Reflexiones sobre Historia Social desde Nuestra América. Gabriela Grosores
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la noche en que el mar se la tragaba, los habitantes clamaban
pidiendo ayuda a sus esclavos.
El joven Alejandro conquistó la India.
¿El solo?
César venció a los galos.
¿No llevaba consigo ni siquiera un cocinero?
Felipe II lloró al hundirse
su flota. ¿No lloró nadie más?
Federico II ganó la Guerra de los Siete Años.
¿Quién la ganó, además?
Una victoria en cada página.
¿Quién cocinaba los banquetes de la victoria?
Un gran hombre cada diez años.
¿Quién pagaba sus gastos?
Una pregunta para cada historia.
Bertolt Brecht, 1934
Preguntas de un obrero ante un libro 19
19 Bertolt Brecht, Poemas y canciones, Alianza Editorial, Madrid, 1984, p.91
FUNDAMENTOS DE LA HISTORIA SOCIAL: TRABAJO, NATURALEZA Y SOCIEDAD20
CLAUDIO SPIGUEL
Una “Historia Social General” ¿qué contenidos albergar con este título? Este título nos abre una puerta al conocimiento de la historia real, la “historia-objeto” -como la definó Pierre Vilar-: el devenir o la dinámica de las sociedades humanas. Dinámica de grandes masas, de pueblos enteros, de los diversos componentes de la humanidad. Se trata entonces de enfocar los grandes relieves del proceso histórico, los relieves más determinantes para anclar los fenómenos particulares y los acontecimientos, y así poder comprenderlos y explicarlos.21
Por su objeto, la historia-conocimiento, la historia-ciencia, no se refiere solo a hechos circunstanciales unidos por relaciones inmediatas de causa y efecto, -tal como los estudiaba la historia “positivista” clásica- (“¿Por qué César cruzó el Rubicón desafiando la ley de la república romana?” o “¿Qué tenía en la cabeza cuando cruzó?”) que se planteaba que un hecho histórico podía explicarse fundamentalmente por las ideas de los dirigentes. Por el contrario, la Historia conocimiento busca tanto elaborar una descripción estructural de las sociedades pasadas, en aquellos aspectos nodales que las configuraron, como también, y fundamentalmente, dar cuenta de su desarrollo, de su dinámica; se propone explicar cómo una sociedad se transformó en otra, cómo lo viejo dio lugar a lo nuevo.
Los hombres han hecho su historia y la han contado, desde mucho tiempo antes de que existiera un registro escrito, desde las primeras sociedades cazadoras-recolectoras hasta el apogeo y decadencia del capitalismo imperialista y la lucha contra él en nuestro presente. Desde las cavernas y los instrumentos de piedra hasta la alta tecnología actual con todas sus potencialidades benéficas y a la vez con sus secuelas de guerra, explotación y destrucción de pueblos y ambientes. Desde la dura lucha por sobrevivir buscando frutos, bisontes o guanacos, hasta la enorme abundancia de productos suficiente para satisfacer dignamente las necesidades de toda la humanidad, y su contracara de hambre y miseria, con un quinto de la población mundial -mil millones de personas- que vive en la pobreza absoluta, con menos de un dólar por día. ¿Cómo explicar este proceso, un proceso universal y de múltiples procesos específicos? Éste es el objeto más general de la historia como ciencia y el marco de sus indagaciones particulares.
Pensar históricamente requiere una simultaneidad de abordajes que implican por una parte, integrar los diversos aspectos, dimensiones distinguibles, “esferas” o “niveles” de la sociedad que frecuentemente aparecen fragmentados: “lo” económico, lo social, lo político, lo cultural; y por la otra, reconstruir y estudiar sus relaciones recíprocas, para conocer y comprender la “totalidad” social. Esto no supone por supuesto reconstruir “todo” como en un mapa tan grande como el mundo mismo. Se trata de desentrañar cuáles son las relaciones determinantes, que hacen a lo esencial de ese “todo” social en el que se articulan aquellas dimensiones específicas.22
La historia científica, por otra parte, y fundamentalmente, atiende al movimiento, al cambio, a los procesos tendenciales y contradictorios, de largas acumulaciones cuantitativas y de rupturas o saltos cualitativos, al devenir de ese “todo social” y de sus diversos fenómenos y aspectos. Se trata de estudiar el modo en que la regularidad y repetición abren paso a la ruptura y lo inédito, a cómo lo viejo engendra y da lugar a lo nuevo, cómo lo nuevo surge de lo viejo y lo niega y supera. Esto hace a la esencia de la historicidad, tanto de la sociedad -la Historia- como de la naturaleza, del psiquismo y de todos los fenómenos en general.
La totalidad y el devenir se remiten recíprocamente. No hay sociedad sin movimiento y cambio, aun milenario, y a su vez es en ese movimiento como se manifiesta la relación entre las diversas dimensiones determinantes de la sociedad, se realiza aquella totalidad, síntesis de múltiples determinaciones.
En la concepción expuesta de la Historia Social, lo “social” no es un mero recorte, un residuo que resultaría luego de extraer del objeto “lo económico”, “lo político” y “lo cultural”. Por el contrario, lo “social” remite al encuentro de las diferentes dimensiones y los elementos más determinantes de toda historia, porque lo “social” alude a las relaciones sociales, las relaciones entre las personas en el seno de la sociedad.
Las relaciones sociales no son una abstracción existente fuera de los hombres concretos que viven, actúan e integran esas relaciones de una sociedad dada. Tampoco existen las personas fuera de esas relaciones sociales en el seno de las cuales son engendradas, reproducen su vida y actúan. La Ilustración del siglo XVIII enarboló contra el absolutismo feudal, el postulado de un “hombre natural”, átomo pre-social y a-histórico, que luego se vincularía con otros en el mercado o por medio de un pacto. Esa imagen subsiste hasta hoy en el punto de partida atomista de la concepción del liberalismo clásico.23
Pero ese hombre “natural”, al margen de sus relaciones sociales no existió ni existe.
Todas las personas son producidas en el seno de determinada sociedad, de determinadas relaciones sociales y a la vez son productoras de las mismas. Siempre existieron los hombres y sus relaciones, simultáneamente. Relaciones en la producción, en el trabajo, en la obtención de los medios de vida para sobrevivir y en la reproducción de la vida, relaciones en otras esferas de la vida social: en la política, en la dominación y la lucha contra esa dominación; relaciones en las prácticas culturales. Todas éstas son relaciones sociales o instancias de las mismas. Pero al mismo tiempo las relaciones sociales se desenvuelven, en el seno de una unidad mayor, articuladas con los vínculos de la sociedad, de los hombres con la naturaleza, de la cual emergieron y a la cual, para sobrevivir, transforman con su trabajo.
Esas relaciones sociales hacen a la naturaleza humana y a su historia. A pesar de la obvia importancia de conocer a la humanidad en su naturaleza y su historia, de que nos conozcamos en nuestro pasado, presente y en los futuros posibles, esta perspectiva de la historia de las relaciones sociales está aún en gran parte por hacerse, frente a otras concepciones de la historia, ampliamente dominantes durante largo tiempo como la historia protagonizada