Ética promiscua. Dossie Easton

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Ética promiscua - Dossie Easton UHF

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heterosexuales o gays. Hay personas bisexuales que prefieren un tipo de interacción con los hombres y otro con las mujeres, mientras que hay otras que no se fijan en el género. Unas pueden ser sexuales con ambos sexos pero románticas solo con uno, o viceversa. Y lo mismo a través de todo el espectro de atracciones y elecciones bisexuales. Las personas bisexuales cuestionan muchas de nuestras suposiciones sobre el género, y muchas de ellas te pueden contar la diferencia entre el sexo con una mujer y el sexo con un hombre. Esta información tan interesante y privilegiada nos puede enriquecer a todos con nuevas historias sobre el sexo y el género.

      La creciente visibilidad de la bisexualidad ha llevado al cuestionamiento de algunas definiciones tradicionales de la identidad sexual. En concreto, estamos teniendo que observar el hecho de que nuestras atracciones sexuales pueden decir una cosa, mientras que nuestra conducta sexual puede decir otra, y nuestra identidad sexual decir otra tercera. Preguntas como estas están diluyendo algunos de los límites tradicionales que ponemos en torno a la identidad sexual, para desesperación de puristas de todas las orientaciones. Tus autoras, putones como somos, disfrutamos con este tipo de fluidez y agradecemos la oportunidad para jugar como nos apetece con quien nos guste sin renunciar a nuestras identidades sexuales fundamentales.

      El camino de Janet hacia su identidad actual como bisexual ha sido confuso. Fue casi una década después de haber empezado a tener sexo con mujeres cuando empezó a sentirse cómoda empleando el término para definirse a sí misma:

      Fruto de todo eso, no fue hasta que supe seguro que era capaz de tener sentimientos sexuales y románticos hacia hombres y mujeres —y hasta que me sentí lo suficientemente fuerte para reivindicar mi identidad frente a todos aquellos comentarios negativos— que finalmente empecé a llamarme a mí misma «bisexual».

      Ahora miro atrás en mi vida y veo que generalmente he expresado mis necesidades domésticas hacia los hombres pero mis sentimientos románticos y sexuales tenían las mismas posibilidades de ser inspirados por un hombre, una mujer o alguien entre lo uno y lo otro. La comunidad bisexual también ofrece más apoyo que heterolandia y gaylandia para mi manera tan ambigua de presentar mi género: algunos días me gusta ponerme lápiz de labios rojo y tacones y otros días pantalones de hombre y zapatos de cordones. Por lo que «bisexual» es la identidad que mejor se adapta a mí, y donde espero estar.

      heterosexuales

      En décadas pasadas había relativamente pocos modelos para las relaciones heterosexuales en la cultura popular. El hogar tradicional, monógamo, patriarcal y centrado en el conformismo y crianza de la prole, se nos presentaba como un ideal sexual y romántico. Tus autoras están muy contentas de haber sobrevivido a esa época.

      La heterosexualidad moderna ofrece una plétora de opciones para una feliz promiscuidad, desde tríadas en v a largo plazo —donde dos personas tienen relaciones sexuales con una tercera persona que las conecta, pero no entre sí— a sexo lúdico orgiástico, con muchas posibilidades entre medias, incluyendo relaciones abiertas, parejas secundarias, grupos poliamor y familias extensas íntimamente conectadas que a veces llamamos «constelaciones». (Dicho sea de paso, Janet te ruega que no des por sentada la existencia de una relación heterosexual cuando veas una pareja integrada supuestamente por hombre y mujer. Uno o ambos quizá sean bisexuales, trans o queer en uno u otro aspecto de sus vidas. Como siempre ocurre, si quieres averiguarlo, tendrás que preguntar.)

      Se ha producido una importante transformación en la cultura desde la anterior edición de este libro: hoy día, personas de todos los géneros pueden contraer matrimonio con quienes aman y formar juntas una familia si así lo desean. Lo que esto supone es que mucha gente esté hoy buscando inspiración en el saber acumulado de los putones heterosexuales del pasado para reconciliar sus obligaciones parentales con las metas que persiguen en su sexualidad y relaciones.

      Cabe señalar, asimismo, que los heterosexuales quizá sean víctimas de una presión basada en las expectativas de género más fuerte si cabe que la que padecemos el resto de personas. Así pues, quienes, entre la grey hetero, han logrado quitarse esos corsés sociales —quienes han logrado formar vidas en las que el hombre se queda en casa con los niños mientras la mujer se dedica a ganar el pan, o la mujer que se corta el pelo y avanza a grandes trancos calzada en unas botas de gruesas suelas mientras el hombre se pavonea enfundado en sedas y terciopelos de vivos colores, o quienes han formado como valientes soldados para proteger a sus hijos cuando estos se muestran al mundo con una presentación de género atípica, pero que, sin embargo, siguen necesitando desenvolverse en una vida convencional en todos los demás aspectos— tienen mucho saber que compartir con los demás.

      comunidad transgénero y genderqueer

      Las personas transgénero se agrupan en diferentes comunidades, y todas tienen mucho que enseñar a quienes se plantean trascender la programación del rol de género. Dossie, en los primeros años de su feminismo, tuvo amistades y amantes transexuales de hombre a mujer que supusieron para ella maravillosos modelos de cómo ser mujer, a menudo realmente ultrafemenina, y aun así tener una actitud asertiva y poderosa.

      Lo que todo el mundo puede aprender de las personas transgénero es que el género es maleable. De las personas que toman hormonas para expresar el género masculino o femenino aprendemos que algunas conductas y estados emocionales pueden tener una relación hormonal. Personas que han vivido partes de su vida en ambos géneros, psicológica y culturalmente, tienen mucho que enseñarnos sobre qué cambia respecto a las hormonas y qué no, y qué características del género se mantienen como algo que se elige voluntariamente sin importar lo que diga el sistema endocrino. Las personas genderqueer y no binarias —quienes deciden vivir sus vidas en algún punto intermedio entre los géneros habituales— están difuminando los límites del género y demostrando cómo puede ser la vida sin un género binario.

      Si piensas que esto no tiene que ver contigo, que no tienes ninguna duda con tu género y que es algo inmutable, por favor ten en cuenta que muchas personas nacen con características de ambos géneros. Dependiendo de la definición que emplees, entre 2 y 17 bebés de cada 1.000 nacen con cromosomas y/o genitales que les sitúan en algún punto entre los extremos del continuo de género. Estos trastornos suelen englobarse en el concepto médico de intersexualidad. Se han fundado asociaciones de ayuda a los afectados con el objetivo de impedir que se practique la cirugía infantil para encasillar a esos bebés en uno u otro sexo, condenándolos así a una retahíla de intervenciones y tratamientos hormonales. Parece ser que la madre (o padre) naturaleza no cree en la existencia de solo dos géneros, opinión esta que comparten las autoras.

      Es más, una gran cantidad de gente cuyos genitales y cromosomas están completamente alineados con las normas biológicas cree firmemente que viviría más feliz y adecuadamente si se presentara con un género diferente del que el hospital le asignó al nacer. Puede que haya personas así entre tus amistades y familiares sin que lo sepas, a no ser que decidan contártelo.

      Las personas transexuales pueden contarnos mucho sobre lo diferente que te trata otra gente si te ven como hombre o como mujer. Forzosamente, las personas transgénero se convierten en expertas en vivir en un mundo muy hostil. Hay que ser una persona con las ideas muy claras para enfrentarse a la rigidez de nuestra cultura sobre «hombres de verdad» y «mujeres de verdad». No hay otra minoría sexual con más probabilidades de sufrir agresiones contra personas lgbt. Fueron en su mayoría personas transgénero —lesbianas butch y drag queens— quienes se rebelaron contra la brutalidad policial en los famosos disturbios de Stonewall de 1969, los cuales dieron origen al movimiento de liberación gay. Las personas transgénero nos pueden enseñar mucho sobre la determinación de ser libre.

      tantra y practicantes de sexo espiritual

      El

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