle realmente un bocado, de manera que el olfato y la vista se han hecho parte del acto de comer. Para aquellas personas que se abren a las posibilidades, cada aroma perdido que flota hasta nuestra nariz, la brisa marina con su olor penetrante a ostras y algas, el olor terroso del humo de la madera con su leve reminiscencia al whisky, se convierte en algo parecido a comer. Y nuestros ojos capturan colores y formas —el rojo de las manzanas, el amarillo de las cremosas natillas— mientras nuestros ajetreados cerebros, recordando la maravillosa comida de ayer, está planeando otra para mañana, y el mundo entero se convierte en nuestra comida.

      De manera similar, nosotras pensamos que la energía erótica está en todas partes: en la inspiración profunda que llena nuestros pulmones cuando salimos en una cálida mañana de primavera, en el agua fría derramándose desde las rocas hasta un arroyo, en la creatividad que nos lleva a pintar cuadros, contar historias, componer música, escribir libros, en el tierno cariño que sentimos hacia nuestras amistades y familiares y prole. En los tres cuartos de siglo que ambas sumamos como escritoras y educadoras sexuales, hemos encontrado que cuanto más aprendemos sobre el sexo, menos sabemos cómo definirlo. Así que ahora solo decimos la verdad tal y como la conocemos: el sexo forma parte de todo.

      Ahora mismo estamos escribiendo sobre sexo y tú estás leyendo lo que tenemos que decir sobre él. ¡Estás teniendo sexo con nosotras! ¿Ha estado bien? Para nosotras sin duda que sí.

      Desde un punto de vista más pragmático, hemos tenido largas, intensas conversaciones íntimas que hemos sentido como profundamente sexuales. Y hemos tenido relaciones sexuales que tampoco sentimos como algo terriblemente erótico. Nuestra mejor definición al respecto es que sexo es cualquier actividad que consideran sexo las personas que participan en ella. Para algunas personas, el spanking es sexo. Para otras, ponerse medias y ligueros es sexo. Si tú y quien sea os sentís sexuales cuando coméis helados, eso es sexo en vuestro caso. Mientras que esta manera de entenderlo puede parecer una tontería ahora, es un concepto que será muy útil más adelante cuando hablemos sobre cómo llegar a acuerdos sobre conductas sexuales.

      Negación frente a satisfacción

      La tesis de licenciatura de Dossie se llama El sexo es agradable y el placer es bueno para ti. La idea es tan radical ahora, en el siglo xxi, como lo era en los años setenta, cuando Dossie la escribió.

      Nuestra cultura valora mucho renunciar a cosas, que es algo que está bien cuando hay mucho trabajo por delante. Pero, demasiado a menudo, esas personas que sin tener que disculparse satisfacen su deseo por placer en su tiempo absolutamente libre son vistas como inmaduras, asquerosas o incluso pecadoras. Puesto que todo el mundo tiene deseos, los valores puritanos llevan inevitablemente a odiarse, a odiar nuestros cuerpos y lo que nos excita, y a sentir miedo y culpa por nuestros instintos sexuales.

      Nosotras nos vemos como rodeadas de muertos vivientes: de personas que han sido heridas profundamente por el miedo, la vergüenza y el odio de su dimensión sexual. Nosotras creemos que conectar de manera alegre, libre y sin culpa es la cura para esas heridas; creemos que la sexualidad es vital para el sentimiento de autoestima de las personas, para su sensación de que la vida vale la pena. Nunca hemos encontrado a nadie con una baja autoestima en el momento del orgasmo.

      No necesitas una razón

      Si te acercas a alguien elegido al azar y le planteas que el sexo está bien y el placer es algo bueno para ti, probablemente oirás un montón de resoplidos, razonamientos y varios «ya, pero»: enfermedades de transmisión sexual, embarazos no deseados, violación, el deseo sexual convertido en mercancía, etc. Ninguno de estos «peros» cambia la idea central.

      No hay nada en el mundo, por maravilloso que sea, de lo que no se pueda hacer un mal uso, si uno se empeña: se pueden traicionar las conexiones familiares, el deseo sexual puede manipularse. Incluso se puede abusar del chocolate. El mal uso no cambia lo maravilloso que es ninguna de esas cosas. El peligro está en la motivación de quien hace ese mal uso, no en la naturaleza del objeto.

      Si no existieran las enfermedades de transmisión sexual, si nadie pudiera tener un embarazo a no ser que lo desease, si todo el sexo fuese consensuado y agradable, ¿qué pensaría el mundo entonces? ¿Cómo te sentirías tú? Si miras en

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