Videojuegos y conflictos internacionales. Antonio César Moreno Cantano
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Lo he dicho tantas veces. Los rebeldes vinieron en medio de la noche y patearon mi puerta. Me dijeron que me estaban buscando, porque un hombre de mi pueblo les dijo que había ayudado a los soldados del Gobierno. Era mentira. Les dije que el hombre odiaba a mi familia y quería hacernos daño. Pero los rebeldes no escucharon.
Después de pedir un cuchillo y un hacha, el comandante me ordenó que levantara la cara. Lloré mientras me cortaba la mayor parte de la nariz. Me cortó el labio superior y me cortó las dos orejas. Luego tomó el hacha y me cortó las dos manos a la altura de la muñeca.
Esta violencia también fue ejercida por las propias fuerzas armadas gubernamentales, tal y como han denunciado diferentes organismos internacionales. La simple sospecha de pertenecer a los rebeldes llevó a muchas personas a las «casas de seguridad» del UPDF, centros de detención secreta en los que eran sometidos a todo tipo de castigos (Escola de Cultura de Pau, 2008). No sorprende ante este marco de crímenes que Dalson Oyo vea imposible lograr una solución a través del Mato Oput. Su propuesta es la eliminación física del temible líder del LRA, Kony. Es la misma línea argumental que defenderá el comandante local del Ejército ugandés en Gulu, Charles Okonya, cuando dialoguemos con él. Pese a ello, nos anima a realizar un último intento de aproximación a él, pero siempre con cuidado pues es «como un animal rabioso, loco, impredecible».
Aunque en cualquier momento podemos acceder a la entrevista final con Kony, siguiendo el orden lógico nuestro siguiente objetivo es recabar información en el Centro de Recepción de Niños de Gulu. Allí nos recibirá su responsable, Obita John, que nos explicará las tareas que llevan a cabo y los constantes ataques que sufren a manos de las milicias rebeldes, que no consienten la deserción de los niños que formaban parte de sus tropas. El diseño gráfico de este espacio es muy rico en detalles, como se puede apreciar en los dibujos reales que decoran las paredes de este lugar. Esta práctica es una herramienta muy común entre los psicólogos, pues el dibujo en sí tiene un fin terapéutico, ya que les permite exteriorizar todas sus experiencias dramáticas de una manera libre y sin presiones. Sacar a la luz todos sus miedos interiores.
Tendremos la oportunidad de hablar con un menor que había formado parte del LRA, Moses Apires. Nos relata que fue secuestrado el día que cumplía 6 años, permaneciendo con los rebeldes hasta que tuvo 14. Cuando se lo llevaron le explicaron que «lo liberaban de Museveni» y que «Dios les había mandado buscarlo». Durante ese tiempo cometió todo tipo de barbaridades, como en el distrito de Pader (en el norte del país), donde fusilaron a mujeres y bebes, y mataron salvajemente a los hombres con piedras. Mientras dialogamos con él, en la zona de literas vemos al fondo a otro menor al que le falta un brazo. El dramatismo de la escena es de gran intensidad, tanto por la narración de estos acontecimientos como por la visualización física de sus consecuencias. Una vez que ya hemos podido recabar pruebas de las acciones del LRA ya estamos preparados para reunirnos con su líder.
Captura de pantalla de Child Soldier’s de las paredes del centro de menores de Gulu con dibujos reales.
En ese momento, aparecen varias cinemáticas que nos trasladarán a la selva y veremos varios de los soldados (dos de ellos niños) que protegen a Joseph Kony. El encuentro tiene lugar de noche, en un sitio aislado, acompañados por el ruido de la hoguera y el de innumerables insectos. En primer lugar, le concretaremos que este es un encuentro no oficial. Pese a ello, se mostrará ansioso por escuchar nuestros argumentos. A partir de ese instante se desencadena una conversación en la que deberemos estresar a nuestro interlocutor para que cuente realmente la verdad. Para lograrlo, y previamente a todas nuestras visitas a los diferentes enclaves del conflicto, usaremos siete categorías de argumentaciones intrínsecamente relacionadas con toda la narrativa del juego: acciones militares futuras; pruebas irrefutables de la ICC; negociación de un tratado de paz; pruebas de soldados del LRA que se han acogido a la amnistía gubernamental; pruebas de ataques del LRA a poblados y campos de desplazados; y algunos creen que en el fondo Kony quiere la paz. Una de las primeras cuestiones que provocará su enfado y exaltación será el posible proceso de paz. Lo rechaza tajantemente, que ya lo intentó en el pasado, argumenta, pero el presidente Museveni no quiere realmente la paz porque lo persigue con rabia y sin cesar. Si apelamos a nuestro as argumentativo de la paz, golpeará la mesa y amenazará con perseguir a todo aquel que difunda el bulo de que él quiere rendirse. Podemos cambiar de tema (aparecen simbolizadas en la parte inferior del menú, ver imagen 5) y centrarnos en los ataques que el LRA ha perpetrado en la región de Gulu. Responde que solo ha mandado tropas a esa zona para mostrar su poder al Gobierno. Se presenta como «un luchador de la libertad, el que traerá la Luz y la Palabra de Dios». Negará los asesinatos y mutilaciones que le imputa la ICC, explicando que todo es obra en realidad del UPDF para inculparlo ante la opinión internacional. No teme a las fuerzas armadas estatales, «soy como un zorro, siempre escapo. Dios y los espíritus sagrados me susurran al oído mis planes». Al emplear nuevamente una de nuestras argumentaciones, a partir de conversaciones como la que tuvimos con Dalson Oyo, reconocerá algunos de estos ataques puntuales, pero responderá con violencia apelando a la Biblia (Mateo 5: 27-30), tergiversando su mensaje, explicando que «si alguien te ofende con la mano, se la cortas; y si lo hace con el ojo, se lo arrancas». Se autonombra el restaurador de la Tierra Prometida de los acholi. Pese a todas nuestras réplicas y matizaciones, al final de la entrevista Kony sigue negándose a alcanzar la paz si la ICC no retira sus acusaciones. Muchas de las frases y argumentarios que aparecen se inspiran, si llevamos a cabo un ejercicio de comparación, con la entrevista que el periodista independiente británico Sam Farmar le realizó en junio de 2006 y que se puede visionar en Vimeo(Farmar, 2006).
Captura de pantalla de Child Soldier’s en la que se representa el encuentro final con Joseph Kony.
Podremos optar por tres finales diferentes: avisar por radio al Ejército de la ubicación del campamento del LRA (se producirá una matanza sin ningún tipo de resultado positivo, pues el conflicto seguirá abierto y Kony escapará); aceptar sus peticiones, negando el sufrimiento del pueblo ugandés; y, la más lógica, explicar que la ICC seguirá con su proceso. Si escogemos esta vía, nos despedirá con una clara advertencia: «La selva es muy peligrosa de noche». Varias cinemáticas nos ofrecerán a varios niños de la guerra armados hasta los dientes, con expresión triste, preparados para continuar con su trágico y obligado destino, la violencia indiscriminada, y, finalmente, la muerte. En el epílogo, Christine Akello, en forma de diario, mostrará su pesimismo por lograr una solución pacífica a este conflicto, más aún cuando el LRA reanudó sus ataques desde el Congo. Se llegará a plantear su propia labor: «¿Tendría que haber hecho las promesas que él quería? No lo sé».
A fecha de 2020, y como hemos explicado, la crisis en Uganda, pese a tener varios frentes y conatos de violencia puntuales, ya no es un conflicto armado en sentido estricto. El LRA apenas tiene presencia y miles de sus miembros se han acogido a un proceso de amnistía y reconciliación. Por el camino, un sinfín de personas de todas las edades han padecido todo tipo de sufrimientos. Aunque se le ha achacado en algún portal especializado (Stone, 2009) un argumento frágil, e incluso un poco absurdo, consideramos a Child Soldier’s una excelente herramienta educativa e informativa sobre las complejidades de la realidad en Uganda en las últimas décadas. Su excelente documentación, sus múltiples puntos de vista, con la intención de no forjar un relato unidireccional y la apelación constante a la negociación y la mediación como herramientas indispensables para la resolución de conflictos son dignos de admirar.
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3 Como explica Stewart (2009), estas