Álvaro d'Ors. Gabriel Pérez Gómez
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No resulta sorprendente que al final de este primer Cuaderno enumere los trabajos que le ocupan durante el mes de julio, que vienen a coincidir en gran medida con los temas de las anotaciones y, en parte, con las lecturas precedentes. Como se puede ver, predominan los asuntos filológicos:
Trabajos en curso en el mes de Julio:
Fabula togata
Edición de las Epist. de Séneca (Sem. Univ.)
Edición del Pro Caecina (Centro)
Alejandro Severo, emperador civil.
Las incantationes[145].
Conviene recordar que, a pesar de la altura intelectual y el grado de madurez que evidencian los temas de los que se ocupa, en marzo de 1936 estamos ante un joven que todavía no ha cumplido los 21 años. La amplitud de sus intereses y el programa de estudio que se había trazado se encontraban muy por encima de lo habitual entre los muchachos de su época. De estos trabajos que reseña, el relativo a la «comedia togada»[146] se lo acababa de entregar a su profesor de Filología Latina, Pedro Urbano González de la Calle, justamente antes de dejar Madrid para sus vacaciones. Era algo más que el germen de lo que debería ser su tesis doctoral en Letras. Así lo recuerda en una anotación de diciembre de 1936:
En ese trabajo, si mal no recuerdo, había un estudio sobre el estilo de Afranio, en el que me refería a las particularidades estilísticas de este autor de togata y principalmente a los recursos fonéticos (aliteración, etc.). Luego había unas observaciones sobre las Menipeas de Varrón (¡mis queridas Menipeas! ¿Volveré alguna vez a inclinar mi cabeza sobre tus insignificantes fragmentos?). En esas observaciones intentaba aclarar un pasaje que habla de gente desnuda en invierno con una referencia a las fiestas lupercales. También quería fundarme en otros pasajes de este texto para apoyar la tesis de que el culto de Attis había sido introducido en época de M. Terencio Varrón —¡mi querido Varrón!—. ¿Qué más había en ese trabajo de este curso? Me acuerdo que la noche antes de entregar ese trabajo desgajé de él un estudio sobre el verso galiambo, porque descubrí una pequeña inexactitud que requería la corrección de algunas cuartillas. También en algún momento había pensado presentar conjuntamente un estudio sobre los Carmina, ¡mis queridas fórmulas mágicas!: huat, haut, huat ista pista domiabo damnastros! y aquellas otras admirables de Marcelo o de Vegecio Renato, ¡el gran veterinario!, o de Plinio, ¡el gran Plinio! Pero en este asunto de los Carmina había un mare magnum tan magnum que preferí no robar el tiempo de don Pedro con aquello. Pero, ¿qué más presenté? Había algo más; en total eran unas ochenta cuartillas… Ahora me acuerdo de que también había algunas correcciones al texto del Pro Caecina que presenta la Collection des Belles Lettres. Yo preparaba este texto para la colección del Centro de Estudios Históricos. Me acuerdo que en Julio le dije a Bonfante (¡Buenas tardes don Moisés! —¡qué lejos está todo eso!—) que esperaba tener todo preparado para Noviembre y que daba un término tan lejano porque no creía poder volver a trabajar en aquello hasta Octubre[147].
A finales del curso 1935-36, en medio de las tensiones sociales y políticas por las que atravesaba España, se podía presagiar que algo iba a ocurrir, pero quizá nunca la magnitud de los acontecimientos que iban a producirse en aquellas vacaciones. Álvaro d’Ors, por tanto, hizo sus planes como en cualquier otro verano: permanecería los primeros días de julio en Madrid y, para la segunda quincena, tenía previsto un viaje a Basilea y a Heidelberg[148]. De camino, había pensado pasar unos días junto a su abuela Teresa, en Argentona.
[1] Carta de Xènius a Juan Ramón Jiménez, Barcelona, 22 de abril de 1915. Publicada en “Correo Literario”, Punta Europa (104), 1964, p. 22. La revista reproduce tres cartas de Antonio Machado y Eugenio d’Ors a Juan Ramón Jiménez (Residencia de Estudiantes. Colina de los Chopos. Hipódromo. Madrid), cedidas por los herederos de este a Punta Europa. El «tómese nota de él como de un futuro residente» se refiere a la Residencia de Estudiantes. El juego de palabras con “Zenobita” hace referencia a Zenobia Camprubí, que se casaría con el poeta un año más tarde.
[2] Álvaro d’ORS, Autoscopia [Original inédito, sin paginar]. La Casa de les Punxes era obra del arquitecto Josep Puig i Cadafalch, también conocida como Casa Terrades. Se levantó en el n.º 416 de la Avenida de la Diagonal en 1905. En esta casa vivieron los d’Ors Rovira-Pérez Peix entre 1910 y 1922.
[3] Tel∙lina era hija de Juan Ors Rosal, hermano de José, el padre de don Eugenio. Murió poco después de la guerra civil. Fue mi madrina de bautizo y la que me inició en la música. Recuerdo que, mientras vivíamos en Barcelona, nos veíamos frecuentemente con esa familia y el día de Reyes, siempre íbamos a recoger los regalos que teníamos en aquella casa. Notas a M.T. Para Álvaro d’Ors se trataba de una figura especialmente querida, tal como reseñaría en el momento de su muerte: 25 de Noviembre [de 1939]. Hoy fallece Concepción Ors —Tel∙lina— mi muy querida madrina, la que me puso el nombre de Jordi. ¡Dios la tenga en su santa gloria! Cuadernos Personales (en adelante C. P.), p. 1.266. Sobre los Cuadernos Personales, vid. infra el epígrafe del mismo título.
[4] Eugenio D’ORS, “Confesión de un hijo del otro siglo. Memorias de Eugenio d’Ors”, Confesiones y recuerdos, Ed. de A. GARCÍA NAVARRO, Pre-textos, Valencia, 2000, p. 30s. En la partida de bautismo del abuelo de Eugenio d’Ors (Joan Ors i Font) este aparece como hijo de Josep Horts i Vila, posiblemente como consecuencia de una falsa etimología. En la misma partida de bautismo (15-I-1831) también figura como madrina Ignés Horts, «muller de Josep Rubió, impressor i llibreter», padres de Joaquín Rubió i Ors, primer poeta de la Renaixença y autor de Lo Gayter del Llobregat. La partida de bautismo quizá no sea del todo fiable para cuestiones ortográficas, ya que está redactada en un catalán no normalizado: «Als quinse de Janer de mil vuit cents trenta y un, en las fonts baptismals de la parroquial Iglesia de S. Just y S. Pastor de Barcelona, amb llicencia de mi, lo infrascrit, el Rev. D. Joseph Mariano Estrada, Pbre. beneficiat de esta parroquial Iglesia, batejá a Joan Baptista, Joseph, Pau, nat lo mateix dia, fill llegitim y natural de Joseph Horts mestre mañá y de Lluisa Font conjg. naturals de Barcelona. Foren padrins: Camillo de la Flor, veler e Ignés Horts, muller de Josep Rubió, impressor y llibreter». Iglesia Parroquial de los santos Justo y Pastor, Libro 44 de Bautismos, fol. 306, 15-I-1831.
[5] En el mismo año de su muerte, Álvaro d’Ors le regaló a su nieto Álvaro Pérez d’Ors una caja con sobres de correos dirigidos a él en donde el apellido estaba escrito incorrectamente: «Álvaro Dos», «Álvaro 2», «Álvaro Dios», «Álvaro Dior», «Álvaro Deors», «Álvaro Dor’s», «O’dors», «d$Ors», «D’Oors», «Álvaro D’Dos», «Od’rs», «D?ora», «Dorss», «o’Dor»... Otras variantes relacionadas con la dirección postal (Calle Aoiz, de Pamplona), con su profesión o con la Universidad de Navarra, daban lugar a cartas —¡que llegaban!— como estas: «Sr. D. Roman D’Ors Alvaro», «Sr. D. Álvaro d’Ors, calle D’Aoiz», «Herrn Prof. Alvaro. AOJZ 18. d Ors-Pamplona»