Ejército de Liberación Nacional (ELN). Historia de las ideas políticas (1958-2018). Carlos Medina Gallego

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Ejército de Liberación Nacional (ELN). Historia de las ideas políticas (1958-2018) - Carlos Medina Gallego

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mexicano Mario Renato Menéndez Rodríguez, el que se hace aparecer como pieza fundamental del proceso y a quien se le atribuye el hecho de haber dado información que posibilitó la captura de algunos de los sindicados. Segundo, el testimonio de Jaime Arenas Reyes (1971), que sirvió de base para la escritura de su libro La guerrilla por dentro, el que más allá de cualquier juicio de veracidad, se constituye en material ineludible para abordar la historia del ELN.

      En relación con Renato Menéndez, el ELN ha guardado una actitud de reconocimiento de su labor periodística al servicio del proceso de difusión latinoamericano de la lucha revolucionaria de la organización guerrillera, en especial en los primeros años. Además, ha absuelto al periodista de toda responsabilidad en los acontecimientos y hechos que dieron origen al Consejo Verbal de Guerra del Siglo (entrevista con Nicolás Rodriguez Bautista, diciembre de 1992).

      La aparición del libro de Arenas, generó en el ELN una reacción crítica y de desconocimiento del particular punto de vista del autor sobre su historia, lo que desde luego fue considerado como un acto grave de traición y delación que justificaba su ejecución. Esta efectivamente se llevo a cabo como se ha visto.

      El consejo juzgó y condenó a los 88 miembros que se encontraban presentes, los que habían sido capturados en diversas circunstancias en Bogotá, Bucaramanga y otras ciudades y sitios del país. Entre los detenidos que fueron juzgados en ese proceso se encontraban Julio Portocarrero, Claudio León Mantilla, Eusebio Barrera, Enrique Granados, N. Liévano, Jaime Arenas, José Manuel Martínez Quiroz y Sandino (N. N.), de quien los testimonios aseguran se destacó por la defensa que hizo de la historia y la causa del ELN.

      El consejo profirió su veredicto el 17 de diciembre de 1969, después de haber escuchado la intervención del fiscal, teniente coronel Luis A. Andrade, de 47 defensores militares y civiles y de varios de los detenidos. Este juicio tuvo una duración de un año.

      El Consejo de Guerra del Socorro

      Antecedentes y desarrollo

      En junio de 1972, en la quebrada de Inanea, en el desarrollo de los operativos que el Ejército adelanta contra el ELN, es decomisado el equipo de Fabio Vásquez Castaño, el cual contenía información de las redes urbanas y los grupos guerrilleros rurales, una abundante correspondencia de las relaciones entre la ciudad y el campo, información de las operaciones militares realizadas, planes tácticos y estratégicos. Como consecuencia de esta situación, se desmantelaron algunas de las principales redes urbanas, siendo detenidos 210 militantes, simpatizantes y colaboradores del ELN, principalmente en Aguachica, Charalá, Bucaramanga, Socorro, Bogotá, Medellín, San Vicente de Chucurí y Barrancabermeja. La mayoría de los detenidos salió libre seis meses después, consolidándose para el proceso un grupo de 48 integrantes del ELN, entre los que se encontraban cuatro mujeres.

      La experiencia de la cárcel, los consejos de guerra, los interrogatorios violentos, las prácticas de intimidación permanente, enfrentaron a muchos de los militantes a situaciones que solo pueden entenderse en el marco de un análisis del comportamiento humano ante la adversidad extrema. El prototipo de “hombre nuevo” de “revolucionarios verdaderos”, encontraba en aquellas circunstancias, un cuestionamiento práctico que no siempre fue bien sorteado y generó actitudes de doble moral, donde solo cada cual sabía exactamente hasta donde había cumplido con las premisas de lealtad y sacrificio que la Organización les había trazado. Así como hubo gestos de sacrificio inmensos, en los que se les fue la vida, también se presentaron situaciones y actitudes que desvirtuaban cualquier propósito revolucionario.

      El Consejo de Guerra, se prolongó durante más de un año, tiempo en el que la coyuntura política nacional se fue transformando y permitió que, al levantarse el estado de sitio para las elecciones de 1974, los detenidos pasaran a la justicia ordinaria y encontraran allí los caminos de su libertad.

      Entre los que quedaron detenidos se encontraba Ricardo Lara Parada, que contó con el tiempo para elaborar conjuntamente con otros militantes del ELN, que estuvieron a su lado e influyeron en su determinación, un proceso de autocrítica que generó entre algunos una situación difícil frente al cumplimiento de las orientaciones dadas por Fabio en el sentido de llevar adelante el ajusticiamiento de Lara, por deserción, delación y traición. Como consecuencia de este proceso y por razones que esta investigación no pudo precisar se produce el suicidio de Fernando Chacón.

      Durante este periodo, el Ejército y los organismos de seguridad contaron con gran cantidad de información que obligó a muchos de quienes estaban a cargo de las actividades urbanas a trasladarse a otras regiones y a articularse al grupo armado en el campo. Así, se conocía el nombre de los responsables de la dirección del trabajo urbano cuyas cabezas más destacadas eran Carlos Uribe Gaviria, Orlando Romero y Armando Montaño, quienes, con otro miembro de responsabilidad, Jaime Andrade Sossa, sortearon en ese momento las detenciones; todos ellos murieron meses y años después en distintas circunstancias de la lucha revolucionaria.

      Los tres consejos de guerra que se llevaron a cabo contra el ELN desde sus orígenes hasta 1974 marcaron profundamente la Organización, modificaron algunas prácticas, afianzaron otras, y aplazaron para otros tiempos discusiones que constituían la base fundamental en la caracterización de su crisis y el camino para redefinir su línea política. Esta no encontraba aún los argumentos suficientes en el desarrollo de las asambleas que la guerrilla realizó para tratar sus más álgidos problemas.

      Igualmente, los consejos de guerra sirvieron para darle un carácter de presos políticos a quienes, equivocadamente o no, convencidos de la justeza de su causa, habían decido el camino de las armas para trasformar la sociedad colombiana123.

      Una “tríada”

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