Ejército de Liberación Nacional (ELN). Historia de las ideas políticas (1958-2018). Carlos Medina Gallego

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Ejército de Liberación Nacional (ELN). Historia de las ideas políticas (1958-2018) - Carlos Medina Gallego

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en ese momento, en relación con el imaginario del ideal guerrillero; pero además permite detectar con nitidez elementos de la contradicción entre lo político y lo militar, entre la ciudad y el campo, y las pugnas que internamente se fueron tejiendo por los recursos del poder.

      En sus valoraciones, el ELN hace una extensa argumentación de las relaciones de Aguilera con Medina, inculpándolos de planificar la destrucción de la Organización, en una época en que se estaban realizando grandes esfuerzos para superar los obstáculos iniciales (ELN, Insurrección, 1972, pp. 54-55).

      Entre los cargos que se le hacen a Aguilera figura el asesinato de José Ayala, la división y fraccionamiento de la Organización, la ejecución de tres militantes de su grupo por problemas internos (Atanael López, Abel Cacua, Antonio Álvarez), el haberse quedado con recursos económicos, logísticos y militares de la Organización, el haber buscado apoyo en las bases urbanas del ELN, confundiéndolas con el discurso del mal tratamiento de las contradicción políticas internas, y el haber contribuido a fortalecer la campaña de desprestigio de la V Brigada del Ejército, dándole argumento al entonces Coronel Álvaro Valencia Tovar, para adelantarla.

      Juan de Dios Aguilera mantuvo una actitud de crítica al Estado Mayor, una vez que estuvo a la cabeza del “Frente Simón Bolívar”; denunció públicamente la carencia de una línea de masas al interior de la Organización y el desarrollo de prácticas militaristas, machistas y caudillistas, por parte de la dirigencia del ELN. No dejó de señalar tampoco, lo que en su concepto representaba desviaciones graves como el amiguismo, el favoritismo y muy en relación con los Vásquez, expresiones de nepotismo.

      La ofensiva general del ELN contra Aguilera estuvo dirigida a denunciar su comportamiento revolucionario, desde su particular forma de verlo, a señalarlo como infiltrado de la CIA y a ejecutarlo como consecuencia de la determinación tomada en el juicio que se le adelantó conjuntamente con Medina. En síntesis, los cargos y señalamientos hechos por el ELN a Juan de Dios Aguilera en la práctica se constituyeron en hechos de divisionismo, traición, oportunismo, delación y deserción, razones suficientes dentro del código interno para juzgarlo y condenarlo a muerte117.

      El 28 de marzo de 1971, dos meses antes de la ejecución de Aguilera, el ELN había ejecutado a Jaime Arenas Reyes, en Bogotá, en momentos en que se preparaba para salir del país. Arenas había jugado un importante papel en la vida de la Organización y en el trabajo de masas, principalmente en el sector estudiantil, en el que fue un connotado dirigente, y había estado muy cerca de todo el proceso político y militar seguido por Camilo Torres Restrepo.

      Su incorporación a la lucha guerrillera del ELN, en el campo, lo realiza en una época en que el desarrollo de las contradicciones internas entre el grupo de Fabio y Medina, estaban bastante avanzadas. Arenas participa en el juicio de responsabilidades contra Medina, asumiendo el papel de acusador, los resultados de este proceso ya han sido suficientemente ilustrados118.

      En febrero de 1969, Arenas deserta de las filas del ELN y se entrega al Ejército. La organización guerrillera evalúa con los mismos términos con que hizo la valoración de Aguilera, la deserción y entrega de Jaime Arenas119 y le atribuye las delaciones que dieron origen al que se llamó Consejo de Guerra del Siglo120. Su salida del ELN y la actitud asumida por este con respecto a la Organización, en particular sus críticas a procesos que había ayudado a construir, como los fusilamientos de Medina, Cortés y Ochoa, las declaraciones para la radio, la prensa escrita y la televisión determinaron su sentencia y la posterior ejecución en la carrera 4 con calle 18, en pleno centro de Bogotá121. La posición de la dirigencia del ELN, frente al caso de Jaime Arenas y en particular de quienes tuvieron contacto con él, durante sus años en la guerrilla, no ha cambiado substancialmente, como sí ha sucedido en relación con Medina Morón y parte de los integrantes de su grupo.

      Más allá de los enjuiciamientos y los niveles de veracidad, los cuales resultan importantes solo para los procesos judiciales, la trascendencia de Jaime Arenas, radica, fundamentalmente, en haberle aportado al ELN una versión crítica de su historia. Esta, compártase o no, es un referente, un punto de vista desde el cual tal historia tuvo la necesidad de pensarse.

      El 9 de marzo de 1971, el ELN ejecuta a otro de sus integrantes: Salvador Afanador122. El ajusticiamiento se produce como consecuencia de su deserción y del hecho de haberse puesto al servicio del Ejército en las labores de contraguerrilla. Solo un lánguido e ideologizado comentario se hace al respecto de Afanador en el periódico Insurección:

      Como no era posible disfrazarlo de intelectual el enemigo lo puso a su servicio activo en otro frente: la contraguerrilla. Así, recorre las zonas guerrilleras sembrando de desolación los sencillos y humildes hogares campesinos, hasta que igual que los dos anteriores, cae bajo el peso de la justicia del pueblo. (ELN, Insurrección, 1972 pp. 59-60)

      Para el ELN, en ese momento, la ejecución de Aguilera, Arenas y Afanador, tiene como significado el hecho de avalar, como principio esencial, la premisa de que una vez asumido el compromiso de hacerse partícipe del proyecto revolucionario, la consigna de liberación o muerte se cumple en forma literal. Por tanto, cualquier intento de dar paso atrás constituye un acto de traición que se paga con la vida.

      Consejos de guerra adelantados al ELN entre 1968 y 1973

      El ELN tuvo que afrontar, en corto tiempo, varios consejos de guerra en los que se juzgó, en tribunales militares, a los miembros de la Organización detenidos por delación o en acciones militares. No es mucha la información a la que se pudo acceder a este respecto en el desarrollo de la investigación. No obstante, los recursos de la memoria colectiva de quienes se entrevistaron sobre el tema, permite trazar una breve reseña de estos eventos.

      A pesar de haberse realizado a mediados de 1965 el Consejo de Guerra de Pamplona, en el que se comienza a poner en práctica la defensa política del proyecto revolucionario ante los tribunales militares, los dos consejos de mayor resonancia fueron el llamado Consejo de Guerra del Siglo, realizado entre los años 1968-1969 en Bogotá, y el Consejo de Guerra del Socorro, que se inició entre febrero y marzo de 1973.

      El Consejo de Guerra del Siglo

      Bajo la presidencia del coronel Alberto Luis Olarte, se desarrolló en Bogotá, a partir del 13 de diciembre de 1968, el denominado Consejo Verbal de Guerra del Siglo, contra 215 miembros del Ejército de Liberación Nacional, 88 de los cuales se encontraban como sindicados presentes.

      En el marco de una dinámica que comprometía la práctica de la delación, el arrepentimiento y la verticalidad revolucionaria, en el desarrollo del juicio se hizo presente un amplio cuestionamiento a la política de la Organización, a sus limitaciones y deficiencias, lo que sirvió como base para madurar en el espacio de este proceso una reflexión crítica de la historia del ELN.

      Fueron objeto de discusión, durante el juicio, las más diversas temáticas relacionadas con la vida interna de la guerrilla, desde los comportamientos cotidianos, las contradicciones internas y la dinámica propia de los grupos que se confrontaron, hasta los procesos que terminaron con los fusilamientos de dirigentes y militantes de la Organización. La lucha política al interior del ELN, encontró allí otro escenario de confrontación: las diferencias entre la ciudad y el campo, los privilegios del Estado Mayor, la radicalidad y las llamadas “desviaciones pequeñoburguesas”, fueron objeto de una profunda reflexión crítica; esta, desde luego, no estuvo al margen de particulares estados emocionales, resentimientos, intereses y justificaciones personales.

      Dos

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