Canon sin fronteras. Группа авторов

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Canon sin fronteras - Группа авторов Colección GenPop

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donde, poco antes, tan sólo circulaban carretas, campesinos leñadores, gallinas y perros famélicos. Amuralló las ciudades y villas y, aunque redujo al mínimo el poder y privilegio de los Abundios, enriqueció sus monasterios con sabias y oportunas donaciones.

      Hasta el final de sus días fue rudo, ignorante, valiente, astuto y desconfiado. Implacable con quien lo creyó oportuno y magnánimo con quien le convino. Pero fue un gran Rey y, sin él, Olar jamás hubiera soñado con llegar adonde llegó. (1996: 70)

      De hecho, tal vez el aspecto más subversivo de la obra es la llamada de atención sobre los hilos que unen el poder, la violencia y la gloria con la subalternidad y el olvido, como sucede con las diversas referencias al Pueblo de los Desdichados, conformado por los “siervos mineros que habitaban en las Tierras Negras”, y que a lo largo de la historia de Olar se mueven entre la revuelta por una vida digna (“desde hacía años, desde los tiempos de su padre, estas gentes solían rebelarse, pese a los escasos medios de que disponían para ello. Una vez tras otra, la rebelión brotaba en aquella zona, sólo armados por el hambre y la desesperación” [Matute, 1996: 84]), el olvido —en el mejor de los casos— y la represión —en el peor— (“La revuelta fue, como de costumbre, sofocada sin dificultad. Y tras colgar de la Torre Negra a sus cabecillas […], la calma reinó nuevamente en Olar. Entre escombros y redobladas sanciones, el Pueblo de los Desdichados volvió a cavar los escasos y rocosos terruños que les permitían cultivar, y de los que subsistían. Y Volodioso regresó a sus lares, con la satisfacción de un deber cumplido” [Matute, 1996: 84]). Sólo Predilecto quien, como hemos visto, cuestiona abiertamente el paradigma del héroe épico, reconoce la indignidad de sus condiciones de vida y, en vano, intenta recabar el favor real hacia ellos.

      Además de erosionar la noción de heroísmo tanto en lo tocante a la caracterización individual como en la mirada hacia lo colectivo, la novela se sirve de otro procedimiento íntimamente relacionado con la impugnación del modelo de avance lineal a través de hazañas bélicas, que no es otro que mostrar precisamente los espacios que las aventuras convencionales tienden a ignorar. Aunque las incursiones de los reyes de Olar a los territorios ignotos se sucedan, el relato no siempre los sigue y explora las aventuras de quienes se quedan atrás; en especial, la novela da entrada de manera sostenida a la vida en la corte, más en concreto, en los quehaceres de las reinas Ardid y Tontina, cuya esfera de acción, doméstica, privada, nada tiene que ver con lo heroico pero se revela como mucho más fértil, como el espacio donde el amor y los lazos afectivos son posibles y productivos. Este tipo de planteamiento narrativo, en el que lo heroico queda “fuera de cámara”, es todavía más palpable en Aramnamoth, cuya trama no cuenta las gloriosas hazañas del Conde Orso, sino lo que sucede en palacio entre su hijo Aranmanoth y su esposa Windumanoth, y contrapone agudamente la supuesta gloria del guerrero conquistador con la supuesta traición de los dos jóvenes, cuyo pecado ha sido el amor y el consuelo mutuo. Este tipo de “fuga de cámara” tampoco resulta una estrategia que vulnere los patrones de la fantasía, todo lo contrario, es exactamente la estrategia —salvando las distancias— que desarrolla Ursula Le Guin en los últimos volúmenes de la saga de Terramar. La autora, que es también una extraordinaria téorica de la fantasía, explica esta estrategia en su conferencia Earthsea Revisioned, en la que reflexiona sobre las reglas del género llamando la atención sobre la configuración de los héroes, a los que describe vinculados a una vida de continencia, abstinencia y negación de las relaciones (1993: 16) en el contexto de un universo donde el poder se entiende como dominación y fuerza. Precisamente su novelística, muy especialmente a partir de Tehanu (1990), parece recusar esta idea de poder y lo hace a través de este desenfoque al que me he referido, mostrando no los logros de quienes tienen el poder, sino los eventos cotidianos de quienes no participan en la épica de las grandes hazañas.

      A modo de cierre

      Todo este conjunto de estrategias que apenas he apuntado —la deconstrucción del modelo de la quest mediante la parálisis del eje del espacio y el tiempo; el desenmascaramiento del ideal de progreso y dominación del territorio que se asocia a lo heroico; la atención a los sujetos subalternos y/o que están al margen de la campaña heroica y el posicionamiento fuera de escena de los episodios de esa quest— opera como un dispositivo que configura el mundo secundario de Olvidado rey Gudú como un espacio peculiar, que parece diferir del modelo clásico de la fantasía épica, puesto que los deseos heroicos de gloria y poder están condenados a no verse nunca satisfechos; es éste un mundo en que los reyes sólo pueden perseguir el hastío y deshacerse en un río de lágrimas que sume los ideales triunfales, la fama y la gloria en el más puro olvido. Y, en efecto, como ha observado la crítica, esta construcción del universo de Olar dota al texto literario de un trasfondo político nada desdeñable, que se extiende a otras obras de la propia Matute:

      Coincido en parte con esta lectura pues, como he tratado de mostrar, los textos de Matute exploran una serie de texturas emocionales que va mucho más allá de la satisfacción que proporciona la superación de una sarta lineal de aventuras y el triunfo final. Eso no implica, como ya he explicado en otros trabajos (Clúa, 2017), que la fantasía clásica de raíz tolkieniana se articule de manera simple y acrítica sobre la promesa de felicidad y la satisfacción emocional del lector. Por el contrario, la capacidad de afectación del género, en especial en lo que toca a su generación de un sentido de la maravilla y de una intensidad emocional en el lector —no necesariamente definida en clave de felicidad—, constituye una de sus mayores potencialidades políticas. En ese sentido, Olvidado rey Gudú no puede entenderse como una excepción o una rareza dentro del género, sino como una de las muchas y diversas propuestas que las aprovechan.

      Obras mencionadas

      Ahmed, Sara. (2004). The Cultural Politics of Emotion. Londres: Routledge.

      Attebery, Brian. (1992). Strategies of Fantasy. Bloomington e Indianapolis: Indiana University Press.

      Campbell, Joseph. (1959). El héroe de las mil caras: Psicoanálisis del mito. (Luisa Josefina Hernández, trad.) Ciudad de México: Fondo de Cultura Económica.

      Clúa, Isabel. (2017). A lomos de dragones. Introducción al estudio de la fantasía. Ciudad de México: Bonilla Artigas/UNAM.

      Clute, John. (1997a). “Taproot Texts” en J. Clute y J. Grant (eds.), The Encyclopedia of Fantasy. Disponible en: sf-encyclopedia.uk/fe.php?nm=taproot_texts

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