Mentalidades matemáticas. Jo Boaler

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Mentalidades matemáticas - Jo Boaler

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y cómo guiar a los alumnos en esta disciplina y darles un tipo de retroalimentación que los ayude a adoptar y asentar una mentalidad de crecimiento. Boaler es una de esas educadoras excepcionales que no solo conocen el secreto de la enseñanza de la mayor calidad, sino que también saben cómo transmitir este don a los demás. Miles de maestros han aprendido de ella, y esto es lo que dicen:

      «A lo largo de mi educación escolar […] me sentí estúpido e incapaz de aprender [matemáticas] […] No tengo palabras para expresar el alivio que siento ahora al ver que sí puedo aprenderlas, y al poder enseñarles a los alumnos que ellos también pueden hacerlo».

      «[Usted] me ha ayudado a pensar acerca de la transición a los estándares básicos comunes y a ayudar a mis alumnos a sentir amor y curiosidad por las matemáticas».

      «Estaba buscando un proceso de aprendizaje de las matemáticas que hiciera que los alumnos pasasen de odiarlas a disfrutarlas […] este era el cambio que necesitaba».

      Imagina a tus alumnos pasándolo bien mientras lidian con problemas matemáticos realmente difíciles. Imagínalos pidiendo que se analicen sus errores delante de la clase. Imagínalos diciendo: «¡Se me dan bien las matemáticas!». Esta visión utópica se está materializando en aulas de todo el mundo y, si sigues los consejos que se ofrecen en este volumen, también puede ser una realidad en tu aula.

      Carol Dweck,

      profesora de Psicología y autora de Mindset: la actitud del éxito

      Introducción: El poder

       de la mentalidad

      Recuerdo claramente la tarde de otoño en la que estuve con la decana en su despacho, en la que resultó ser una reunión muy importante. Hacía poco que yo había regresado a la Universidad Stanford desde Inglaterra, donde había sido profesora Marie Curie de Educación Matemática.

      Todavía me estaba acostumbrando al cambio climatológico, de los grises cielos nublados que se empeñaron en acompañarme durante los tres años que pasé en la costa de Sussex, en Inglaterra, a la luz del sol que brilla en el campus de Stanford casi de continuo. Entré en el despacho de la decana con cierta inquietud ese día, ya que era la primera vez que iba a encontrarme con Carol Dweck. Estaba un poco nerviosa ante la perspectiva de conocer a la famosa investigadora cuyos libros sobre la mentalidad habían revolucionado la vida de personas de todos los continentes y cuyo trabajo había motivado a gobiernos, escuelas, padres e incluso a equipos deportivos de primera línea a enfocar la vida y el aprendizaje de manera diferente.

      Durante muchos años, Carol y sus equipos de investigación han recopilado datos que respaldan un hallazgo indiscutible: que cada individuo tiene una mentalidad, una creencia fundamental acerca de su forma de aprender (Dweck, 2006b). Las personas que tienen una mentalidad de crecimiento creen que la inteligencia aumenta con el trabajo duro, mientras que las que tienen una mentalidad fija creen que uno puede aprender cosas, pero no cambiar su nivel de inteligencia básico. Las mentalidades tienen una importancia fenomenal, porque los estudios han demostrado que conducen a comportamientos dispares en cuanto al aprendizaje, lo que a su vez da lugar a distintos resultados en cuanto a este. Cuando las personas cambian de mentalidad y empiezan a creer que pueden aprender en mayor medida, cambian su forma de aprender (Blackwell, Trzesniewski y Dweck, 2007) y obtienen un mayor rendimiento académico, como expondré en este libro.

      En la conversación que mantuvimos ese día, le pregunté a Carol si había pensado en trabajar con profesores y alumnos de matemáticas, porque sabía que las intervenciones relativas a la mentalidad ofrecidas a los ­estudiantes los ayudaban, pero los profesores de matemáticas tienen el potencial de impactar profundamente en el aprendizaje de los estudiantes de una manera sostenida en el tiempo. Carol respondió con entusiasmo y estuvo de acuerdo conmigo en que las matemáticas eran la disciplina en la que era más necesario un cambio de mentalidad. Esa fue la primera de muchas conversaciones y colaboraciones agradables en el curso de los cuatro años siguientes, que actualmente incluyen nuestro trabajo conjunto en proyectos de investigación, en los que también participan profesores de matemáticas, y la exposición de nuestras investigaciones e ideas en talleres dirigidos a los profesores de esta materia. Mi trabajo sobre la mentalidad y las matemáticas en los últimos años me ha ayudado a tomar mucha conciencia de lo necesario que es enseñar a los alumnos acerca de las mentalidades dentro del campo de las matemáticas, más que en un contexto general. Los estudiantes tienen unas ideas tan fuertes sobre las matemáticas, a menudo negativas, que pueden desarrollar una mentalidad de crecimiento respecto a todos los aspectos de su vida excepto este; es decir, pueden seguir creyendo que a unas personas se les dan bien las matemáticas y a otras no, sin más. Para cambiar estas creencias perjudiciales, los alumnos deben desarrollar mentalidades matemáticas. Este libro te enseñará formas de alentarlos con este fin.

      La mentalidad fija que muchas personas tienen sobre las matemáticas a menudo se combina con otras creencias negativas relativas a esta disciplina, con un efecto demoledor. Por eso es tan importante compartir con los estudiantes los nuevos conocimientos que tenemos relativos al aprendizaje de las matemáticas que expongo en este libro.

      Recientemente, he compartido algunas de las ideas que aquí se exponen en un curso en línea para maestros y padres (un curso en línea masivo y abierto, CEMA; este tipo de cursos son más conocidos por sus siglas en inglés: MOOC). Los resultados fueron asombrosos; superaron incluso mis mayores expectativas (Stanford Center for Professional Development, sin fecha). Más de cuarenta mil personas se inscribieron en el curso; profesores de todos los niveles escolares y padres. Al acabar, el 95 % de los asistentes dijeron que cambiarían su forma de impartir las clases o la forma de ayudar a sus propios hijos, a partir de lo nuevo que habían aprendido. Además, más del 65 % de los participantes permanecieron en el curso, no el 5 % que suelen acabar un curso CEMA. La increíble respuesta que obtuve se debió a que los nuevos conocimientos que tenemos sobre el cerebro y el aprendizaje de las matemáticas es sumamente potente e importante.

      Cuando impartí este curso en línea y leí todas las respuestas de las personas que lo hicieron, me di cuenta, más que nunca, de que muchos individuos han experimentado un trauma en relación con las matemáticas. No solo descubrí lo muy extendidos que están estos traumas, sino que la información que recopilé mostraba que se alimentan de las creencias incorrectas relativas a las matemáticas y la inteligencia. El trauma y la ansiedad vinculados a las matemáticas se mantienen vivos porque estas creencias incorrectas están tan difundidas que permean la sociedad de Estados Unidos, del Reino Unido y de muchos otros países del mundo.

      Fui consciente por primera vez de la magnitud del trauma asociado con las matemáticas en los días posteriores a la publicación de mi primer libro destinado a padres y profesores, titulado What’s Math Got to Do With It? [¿Qué tienen que ver las matemáticas con esto?] en Estados Unidos y The Elephant in the Classroom [El elefante en el aula] en el Reino Unido, el cual explica en detalle los cambios en la educación y en la crianza de los niños que debemos acometer para que las matemáticas sean más agradables y accesibles. Cuando ese libro vio la luz, me invitaron a numerosos programas de radio, a ambos lados del Atlántico, para conversar con los locutores sobre el aprendizaje de las matemáticas. Esto tuvo lugar en muchos formatos; desde intervenciones más informales en programas matinales hasta una discusión en profundidad de veinte minutos con un presentador de la televisión pública estadounidense muy reflexivo, pasando por mi participación en un programa de radio británico muy apreciado llamado Women’s Hour [La hora de las mujeres]. Hablar con los profesionales de la radio fue una experiencia realmente interesante. Empezaba la mayoría de las conversaciones hablando sobre los cambios que es necesario llevar a cabo, y señalaba que las matemáticas son traumáticas para muchas personas. Esta afirmación parecía relajar a mis anfitriones, e hizo que muchos de ellos se abrieran y compartieran conmigo sus propias historias de traumas vinculados a esta materia. Muchas de esas

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