Ética promiscua. Dossie Easton

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Ética promiscua - Dossie Easton UHF

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dar.Cuando seas capaz de quererte a ti misma, podrás practicar compartiendo ese amor con otras personas. Probablemente te han enseñado que reserves el lenguaje del amor para cuando sientas una ternura abrumadora únicamente con quienes se han comprometido inmensamente contigo. Quizá te han enseñado que la palabra «amor» significa que estás asumiendo grandes compromisos ¿No sería mejor preguntarnos cómo amar a una persona concreta en lugar de preocuparnos sobre si la amamos o no?Imagínate cómo te sentirías si todas las personas a quienes importas pusieran en práctica decírtelo. Imagínate cómo sería el mundo si nos diésemos el permiso de reconocer, admitir y comunicar todos nuestros sentimientos agradables, de hacer pequeños gestos que puede que no le cambien la vida a nadie ni sean algo apasionado pero que, de todos modos, hagan que la vida valga la pena.

      4. Tipos de putones

      La promiscuidad ética es una casa con muchas habitaciones. Da cobijo a todo el mundo, desde célibes felices a fans de las orgías y mucho más. En este capítulo hablaremos de los muchos tipos de promiscuidad ética que nos han funcionado a nosotras, a las personas que conocemos, y a felices putones a lo largo de la historia. Aunque estas opciones no se adapten a tu caso, esperamos que te den ideas sobre por dónde comenzar tu exploración, o quizás para reafirmarte sabiendo que ahí fuera hay otra gente como tú.

      Pioneros de las relaciones

      Aunque la expresión «putón con ética» es nueva —Dossie la acuñó en 1995—, la práctica no lo es. La aceptación cultural de las relaciones fuera de la monogamia ha sufrido una montaña rusa de altos y bajos desde el reconocimiento a un fuerte rechazo, pero aparte de las opiniones de la Iglesia y el Estado siempre ha habido quienes han encontrado felicidad y desarrollo personal en la apertura sexual.

      culturas antiguas

      Podrías pasarte toda tu vida como antropólogo cultural tratando de describir las innumerables vías mediante las cuales los seres humanos han elegido unirse sexual, romántica y domésticamente: desde las prostitutas del templo de la antigua Babilonia a la poliginia mormona y mucho, mucho más. Así, en lugar de tratar de enumerarlas todas, solo queremos apuntar que los valores culturales dominantes en los Estados Unidos de América del siglo xxi heredados de Europa parecen proceder del Imperio romano y la primera cristiandad, cuando se recomendaba el matrimonio monógamo solo para quienes no fueran capaces del celibato, el estado ideal. Las culturas sin esas influencias han desarrollado toda clase de maneras para que las personas se unan: poliginia (varias esposas), poliandria (varios maridos), matrimonio en grupo, acuerdos en los que el matrimonio es fundamentalmente una relación doméstica de negocios y los escarceos sexuales suceden en otro lugar, sexo ritual en grupo y cualquier otra configuración de corazones y genitales humanos que puedas imaginarte.

      comunidades sexuales utópicas

      La historia está salpicada de experimentos de creación deliberada de utopías sexuales, a menudo con una base filosófica o religiosa. Si sientes curiosidad, lee sobre la comunidad Oneida en el Ohio del siglo xix, Rajneeshpuram en la India a finales de los años sesenta, Oregón en los ochenta, y Kerista en Nueva York, Belice y San Francisco desde los primeros años sesenta hasta los noventa... por nombrar solo unos pocos ejemplos. Esas comunidades son normalmente impulsadas por un líder y pueden decaer cuando este ya no está. De todos modos, sus filosofías perduran, añadiendo nuevas visiones y prácticas a la cultura mayoritaria. Muchas personas que practican el Tantra en Occidente hoy en día, por ejemplo, pueden rastrear el origen de sus prácticas hasta las enseñanzas de Osho, el espíritu guía detrás de Rajneeshpuram.

      artistas y librepensadores

      Es fácil citar artistas y novelistas que han construido sus vidas en torno a la exploración intencionada de las relaciones alternativas. Si tienes curiosidad sobre las maneras en que las relaciones alternativas se desarrollaron en tiempos en los que había incluso menos apoyo del que hay ahora, puedes estudiar sobre el grupo de Bloomsbury en Inglaterra a comienzos del siglo xx, y sobre librepensadores como George Sand, H. G. Wells, Simone de Beauvoir, Alfred Kinsey y Edna St. Vincent Millay. Lo que no podemos saber es cuántos no novelistas estaban construyendo vidas sexualmente abiertas que les funcionaban, porque no hay registro de esas vidas. Nos atrevemos a suponer, de todos modos, que una significativa minoría de personas ha satisfecho siempre sus necesidades mediante relaciones éticas con varias personas a la vez.

      la generación del amor

      Dossie llegó a la mayoría de edad con los conceptos utópicos de los años sesenta, y Janet poco después. Ambas nos vimos muy influidas en nuestra manera de pensar por esos días de exploración radical. Muchos ideales de la época —inconformismo, exploración de estados alterados de la conciencia, igualdad de raza y género, conciencia ecológica, activismo político, apertura respecto a la sexualidad y, sí, la posibilidad de una no monogamia ética y cariñosa— han permeado la cultura mayoritaria. Dudamos mucho de que hubiésemos podido escribir o publicar este libro en los años cincuenta, así que si lo estás leyendo y disfrutando, dale las gracias a la cultura hippie.

      La promiscuidad hoy

      Hay putones de tantas formas y estilos como existen seres humanos: hombres y mujeres en todas las culturas, en todas partes del mundo, de todas las religiones y estilos de vida, ricas y pobres, con formación académica o sin ella.

      La mayoría vivimos en comunidades de personas que no son putones, con contacto solo ocasional o limitado con otras personas que comparten nuestros valores. Algunos grupos organizan reuniones y congresos para mitigar el aislamiento y ampliar los círculos íntimos de sus miembros. Estos congresos son muy importantes para poner esos mundos sexuales clandestinos a la vista de quienes están buscándolos y para construir instituciones visibles que puedan apoyar mejor a sus miembros. Otros putones abandonan la cultura dominante para vivir en comunidades compuestas de personas que comparten sus valores.

      Un putón que viva en la cultura mayoritaria monogamocéntrica en el siglo xxi puede aprender mucho de estudiar otras culturas, otros lugares y otras épocas: no eres la única persona en el mundo que ha intentado esto, sí puede funcionar, otras personas lo han hecho sin resultar dañadas, ni sus amantes, ni su prole, sin hacer, en realidad, otra cosa que disfrutar de sí mismas y mutuamente.

      La discoteca favorita de Dossie en 1970 era un microcultivo excepcional de perversidad polimorfa.

      Ella recuerda:

      The Omni, de «omnisexual», era un pequeño bar de North Beach cuya clientela se componía de hombres y mujeres, heterosexuales, gays, lesbianas, bisexuales y, a menudo, transgénero. Los valores sexuales eran muy abiertos, desde hippies fans del amor libre a profesionales de la industria del sexo, y la mayoría íbamos allí a bailar como salvajes y a buscar amantes como locas.

      Gracias a la gran proporción de personas transgénero, no había manera de encasillar a la persona con la que te querías acostar en tus categorías del deseo. Podías estar bailando con alguien con mucho atractivo y no saber si era cromosómicamente hombre o mujer. Es complicado apegarse a preferencias como lesbiana o heterosexual cuando no sabes el género de la persona con la que

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