Ideología y maldad. Antoni Talarn

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Ideología y maldad - Antoni Talarn

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Viena: Beretha - Schoeler. Traducción castellana: Sobre la agresión. El pretendido mal. Madrid: Siglo XXI, 1972.

       Pardini, D., A., Raine, A., Erickson, K. y Loeber, R. (2024). Lower amygdala volume in men is associated with childhood aggression, early psychopathic traits and future violence. Biological Psychiatry, 75, 73-80.

       Pfaff, D. W. (2015). The altruistic brain. How we are naturally good. Oxford: Oxford University Press. Traducción castellana: El cerebro altruista. Por qué somos naturalmente buenos. Barcelona: Herder, 2017.

       Peteiro, J. (2011). «Ante el horror: la prevención científica del crimen». En: I. Ruiz (Comp.): La sociedad de la vigilancia y sus criminales. Madrid: Gredos. (pp. 110-128).

       Roman, B. (2003). Ética ecológica y responsabilidad mundial: Del por qué al cómo. Ars Brevis, 9, 199-217.

       Seguí, L. (2012). Sobre la responsabilidad criminal. Psicoanálisis y criminología. Madrid: FCE

       Solomon, R. L. (1980). “The opponent-process theory of acquired motivations: The costs of pleasure and benefits of pain.” American Psychologist, 35, 691–712.

       Tobeña, A. (2005). Mártires mortíferos. Un itinerario por el cerebro de los suicidas atacantes. Valencia: Publicacions de la Universitat de València.

       —(2017). Neurología de la maldad. Mentes predadoras y perversas. Barcelona: Plataforma.

       Tovar, J. y Ostrosky, F. (2013). Mentes criminales. ¿Eligen el mal? Estudios de cómo se general el juicio moral. México: Manual Moderno.

       Villegas, M. (2011). El error de Prometeo. Psico(pato)logía del desarrollo moral. Barcelona: Herder.

       —(2018). Psicología de los siete pecados capitales. Barcelona: Herder.

      4. Tertulia de sabios Hablando sobre la maldad

      Si nos colocaran en una situación extraña, nueva y cruel en el seno de un sistema poderoso, lo más probable es que no saliéramos siendo los mismos. No reconoceríamos nuestra vieja imagen si la viéramos en el espejo junto a la persona en la que nos hemos convertido. Todos queremos creer en nuestro poder interior, en nuestra capacidad de resistirnos a fuerzas situacionales… (…). Pero hay pocas personas así. Para la mayoría, esta creencia en el poder personal para hacer frente a las fuerzas situacionales y sistémicas es poco más que una ilusión de invulnerabilidad. Lo paradójico es que mantener esa ilusión nos hace aún más vulnerables a la manipulación, hace que no prestemos suficiente atención a las influencias negativas y sutiles que nos rodean.

      Zimbardo, El efecto Lucifer. El porqué de la maldad.

      Invitamos al lector a dejar volar su imaginación y a que nos acompañe en este coloquio atemporal, tan imposible en la realidad como factible en nuestro afán de acumular saberes1.

      Estamos oyendo la radio. No vemos lo que sucede en el estudio, pero podría ser algo muy aproximado a lo siguiente:

      Es una agradable mañana de primavera, soleada y calurosa. Quizás por eso mismo la temperatura del estudio de radio sorprende por su frescor. Sin duda, el aire acondicionado hace de las suyas, con cierta desmesura, como suele suceder tan a menudo en los ambientes de trabajo de radio y televisión.

      Los invitados a la tertulia ya están todos en sus asientos y el presentador, que no es otro que el propio autor de este texto, da las últimas instrucciones para lograr una emisión ágil y sin demasiados tecnicismos. Les advierte que, aunque se trata de un espacio para oyentes de un cierto nivel cultural, tampoco hay que excederse.

      La tertulia lleva por título «Hablando sobre la maldad», un tema que la dirección de la emisora cree que será de interés y de actualidad, dados los últimos acontecimientos sucedidos (un atentado terrorista en Barcelona, un crimen pasional en Teruel y un ataque con armas químicas en Siria).

      Como es costumbre, tras la cortinilla de entrada, el presentador inicia el programa con una introducción general.

      ↘ Presentador: Buenos días. Hoy vamos a hablar sobre la maldad. Un tema que, sin duda, nos preocupa a todos y abre muchos interrogantes, especialmente tras los sucesos que estamos viviendo últimamente. En el programa anterior, como recordarán nuestros oyentes más asiduos, ya dejamos bien sentado que la maldad es una acción exclusivamente humana que provoca un daño o un dolor que podrían ser evitables. Así pues, retomamos el debate desde este punto.

      Contamos hoy con un grupo de invitados de auténtico lujo. Les presento a los señores Sócrates e Immanuel Kant, representantes ilustres de la filosofía; a los insignes etólogos Konrad Lorenz e Irenäus Eibl-Eibesfeldt; a los reputados psicoanalistas Sigmund Freud y Erich Fromm y, por último, a Albert Bandura y Philip Zimbardo, psicólogos de prestigio internacional. A su vez, en este programa dejaremos las líneas telefónicas abiertas por si algún especialista a la escucha se anima a participar.

      Antes de abrir el debate permítanme hacer unas reflexiones previas. Steven Pinker, en un libro que se ha hecho mundialmente famoso, titulado El angel que llevamos dentro, dice que la humanidad vive en el período más pacífico de su historia. Manejando gran cantidad de datos y referencias históricas, este psicólogo, profesor en Harvard, muestra cómo la violencia ha ido disminuyendo progresivamente a lo largo de los siglos y sostiene que la actual es la época menos cruel, peligrosa y violenta que hemos vivido nunca. Presenta argumentos difíciles de rebatir que demuestran que hay menos guerras, asesinatos, tortura, esclavitud, violaciones y vejaciones diversas; constata que se ha avanzado mucho en derechos para las mujeres, niños, ancianos y minorías antes estigmatizadas.

      ¿Significa esto que la humanidad ha progresado moralmente? ¿Qué les parece si abrimos el debate con esta cuestión?

      Sócrates: Buenos días. Como soy el más mayor tomaré la palabra en primer lugar, si me lo permiten. Respecto a esta cuestión inicial que usted plantea piense que en mi época, por ejemplo, tener esclavos era una cosa que estaba bien vista. Incluso Platón y Aristóteles la justificaban. Hoy en día esto sería impensable, pero, muy probablemente, por el cambio de las costumbres y las leyes, no tanto porque dispongamos de una conciencia moral mayor que antaño.

      Zimbardo: Como psicólogo social quiero decir algo en este punto. No es fácil hablar de progreso moral. En primer lugar, porque el concepto de progreso moral no ha de entenderse equivalente a un cambio en la conducta moral individual. Decir que ha habido, o no, progreso moral, no implica que haya habido un cambio en las inclinaciones del sujeto particular. La valoración del progreso moral no se puede hacer en términos de conductas individuales. Quizá nos matamos menos que antaño, pero no sé si somos más bondadosos. En segundo lugar, es difícil hablar de progreso moral porque no se puede considerar a la humanidad como un ente único, dadas las enormes diferencias de todo tipo entre las poblaciones humanas. Lo que nos permite valorar si hay o no progreso en una determinada sociedad es contemplar la sensibilidad de la misma hacia el sufrimiento y el dolor, así como también el respeto de esa sociedad hacia el valor intrínseco de las personas, su dignidad y libertad. Esto se puede ver en las leyes, costumbres e instituciones de cada sociedad en particular.

      ↘ ¿Entonces podemos decir que, en este sentido, hay sociedades que han progresado más que otras?

      Zimbardo: Al menos teóricamente sí. Aquellas sociedades que poseen leyes explícitas para evitar sufrimientos, proteger a los más débiles y respetar los derechos humanos, son, o pretenden

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