Una historia popular del fútbol. Mickaël Correia

Чтение книги онлайн.

Читать онлайн книгу Una historia popular del fútbol - Mickaël Correia страница 17

Una historia popular del fútbol - Mickaël Correia Mecanoclastia

Скачать книгу

masculino y sigue estando profundamente marcado por una estricta división de sexos.

      Bajo el yugo de la dominación masculina

      A finales del siglo xix, la condición femenina está estructurada por la institución del matrimonio, dentro del cual toda mujer, cuyos derechos jurídicos son similares a los de un niño, debe obediencia ciega a su esposo y está obligada someterse a su papel social de protectora del hogar. Las mujeres de la working class están reducidas desde su más tierna infancia a un estado de semiesclavitud, mientras que entre la burguesía el género femenino está obligado al aprendizaje en régimen de internado de los accomplishments —«artes recreativas» como el bordado, el canto o la acuarela— con el fin de convertirse en esposas respetables y buenas madres de familia. En cuanto al cuerpo femenino, es propiedad absoluta del marido y se considera como un verdadero santuario de pureza consagrado exclusivamente a la procreación. Esta desposesión del cuerpo femenino fruto del puritanismo victoriano redunda, entre otras cosas, en un código vestimentario extremadamente estricto, sobre todo dentro de la upper class, cuyas mujeres están obligadas a llevar pesados e incómodos miriñaques, unas amplias faldas que incluían una estructura de aros metálicos.

      El comentario poco elogioso y la obsesión vestimentaria del Glasgow Herald a propósito de las futbolistas del partido Escocia-Inglaterra no son otra cosa que el reflejo de la desaprobación moral de la sociedad patriarcal británica hacia aquellas jóvenes mundanas que se entregaban a una práctica deportiva masculina y, lo que es peor, ante una multitud de hombres. Las jugadoras despiertan tal hostilidad que, para protegerse, utilizan nombres falsos. Por ejemplo, la militante sufragista Helen Matthews, organizadora de este torneo de fútbol y guardameta del equipo escocés, se hace llamar la «señora Graham».

      Tan solo unos días después de este primer partido, los cinco mil espectadores de un segundo encuentro femenino Inglaterra-Escocia celebrado en Glasgow invaden el césped con gran alboroto, interrumpiendo así el trascurso del partido.

      Es en este pernicioso contexto socio-deportivo en el que se implanta, a finales de 1894, el primer club de fútbol femenino de la historia: el British Ladies’ Football Club, fundado por Nettie Honeyball, militante feminista cuyo verdadero nombre era Mary Hutson, y por Florence Dixie, escritora política, corresponsal de guerra e hija del marqués de Queensberry. Desde el primer momento, durante una entrevista concedida al Daily Sketch el 6 de febrero de 1895, la secretaria del club, Nettie Honeyball, manifiesta su intención militante.

      El British Ladies’ Football Club no tiene nada de grotesco —afirma—. Fundé la asociación el año pasado con el firme propósito de probar al mundo que las mujeres no son esas criaturas «ornamentales» e «inútiles» que los hombres imaginan. Debo confesar que en lo que concierne a los temas en los que sigue imperando la división de sexos, todas mis convicciones se inclinan del lado de la emancipación y espero con impaciencia el momento en el que las mujeres estarán presentes en el Parlamento para hacer oír su voz en todos los asuntos que les atañen.

      Cargado con una escabrosa reputación por haber ganado partidos contra equipos masculinos y también por haber fichado a una futbolista negra, Emma Clarke, el British Ladies’ Football Club, hundido financieramente, desapareció del terreno de juego durante cerca de seis años. Pero después de que, en octubre de 1902, la federación inglesa de fútbol prohibiera expresamente a todos sus afiliados competir contra mujeres, el British Ladies’ Football Club reaparece, insolente, para jugar tres partidos contra escuadras

Скачать книгу