Una historia popular del fútbol. Mickaël Correia
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El 26 de abril de 1920, dieciséis jugadoras francesas desembarcan en Douvres para una serie de cuatro partidos internacionales contra las Dick, Kerr Ladies a beneficio de la National Association of Discharged and Disabled Soldiers and Sailors. Formada principalmente por jugadoras del Fémina Sport y de En Avant!, dos clubes parisinos, la selección francesa está supervisada por Alice Milliat, presidenta de la recién nacida Fédération des Sociétés Féminines Sportives de France (fsfsf) [ver capítulo 19]. Pero como el fútbol femenino en Francia aún estaba en estado en embrionario —apenas existen una decena de clubes, casi todos en la región de París—, la prensa francesa queda fascinada por el entusiasmo de los veinticinco mil espectadores llegados para asistir al primer encuentro en Preston:
El regreso del primer partido es apoteósico: la circulación de los vehículos se hace imposible —comenta el periódico L’Auto—. En cuanto a bajar del vehículo y atravesar la acera para penetrar en el hotel, es algo indescriptible: robustos policías ingleses intentan abrir un camino que no consiguen mantener despejado más que unos pocos segundos; las francesas consiguen escapar con bien de esta muchedumbre, no sin perder jirones de sus ropas.154
Hasta el último encuentro, celebrado el 6 de mayo en el Stamford Bridge, el estadio del prestigioso club londinense de Chelsea, la gira futbolística cosecha el caluroso entusiasmo de los ingleses.
Soportamos con una sonrisa el suplicio que periodistas y fotógrafos nos infligieron durante más de una hora cuando el tren llegó a Londres —narra Alice Milliat—. En cada estación importante teníamos que bajar al andén o ponernos en la portezuela de los vagones para que nos fotografiaran una vez más. […] Tengo confesar que el recibimiento que nos ofreció la población de la gran ciudad de Preston fue para nosotras de lo más inesperado. De un lado a otro de la calle colgaban banderas y pancartas con inscripciones en francés; el alcalde nos esperaba de pie en las escaleras del ayuntamiento para darnos la bienvenida a nuestra llegada.155
Cinco meses después del éxito triunfal de este periplo deportivo, las Dick, Kerr Ladies cruzan el canal de La Mancha para realizar una gira de cuatro partidos contra sus homólogas francesas. El primer encuentro, el 31 de octubre, reunió en el estadio Pershing de París a más de doce mil curiosos y al embajador británico.156 Al día siguiente, en Roubaix, diez mil espectadores acuden al Parc Jean Dubrulle para asistir a la victoria 2 a 0 de las inglesas. Durante sus desplazamientos en el norte y, más tarde, el 6 y 7 de noviembre, en Le Havre y Rouen, las futbolistas se recogen en silencio ante los principales monumentos a los caídos que jalonan el trayecto, sellando así la amistad franco-británica que se había forjado durante la primera guerra mundial.
El punto culminante del año 1920 tiene lugar el día del tradicional partido del Boxing Day, el 29 de diciembre. 53 000 espectadores se agolpan en las gradas del Goodison Park, el estadio del Everton FC de Liverpool, para contemplar a las Dick, Kerr Ladies, que ganan 4 a 0 al St. Helen’s Ladies. Las futbolistas son escoltadas por la policía para conseguir llegar a los vestuarios y la gran afluencia de público permite recaudar la impresionante suma de 3115 libras esterlinas para el Unemployed Ex-Servicemen’s Distress Fund.157 La joven futbolista Lily Parr, de tan solo quince años de edad, se convierte en la máxima goleadora del equipo. «Probablemente no existe mayor prodigio del fútbol en todo el país, comenta un periódico local. No solo tiene velocidad y un excelente control del balón, sino que su admirable forma física le permite escapar a las defensoras que la atacan. Los caminos que toma desde su portería hasta el campo contrario han dejado a la multitud estupefacta».158
Al año siguiente las Dick, Kerr Ladies multiplican los triunfos deportivos, disputando un total de 67 partidos —es decir, unos dos partidos por semana durante la temporada—, entre ellos una serie de encuentros apoyando el importante movimiento huelguista de los mineros, que había dado comienzo en abril de 1921, ante una media de trece mil espectadores.159 Impresionado por la calidad del juego de las inglesas y por la cantidad de público que convocan, el 5 de noviembre de 1921 el Sport of Dublin admite: «Si los jugadores de la liga irlandesa fueran capaces de jugar un fútbol tan hábil y atractivo como el que jugaron las Dick, Kerr Ladies en Windsor Park la semana pasada, habría más público y crecería la venta de entradas. Las mujeres fueron tan rápidas y hábiles como los internacionales el fin de semana pasado, y unas cañoneras mucho mejores».
Los hombres llaman al orden
Ahora que la Football League ha relanzado el campeonato profesional británico para la temporada 1919-1920, y la Football Association, la Copa de Inglaterra, las autoridades futbolísticas empiezan a mirar con malos ojos no solo su competencia en términos de audiencia y de espectáculo deportivo, sino también la organización de estos encuentros femeninos en los estadios de sus clubes afiliados. Los importantes beneficios generados por las competiciones entre ladies también exasperan a las esferas dirigentes del movimiento deportivo, que se cuestiona cada vez más la naturaleza de este fútbol femenino: ¿Se trata de una simple prolongación de los partidos benéficos entre munitionnettes de la primera guerra mundial o de una popular práctica futbolística que está implantándose durablemente en la cultura deportiva británica?
Por otra parte, el contexto social de los años 1920-1921 se muestra favorable a la emancipación femenina. Aunque en 1918 el parlamento había votado el Representation of the People Act, que autorizaba a las mujeres casadas de más de treinta años a votar, y aunque en 1919 Nancy Astor se convirtió en la primera mujer en formar parte del Parlamento, un soplo reaccionario y patriarcal cruza la sociedad británica. Es verdad que la participación de las obreras en los esfuerzos de guerra ha conseguido que se tambaleen durante un tiempo los cimientos de la rígida división por sexos. Pero la aparición en las metrópolis inglesas del movimiento de las «Flappers», jóvenes libertarias que reivindican la sexualidad libre, los cabellos cortos y el consumo de tabaco y alcohol, genera un verdadero huracán de pánico moral.
En este contexto, el fútbol femenino empieza progresivamente a aparecer como vector de una crisis de identidad de género y como cuestionador del papel procreador asignado a la mujer. A principios de 1921, una carta acusatoria supuestamente dirigida por una mujer a su hermana menor, futbolista, aparece en el Blaydon Courier:
Apelas a la sagrada causa de la caridad. Pero ¿acaso la caridad es lo único sagrado? ¿Es que no existe una hermosa flor llamada modestia? ¿No tienes ningún respeto por tu sexo? Querida y amable Jennie, ¿acaso no sabes que cada vez que entras en los vestuarios y abandonas tu atuendo femenino por una camiseta y un pantalón de fútbol masculino no solamente te deshonras, sino que rebajas tu sexo a los ojos de todos aquellos que tienen un mínimo de decencia?160
En una entrevista publicada el 21 de abril de 1921, el conocido atleta Walter Goodall George declara, a propósito del fútbol femenino: «Tenemos que tener en mente nuestras necesidades futuras en términos de maternidad y, como nación, reflexionar si los esfuerzos físicos inherentes al deporte femenino y asociados a una nueva mentalidad son beneficiosos o perjudiciales. A este respecto tiendo más bien a pensar que es necesario que las altas instancias médicas lleven a cabo una investigación oficial bajo la supervisión del Gobierno».
El retorno al orden patriarcal al que aspiran los hombres pasa pues por un retorno al orden futbolístico, y es la federación inglesa quien lo pita brutalmente el 5 de diciembre de 1921, al prohibir de manera oficial a los clubes afiliados a ella que presten sus terrenos a equipos femeninos, vetándoles también cualquier asistencia técnica o arbitral. Tras haber sancionado duramente al Winchester