Ética promiscua. Dossie Easton

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Ética promiscua - Dossie Easton UHF

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e «improductividad».

      Incluso personas que se consideran a sí mismas con una postura positiva hacia el sexo y sexualmente liberadas caen a menudo en una trampa diferente: la trampa de racionalizar el sexo. Relajar la tensión física, aliviar dolores menstruales, mantener la salud mental, prevenir problemas de próstata, tener bebés, consolidar relaciones y demás, son todos objetivos admirables y maravillosos beneficios colaterales del sexo. Pero esa no es la razón de ser del sexo. La razón de ser del sexo es el placer, un completo y valioso objetivo en sí mismo y por sí solo. La gente tiene sexo porque se siente muy bien, y después se siente bien sobre sí misma. El valor del placer es uno de los valores centrales de la promiscuidad ética.

      Amor y sexo son el fin, no el medio

      Nuestra cultura monocéntrica tiende a asumir que el propósito y fin último de toda relación —y todo sexo— es una relación emocional de pareja a largo plazo, y que cualquier relación que no alcance ese objetivo ha sido un fracaso.

      Por otro lado, pensamos que el placer sexual puede sin duda contribuir al amor, compromiso y estabilidad a largo plazo, si eso es lo que uno quiere. Pero esas no son en absoluto las únicas buenas razones para tener sexo. Nosotras creemos en el valor de las relaciones por lo que hay de valioso en ellas; una aparente tautología que es más sabia de lo que parece.

      Una relación puede ser valiosa simplemente porque proporciona placer sexual a las personas involucradas; no hay nada malo en el sexo por el sexo. O puede incluir el sexo como una vía hacia otras cosas valiosas: intimidad, conexión, compañía, incluso amor, lo que en sí no cambia la bondad intrínseca del sexo placentero.

      Una relación sexual puede durar una hora o dos. También es una relación: las personas participantes se han relacionado entre sí —como pareja sexual, colegas, amantes— el tiempo que ha durado su interacción. La duración no es un buen criterio para juzgar el éxito o fracaso de una relación.

      Los encuentros de una sola noche pueden ser intensos, enriquecer nuestra vida y ser satisfactorios; también lo pueden ser los amores que duran toda la vida. Mientras que los putones con ética puede que elijan tener un tipo de relaciones y no otras, creemos que todas las relaciones tienen el potencial para enseñarnos, emocionarnos y, sobre todo, proporcionarnos placer.

      Dossie recuerda una entrevista con una joven hippie en 1967 que hizo la afirmación más sucinta que hemos oído sobre la promiscuidad ética: «Creemos que está bien tener sexo con todo el mundo a quien amas y creemos en amar a todo el mundo».

      Ya eres una persona completa

      Nosotras creemos que la unidad sexual fundamental es una sola persona; añadir más personas a esa unidad puede ser algo íntimo, divertido y dar compañía pero no completa a nadie. La única cosa en este mundo que puedes controlar es a ti mismo: tus propias reacciones, deseos y comportamientos. Por lo que un paso fundamental en la promiscuidad ética es situar tu locus de control en tu propio interior, para reconocer la diferencia entre tus «cosas» y las de otras personas. Cuando lo haces así, te vuelves capaz de completarte: esa es la razón por la que llamamos a esto «integridad». Cuando has construido una relación satisfactoria contigo mismo, entonces tienes algo de un gran valor para compartir con los demás.

      La abundancia está totalmente disponible

      Muchas personas creen, explícita o implícitamente, que nuestros recursos para el amor romántico, la intimidad y la conexión son finitos, que nunca hay suficiente para todo el mundo y que, si le das parte a una persona, debes de estar quitándoselo a otra.

      Nosotras llamamos a esto una «economía de la escasez»; abundaremos en ello más adelante. Muchas personas aprendimos a pensar así en la infancia, de unos padres/madres que tenían poco cariño o atención para darnos. Así que aprendimos que hay una cantidad limitada de amor en el mundo y que tenemos que luchar por lo que conseguimos, a menudo en una lucha a muerte con hermanas y hermanos.

      Las personas que funcionan dentro de economías de la escasez pueden volverse muy posesivas respecto a la gente, cosas e ideas que les importan. Ven el mundo desde esa perspectiva limitada, de modo que todo lo que consiguen ha salido de un fondo común que nunca es suficiente y, por lo tanto, hay que quitárselo a otra persona. Y de la misma manera, todo lo que consiguen los demás se lo deben de haber quitado a ellas.

      Es importante distinguir entre economías de la escasez y los límites del mundo real. El tiempo, por ejemplo, es un límite del mundo real: incluso los putones más entregados tienen solo veinticuatro horas cada día. El amor no es un límite del mundo real: la madre de nueve criaturas puede amarlas tanto como la madre de una sola.

      Nuestra creencia es que la capacidad humana para el sexo y el amor y la intimidad es mucho más grande de lo que cree la mayoría de la gente —posiblemente infinita— y que tener muchas conexiones satisfactorias simplemente hace posible que tengas mucho más. Imagínate lo que sería vivir en la abundancia de sexo y amor, lo que sería sentir que has tenido de ambos todo lo que podías haber querido, libre de cualquier sensación de escasez o necesidad. ¡Imagínate lo fuerte que te sentirías si pudieras ejercitar tanto tus «músculos del amor» y cuánto amor serías capaz de dar!

      Abrirse puede ser la solución, no el problema

      ¿Tener un espíritu aventurero en el sexo es simplemente una manera de evitar la intimidad? No es lo habitual, según nuestra experiencia. Aunque resulta ciertamente posible utilizar tus otras relaciones para evitar los problemas o para reducir la intimidad con tu pareja a largo plazo, no estamos de acuerdo con que esto sea un patrón inevitable, ni siquiera común. Mucha gente, de hecho, se encuentra con que sus otras relaciones aumentan la intimidad con su relación principal al reducir la presión sobre esa relación.

      Este capítulo reúne algunas de nuestras creencias. Tú tienes que tener las tuyas propias. Lo importante no es que estés de acuerdo con nosotras sino que cuestiones el paradigma dominante y decidas en qué crees. Ejercita tu pensamiento; ¿no se supone que el ejercicio te hace más fuerte? Miles y miles de putones éticos prueban cada día que los viejos mitos de «todo el mundo sabe que» no tienen por qué ser ciertos.

      Te animamos a explorar tu propia realidad y a crear tu propia leyenda, una que te estimule para avanzar en tu evolución, que te sirva de apoyo según vas creciendo y que refleje tu orgullo y felicidad en todas tus relaciones.

Sobre el amorComo nuestras relaciones florecen a todo lo ancho de un arcoíris de posibilidades, cada una puede inspirarnos diferentes sentimientos de amor. Cuando aprendemos a reconocer y dar la bienvenida al amor según lo encontramos en nuestros corazones y en todas sus variadas y maravillosas manifestaciones —sexual, familiar, amistoso, apasionado, amable, arrebatador, cuidador y millones más—, descubrimos una fuente de sustento que puede discurrir a lo largo de nuestras vidas en un río que nunca se seca.Pero, como en un río auténtico, esta fuente puede contener varias corrientes. La manera de sentir la seguridad suficiente para nadar en un río en constante cambio es aprender a amarte a ti mismo. Alguna gente cree que amarse a uno mismo es egoísta y que dedicar parte de tu vida a centrarte en ti es narcisista. En esta cuestión, el movimiento se demuestra andando. Creemos que los autocuidados pueden ayudarte a superar momentos difíciles y a guiarte hacia una relación de amor contigo mismo. Cuando llevas a la realidad un acto tan sencillo como cuidarte con una sopa casera, pasar tiempo sumergiéndote en un libro que te encanta o dando un agradable paseo solitario por un lugar que te gusta, tienes una experiencia de tratarte con cariño que puede contestar a todas esas preguntas sobre: «¿Qué quieren decir con que me quiera a mí misma?».Otra manera de descubrir el autoamor es amar a otra persona. Si te cuesta valorarte cuando no tienes a nadie
alrededor que te lo diga, ¿por qué no hacer algo que sea valioso para otras personas? Muchos putones tristes que no tuvieron ninguna cita el fin de semana pasado, se fueron

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