Interculturalidad, arte y saberes tradicionales. Bertha Yolanda Quintero Maciel

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Interculturalidad, arte y saberes tradicionales - Bertha Yolanda Quintero Maciel

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El vecindario no es el movimiento vecinal. Este último cuenta con un plataforma organizativa básica que fueron las asociaciones de vecinos. Según Pedro Ibarra, la identidad vecinal “aparecía cuando se otorgaba sentido a vivir en un determinado espacio urbano”. P. Ibarra (2016). Memoria del antifranquismo en el País Vasco. Por qué lo hicimos (1966-1976). Pamplona: Pamiela, p. 106.

      39 J. C. Romera (2016). Génesis y desarrollo del pensamiento antifascista en tres generaciones durante la dictadura franquista: la razón social. Estudio de infancia y juventud de las clases populares antifascistas en Bizkaia y Gipuzkoa (tesis de doctorado). upv/ehu, España.

      40 Steiner, op. cit., p. 154.

      41 Ibidem, p. 153.

      42 González, op. cit., p. 169.

      43 F. Cruces (2007). De cucharas y corazones. Encarnación y densidad semántica en la cultura expresiva contemporánea. Documento repartido en el curso Fuentes para la antropología de Castilla y León. Escritura y oralidad. El Barco de Ávila.

      44 Josep María Esquirol señala lo mismo cuando comenta que “un acontecimiento es un hecho desbordante de significación”, es decir, irreductible a la mera constatación o a la explicación causal. “Celebraciones, blasfemias, plegarias y lamentos, son la expresión espontánea, pero honda, de que el mundo humano rebasa los simples hechos” y el autor dice algo muy interesante cuando vincula a aquellas con la sabiduría inmemorial que no reduce la significación.

      45 González, op. cit., p. 170.

      46 Más adecuado sería denominarlo red social física, agregado o conjunto social, pues no todos los miembros de la red se conocen entre sí.

      47 En realidad, tras finalizar la guerra no podemos hablar de verdadera paz.

      48 Los testimonios que documentan oralmente el ejercicio de la solidaridad entre las capas populares son muy abundantes, y todos refuerzan dos juicios claros: por una parte, la intensidad de la represión ejercida sobre el bando perdedor de forma indiscriminada, y, por otra, la enorme capacidad de sacrificio, dirigido a la solidaridad de las redes familiares extensas y vecinales. Arantxa Garaikoetxea (Sestao, 1949) cuenta lo siguiente: “Un hermano de mi madre estuvo a pena de muerte, también por ser nacionalista. Estaba en el batallón Gordexola de Barakaldo […] y sufrieron bastante. Al final le conmutaron la pena de muerte, pero esa fue un poquito la tragedia que vivieron un poco mi ‘ama’ (‘madre’ en lengua vasca), que fue la que más iba a Larrinaga o al Estado Mayor, a llevarle comida, ropa…”. B. Solé y Beatriz Díaz (2013). Era más la miseria que el miedo. Mujeres y Franquismo en el Gran Bilbao: Represión y Resistencias. Bilbao: Asociación Vizcaína de Investigación Histórica, p. 29.

      49 La comunidad también se fracturó, las denuncias son prueba de ello, y se agregan al vecindario familias populares, pero del bando vencedor, lo que entre rechazo, recelo y necesidad de convivir, se añaden características nuevas, si bien el calado de estas últimas parecen ser periféricas.

      50 Negrín fue jefe de Gobierno en los años de la Guerra Civil, durante la Segunda República Española.

      51 El espacio de la sociabilidad es contado como espacio biográfico comparativo, es decir, genealógico.

      52 Son los sobrenombres, apodos y motes un espacio lingüístico de mucho interés desde los estudios de la sociabilidad, tal y como Maurice Agulhon la entendió y desarrolló. M. Agulhon (2016). Política, imágenes, sociabilidades. De 1789 a 1989. Zaragoza: Prensas de la Universidad de Zaragoza, pp. 103-118.

      53 Sobre la construcción y recepción de las identidades de género en la cultura visual del periodo autárquico en España (1938-1953), es fundamental el libro de María Roson, Género, memoria y cultura visual en el primer franquismo. Materiales cotidianos más allá del arte.

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      La muerte del folclor

      benjamín valdivia

      De la folcloridad

      Si bien los orgullos nacionales están presentes en cada conmemoración de las comunidades, su introversión se agudiza en tiempos de crisis. Así, los grandes conflictos dan lugar a la consolidación de regionalismos como una forma de resistencia planteada frente a los acontecimientos que conllevan cambios. A pesar de seguir ideales de conjunción o totalización, los países tienden a aislarse en la protección de sus logros. Los siguientes dos ejemplos nos aclaran el panorama: las independencias nacionales en Latinoamérica en el siglo xix y las utopías marxistas del siglo xx. En el primer caso, debido a su fuerte lazo común, se buscó la convergencia de todas las colonias españolas en la constitución de una patria única. Fue entonces como ahora un “sueño bolivariano” que insistía en no desmembrar el continente sino formar un solo y poderoso país. A pesar de tener semejanzas idiomáticas, religiosas y de intenciones liberadoras, los distintos sectores de la inmensa colonia española enfrentaron fuerzas que dividieron el ideal, lo que provocó que la independencia se redujera a un país específico o hasta partes internas, separando los países mismos.

      El segundo caso desborda la unidad continental y tiene un alcance planetario. Conforme al planteamiento clásico de Marx, las formaciones económico-sociales mantienen un carácter sistemático; de ahí que la transformación histórica debe tener una eficacia mundial en la conversión del Estado capitalista al comunista. La discusión en torno a la factibilidad o no de una sola organización de trabajadores por encima de todos los orígenes nacionales fue álgida y llevó a la ruptura entre distintas tendencias de la Primera Internacional; luego se puntualizó como diferendo entre la “revolución mundial” o el “socialismo en un sólo país” con el consiguiente distanciamiento entre trotskistas y leninistas. El tema de fondo fue siempre si la utopía tenía valor aplicativo en todo el mundo o sólo en ciertos lugares.

      Ambos ejemplos de ambición totalizadora nos advierten de la resistencia histórica de los pueblos a integrarse en cuerpos sociales más amplios. Es como si en el interior de las poblaciones se percibiera una cierta tendencia centrífuga que amenazara con dispersar su identidad. Las naciones se asumen como entidades en peligro de dejar de ser al verterse en nuevas condiciones de asociación territorial, política o económica. En 2016, la Unión Europea vivió el proceso británico de separación y el presidente electo de Estados Unidos señaló entre sus prioridades revocar las condiciones de los tratados internacionales de comercio suscritos por

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