Saltar el torniquete. Marisol Alé Tapia

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Saltar el torniquete - Marisol Alé Tapia

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por nombre o prestigio:

      …que si alguien de Recursos Humanos tiene todos estos currículums, lo que hace es revisar si son de la Católica o de la Chile, usach, y ahí eligen y ahí está el ranking entre las tres, y los demás aquí quedan, o sea, esa es la realidad. Es un descarte inmediato.

      La estructura les gana, dos veces, al sujeto y su intento: por la matriz productiva, que los requiere simples, y por la dualidad social chilena, que los requiere abajo. Del viaje —que los requirió airosos— salen perdiendo y extraviados. Y debiendo.

      b) El muro

      Para los de su estamento, el pueblo, la salida (estudios profesionales) no conduce a una entrada (trabajos profesionales). Egresan, pero no ingresan; deben regresar.

      Uno sale a un mundo donde las puertas ya están cerradas.

      Siempre faltando, siempre debiendo. Como si sus trayectos, y sus títulos, no alcanzaran; forma estamental de incompletitud incorregible y misteriosa que los inhabilita. Quedan debiendo por lo que ya tienen (el título), y por lo que no tienen ni acaso tendrán. Siempre falta algo más. La meta se corre cuando te acercas.

      Una forma del desquicio: haga lo que haga, fallará.

      Me dicen, “tienes que tener experiencia”, no sé po, “5 años”. “Tienes que hablar chino mandarín”… No sé po, tener cosas, que no sé, que… A uno le da risa igual eso. Pero en verdad, o sea, te piden cosas ilógicas.

      Claro, te piden experiencia, pero no te dan oportunidades para.

      El orden no resiste un análisis lógico, pero no se inmuta por ello: es real, aunque ilógico. Y ahí se queda la subjetividad con su rabia, impotencia y otros modos de emocionar la debilidad abusada.

      c) El quiebre

      La urgencia habitual de la economía familiar, por una parte, y la constatación de la inviabilidad de la expectativa laboral profesional, por la otra, fuerzan un quiebre, un “cortar”. Es el momento de la decepción y de alguna forma, acaso insostenible, de resignación.

      Entonces, es un tema del trabajo, uno ya se va desmotivando y al final uno agarra lo que hay. Entonces siento que ya está difícil encontrar pega ahora.

      Quien se animó y movió, quien ingresó a la competencia por el conocimiento, debe volver/se al régimen de los trabajadores simples o de disponibilidad. El profesional, y su carrera y camino, ceden al jornal y su ley del agarrar, siempre al evento, siempre en presente: donde no se crecerá más, o donde no hay desarrollo posible; mundo que se vive al día y en el que lo único que avanza, y se acumula, es el tiempo.

      Pero cuando uno se mete a trabajar a otra [actividad fuera de la especialidad] pierde mucho contacto y no gana nada de experiencia. Eso es lo fome… Pero tampoco se puede estar años buscando pega sin hacer nada más, además yo tengo una hija.

      Es la condena social que pasa por su propio condenarse, transmutando el todavía no de la esperanza, en el ya no de la melancolía (y acaso de la rabia).

      d) La deuda, la duda y el fin de la creencia

      El camino seguido es por lejos el proyecto esencial de sus vidas. En ese camino han puesto los esfuerzos mayores y también una idea de sí. Es una inversión y un viaje identitario, y ambas de alcance mayor. El fracaso abate: un proyecto de ser queda tachado y el sujeto debe hacer solo su pérdida.

      Es desmotivante, es muy decepcionante… Yo creo que uno se proyecta… entonces es un proyecto donde uno se endeuda, que uno invierte tiempo y lucas, su intención, su concentración todo en eso…

      Al final del tú puedes está la impotencia, el árbol de los frutos vanos. Maldicen la razón abusiva y misteriosa, desconocida, que explota sus sueños y luego deshace sus méritos. Mejor, envanece sus frutos.

      M: uno dice “estudié y me esforcé para trabajar en algo que no voy a ejercer”, y está esa impotencia, por un tema que uno se esforzó. En mi caso yo era la mejor de mi curso, y estoy trabajando en algo nada que ver… y queda todo en vano.

      Lo que sigue son los lentos y tortuosos retornos al camino del jornal, al trabajo simple o a formas de autoempleo equivalentes. Y lo que queda, es la palabra ya dicha, y sus arranques hacia atrás (al sentido de la escuela y los estudios superiores) y hacia adelante (al sentido del orden social y la permanencia de la segregación).

      e) Al salir de cuarto medio: ¿el único camino es la educación superior?

      Al inicio de este camino, a los 18 años, cuando salían de cuarto medio (incluso antes, cuando sus padres los matriculaban en algún colegio del nuevo sistema con voucher) había un camino prohibido: integrarse sin más al trabajo jornalero de siempre y su ley de la disponibilidad del trabajo simple (salarios de subsistencia, identidad social disuelta en número, sin posibilidades de desarrollo laboral ni promoción social).

      Decían, al salir de cuarto medio:

      ¿Qué viene para adelante? Todavía no estoy bien enfocado en algo en especial, pero después de aquí, no trabajar (…). Me gustaría estudiar y sacar una carrera profesional, y lo que es importante es que después del cuarto medio no salir a trabajar, eso es lo que me interesa.

      La mayoría de los papás de nosotros no son profesionales, trabajan el día a día y se sacan la mugre trabajando.

      Yo en los veranos he trabajado, uno termina hecho bolsa no quiero esto para mi vida todos los años, toda mi vida, no, entonces como la única opción que tienes es estudiar.

      Es sobre esa pulsión de fuga del trabajo jornalero que se montó el sistema. En vez de vocaciones (como en las clases medias tradicionales), se trata de vías de escape de los trabajos existentes. Todos los barcos servían si prometían la chance de “partir” de esos empleos a los de mejor destino.

      Hoy, al final de este viaje, ya no parece tan sensato aquello de “al salir de cuarto, no entrar a trabajar”.

      Dicen, ahora:

      Entonces mejor al final hubiera salido del colegio y trabajado al tiro. Hubiera tenido la experiencia que me piden y todo.

      Una idea se ha comenzado a apagar: y era una idea fuerza que orientaba a las generaciones populares de todos estos lustros. Y entonces, ¿dónde irán los que vienen entrando?

      f) ¿Y si no hay camino? Neoliberal sí, feudal también

      Es la forma perversa, que niega lo que afirma, de la modernidad neoliberal chilena: los individuos deben orientarse intensamente hacia el sí mismo (como en los juegos de la razón instrumental de la sociedad mercantil), pero, a su vez, los puestos siguen adscritos a estamentos (como en los juegos de la sin/razón comunicativa de la sociedad feudal); que se puede ser neoliberal extremo en lo primero, y feudal naturalizado en lo segundo. Eso es lo retorcido que se corta con el estallido de octubre.

      Nada falló, el modelo fue exitoso, todos hicieron como se esperaba, y fue con ganancias, superación de la miseria, etc.

      ¿Por qué entonces este resultado?

      Se equivocaron creyendo que seguía un pueblo antiguo, con su inferioridad social asumida como asunto algo real y natural. Así lo habían conocido por cinco siglos, y creyeron que los tiempos de Frei y Allende eran memoria vacía. Pero este nuevo profesional

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