Reflexiones sobre Historia Social desde Nuestra América. Gabriela Grosores

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Reflexiones sobre Historia Social desde Nuestra América - Gabriela Grosores

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(que se descuenta) sino ir al encuentro de aquellos rincones donde se acu­rrucan las evidencias de la vida, alegrías y pesares de los pueblos en resistencia. Esos pedacitos de documentos, esas hilachas de re­cuerdos, cartas, literaturas, que no aparecen frecuentemente en la superficie, pero que es importante encontrar, descubrir para llegar a las explicaciones más profundas. Así lo hizo Walsh, buscando la evidencia, “construyendo el dato”, incluyéndolo en un discurso sig­nificativo y difundiéndolo, aún en las condiciones espantosas en las que se encontraba y al costo de su propia vida. Así es de podero­sa la necesidad de conocer que tenemos las personas y los pueblos.

      No basta con la tarea imprescindible de descubrir los testimo­nios, con la lucha para difundir y conservar la memoria. A riesgo de quedar entrampados en la repetición, no basta con recordar: es fundamental comprender y explicar, hacer que el recuerdo “re­lumbre”. El “Nunca Más” como conjuro mágico por sí mismo no nos protegerá de los avatares presentes, no alcanza con el mero inventario de las injurias. Se precisa comprender, profundizar en las dinámicas de los procesos, en sus formas y contenidos.

      Tampoco basta con conocer los sufrimientos del pueblo. La lu­cha popular por la memoria, la verdad y la justicia consiguió que salga a la luz una parte de las evidencias, testimonios, documen­tos, que muestran los padecimientos del conjunto del pueblo ar­gentino y de sus hijos más sensibles y valientes. Sin embargo, y no es algo azaroso, lo que está más oculto y silenciado aún es la resis­tencia a la opresión. No es inocente que se borre todo registro de los miles de obreros que el 24 de marzo del 76 tomaron sus fábricas en oposición al Golpe de Estado, de los miles de estudiantes que protestaron en sus escuelas, de los miles de militantes que se orga­nizaron para denunciar e impedir que el Golpe de Estado tuviera éxito y que lograron aplazarlo, e impedir algunos de los intentos previos al que finalmente triunfó y en esa misma lucha abonaban la posterior resistencia antidictatorial, el otro camino al que se re­fería Salamanca, el camino de la liberación. Esta memoria, la me­moria de la resistencia, es la que está más oculta, porque más que los sufrimientos, el aprendizaje de los caminos que fueron útiles para resistir y avanzar en la resolución de las propias necesidades y dificultades constituyen una experiencia histórica potente, como fondeadero de las luchas del presente.

      Por lo tanto, el trabajo científico implica develar, desentrañar los hechos descubriendo las explicaciones más profundas y -al re­vés de lo que plantea el sentido común- ese trabajo está estrecha­mente vinculado al punto de vista que adoptamos.

      Cuando Salamanca en el año 75 planteaba que había dos cami­nos (o se apoyaba el golpe imperialista, por acción u omisión, o se profundizaban las luchas hacia la liberación) estaba diciendo que los diversos sujetos actuaban concientemente desde su punto de vista, en diferentes direcciones. Se actuaba con mayor o menor cla­ridad política, mayor o menor grado de conciencia, pero eligien­do un camino, aún cuando su conocimiento de la realidad fuera, como lo es siempre, parcial.

      Por lo tanto, comprender la Historia implica encontrar esa correlación de fuerzas entre las distintas acciones concientes de los hombres en cada momento, y nuestros instrumentos son las teorías, los puntos de vista y los rastros presentes del pasado. La Historia pasada tiene una significación presente y ella es la que le otorga significado para quien la estudia. Por eso, lo que permite conocer el pasado cabalmente es el conocimiento del presente.

      El punto de vista es condición de la ciencia y por eso resulta imprescindible conocer cuál es la perspectiva de quien está dando cuenta de la Historia y esto no implica que no se pueda tener objeti­vidad. Si conocer es poner en relación un sujeto y un objeto, el suje­to no puede observar desde otro lugar que desde el propio. El punto de vista es un instrumento científico: ¿Cuál es la diferencia entre los diversos puntos de vista?, ¿Hay formas de ver más y formas de ver menos? Hay sectores de la sociedad cuya posición en el entramado social contradictorio determina velos ocultadores y justificativos del orden social. Por lo tanto su mirada es mítica, lejos de la ciencia. Allí el punto de vista opera como límite, en la intersección de los desco­nocimientos de una época y los intereses justificatorios.

      Alcira Argumedo plantea la existencia de un “punto de vista popu­lar” que recupera las otras voces oprimidas por las corrientes eurocén­tricas y que es necesario reconocer el pensamiento teórico de un Otro. Este Otro, “es un sujeto social heterogéneo que encuentra su punto de unidad en una historia común de resistencias y desgarramientos, de sueños de dignidad y autonomía”. Este sujeto ha ido desarrollando una matriz propia de pensamiento que es necesario rescatar para po­der mirar más completamente la historia de América Latina.

      Por eso nosotros proponemos una Historia científica que está en las orillas de la Academia, que no es la ciencia oficial, con sus modos de regimentación y validación. Es en esas orillas donde se puede descubrir el pensamiento de los pueblos, donde se puede apreciar cómo avanzó en el entendimiento de la realidad para po­der transformarla.

      Ese posicionamiento implica, también otras motivaciones sub­jetivas para la búsqueda de la verdad. Como dijera Rodolfo Walsh a los miembros de la Junta: “Estas son las reflexiones que en el pri­mer aniversario de su infausto gobierno he querido hacer llegar a los miembros de esa Junta, sin esperanza de ser escuchado, con la certeza de ser perseguido, pero fiel al compromiso que asumí hace mucho tiempo de dar testimonio en momentos difíciles”.

      Conclusiones

      Tanto Walsh como Salamanca partiendo de su posiciona­miento y práctica política en su presente lo abordaron con una perspectiva histórica: fue la experiencia histórica de los Golpes de Estado y las Dictaduras pro imperialistas la que se actualizaba en sus previsiones y orientaba su acción. Allí el conocimiento que proviene del recuerdo en el instante de peligro pasa a incidir, a través de la acción social conciente y permite tomar un lugar en la lucha de clases.

      En nuestro presente la pretensión de reconstruir lo que “ine­vitablemente” dio paso al

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