Ideología y maldad. Antoni Talarn

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Ideología y maldad - Antoni Talarn

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más ricos y democráticos, siguen siendo severos con sus ciudadanos de a pie —no con las élites— y crueles con los inmigrantes y refugiados. Los fanatismos no parecen decaer en su empuje y los «ismos» de todo pelaje surgen por doquier. La pena de muerte continua vigente en muchos lugares y la tortura se practica en tres de cada cuatro países del mundo. Las guerras se ceban ahora en la población civil y los derechos fundamentales son pisoteados por los ejércitos, las mafias, ciertas corporaciones financieras y no pocas multinacionales y Estados.

      ↘ Eso es cierto. Hace poco vino un representante de Amnistía Internacional y nos trajo su último informe. La conclusión fue clara: ni de lejos se puede considerar que la humanidad haya alcanzado un estado de mansedumbre o generosidad.

      Fromm: No cabe regocijarse demasiado sobre el supuesto progreso empático del género humano. En todas partes hay mucha anestesia moral o «ceguera moral», como diría Zygmunt Bauman.

      ↘ Quizás por ello, y teniendo en cuenta los tiempos que corren, no faltan iluminados que proponen la mejora moral de la humanidad a través de la psicofarmacología.

      Freud: ¿Lo dice en serio?

      ↘ Desde luego. No solo hay médicos tras esta idea, también hay psicólogos y filósofos en un debate muy abierto. Hay quien cree que se podría plantear aumentar el altruismo, la empatía o disminuir el racismo, tomando píldoras de oxitocina, por ejemplo.

      Freud: En mis tiempos, ya anuncié que se fabricarían fármacos para combatir los trastornos mentales, pero esto no lo podía imaginar.

      Fromm: Pues a mí me parece una barbaridad. Ya estamos próximos al soma de Huxley.

      ↘ Desde luego, la relectura de Un mundo feliz da mucho que pensar en pleno siglo XXI. Habría tema para un largo debate, sin duda. Pero sugiero centrarnos en el tema de la maldad, propiamente dicha. La violencia y la maldad no son entes en sí mismos que cabe analizar asépticamente. Ambas se ejecutan en unos escenarios históricos, como las revoluciones o las rebeliones; en ámbitos políticos, familiares, religiosos, culturales, deportivos, ideológicos; y por medio de diferentes agentes, ya sean colectivos, como el Estado, el ejército, las bandas, las mafias, o individuales. De ahí que los profesionales de la filosofía, la etología, la sociología y la psicología nos auxiliarán en este complejo y entretenido camino. ¿Quién empieza?

      Sócrates: De entrada déjenme decirles, como representante de los filósofos, que el tema del mal tiene una enorme tradición en nuestro gremio, como pueden imaginarse. Solo el punto del porqué un Dios benevolente tolera el mal ha consumido miles de páginas.

      ↘ Pero hoy día, este tópico está ya superado, ¿no es así?

      Sócrates: Se equivocarían si lo creyesen. En la actualidad aún existen filósofos que tratan de aclarar la relación entre Dios y el mal. Incluso hay quien sostiene que el sufrimiento puede ser un privilegio, aunque venga impuesto. Por ejemplo, el famoso filósofo Richard Swinburne.

      ↘ Me sorprende un tanto, la verdad. Creía que nadie sería capaz de sostener algo así en los tiempos que corren.

      Sócrates: Pues ya ven ustedes. Es una tradición filosófica que arranca en San Agustín y llega hasta el siglo XXI. Aún hay quien sigue discutiendo si Dios es o no omnipotente ya que no puede eliminar el mal.

      ↘ Me gustaría saber qué le diría este tal Swinburne a un torturado o a una víctima de Estado Islámico. Pero propongo que dejemos de lado estas divagaciones, porque creo que, hoy día, no nos llevarían muy lejos. No es a los dioses a los que hay que interpelar sobre la maldad, sino a los humanos. ¿No les parece?

      Kant: En eso estoy de acuerdo. Ya el propio San Agustín decía, como Platón y Aristóteles, que el mal era una cuestión de la voluntad humana. Soy de los que creo que el ser humano posee una facultad moral intrínseca de la razón práctica. Pero hay quien desoye a la conciencia y actúa con maldad.

      ↘ ¿Todo hombre es portador de una moral intrínseca?

      Kant: Sí, porque todo hombre es portador de razón y de la razón surge la ley moral. De ella se deriva lo que yo llamo «imperativo categórico», que, en una de sus formulaciones reza así: «obra de manera que la elección de tu voluntad pueda servir al propio tiempo como principio de legislación universal». Es decir, actúa de manera que tu acción pueda servir de norma y ejemplo para los que se encuentran en las mismas circunstancias.

      ↘ Entonces, ¿de dónde proviene el mal?

      Kant: De la voluntad humana, que a veces se sustrae de la razón. El humano decide si sigue o no a la ley moral. Si pone por encima de la ley sus inclinaciones o, como se dice cotidianamente, sus tentaciones. Pero, la verdad, creo que el humano tiende a esto último de modo natural y a seguir más sus inclinaciones que la ley moral. Hay una propensión al mal moral. No siempre se sigue otra de mis formulaciones del imperativo categórico, aquella que dice: «obra de tal modo que uses la humanidad, tanto en tu persona como en la persona de cualquier otro, siempre como un fin al mismo tiempo y nunca solamente como un medio».

      ↘ Y ello ¿a qué se debe?

      Kant: Se obvia la ley moral por tres características humanas: la fragilidad, la impureza y la malignidad. El frágil sabe lo que hay que hacer pero se deja vencer por sus inclinaciones e impulsos, su voluntad no es fuerte. Sería el caso del célebre Dr. Jekyll, que todos recordarán. El impuro no sabe muy bien qué es lo que hay que hacer, admite diversos motivos para actuar. El maligno, en cambio, permite permanentemente que sus impulsos sometan a su moral. En este sentido, creo que el hombre es por naturaleza malo, de modo innato.

      Lorenz: Querido Immanuel, permítame discrepar. Considero insostenible decir que el ser humano posee una maldad innata.

      Kant: Cuando digo esto no me refiero a la biología. Digo que el mal está en nuestra naturaleza, no que sea natural. Su posibilidad está en nuestra condición, en nuestra raíz, por eso hablo del «mal radical». Lo digo en el sentido de que lo que caracteriza la condición humana es la libertad y por ello el mal es el abuso sobre otros, en la medida en que se ejecuta una acción no universalizable. Sostengo que no se puede erradicar porque para ello tendríamos que eliminar la libertad.

      Lorenz: De acuerdo, pero aun así creo que usted confunde agresión con maldad. La agresión sí es una disposición instintiva y, según como, muy útil. Sirve para establecer jerarquías, para la protección de las crías, para la caza en los depredadores, e incluso para establecer vínculos sociales. La maldad se produce cuando la agresión descarrila, pero no es innata. Luego volveré sobre este punto, que me parece fundamental.

      Kant: No creo confundir tales conceptos. Señalo que se hace el mal por elección, en base a la libertad de la que disponemos.

      ↘ De acuerdo, pero Dr. Lorenz, por favor, no deje de aclararnos qué significa eso de que «la agresión descarrila».

      Lorenz: Lo haré, pero creo que piden la palabra.

      Eibl-Eibesfeldt: Sí, por favor. Déjenme decirles que no es lo mismo innato que instintivo. Una distinción que no suele hacerse a menudo, pero es muy relevante. Hoy día, los etólogos hablamos poco de instinto, preferimos el término potencialidad. Suelo decir que estamos preprogramados para el comportamiento agresivo. Pero aquí la cultura jugará un papel fundamental.

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