Obras Inmortales de Aristóteles. Aristoteles

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Obras Inmortales de Aristóteles - Aristoteles Colección Oro

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Ahora bien, esta causa es la sustancia de cada ser, porque esta es la causa primera de la existencia. Pero entre las cosas las hay que no son sustancias; solo son sustancias los seres que existen por sí mismos, y cuya naturaleza no está constituida por otra cosa que por ellos mismos. De lo que se desprende que esta naturaleza que es en los seres, que es no un elemento sino un principio, es evidentemente una sustancia. El elemento es aquello en que se divide un ser; es una materia intrínseca. Los elementos de la sílaba son A y B.

       Aristóteles cree en un sistema geocéntrico en el que la Tierra es el centro del sistema.

      Libro VIII

      Parte I

      Necesitamos ahora deducir las consecuencias de lo que hemos dicho, y resumiendo sumariamente cada punto llegar a la conclusión. Hemos dicho que el objeto de nuestras indagaciones era averiguar las causas de las sustancias, sus principios y sus elementos. Entre las sustancias hay unas que son universalmente admitidas; otras, por el contrario, solo son reconocidas por algunos filósofos. Las sustancias universalmente admitidas son las físicas, como, por ejemplo, el fuego, la tierra, el agua, el aire y los demás cuerpos simples; después las plantas y sus partes, los animales y las partes de los animales; en fin, el cielo y las partes del mismo. Las sustancias admitidas solo por algunos filósofos, son las ideas Y los seres matemáticos. Existen también, como hemos mostrado, otras sustancias, que son la forma sustancial y el sujeto. Además hemos dicho que el género es sustancia más bien que las especies, y lo universal más que lo particular; las ideas son análogas a lo universal y al género, porque por el mismo motivo se las considera como esencias.

      Siendo la forma sustancial una esencia, y estando su noción encerrada en la definición y el ser en sí. Y como la definición es la expresión de la noción del ser, y esta noción tiene partes, era necesario ocuparse de las partes, ver cuáles son partes de la sustancia y cuáles no y, por último, si hay identidad entre las de la sustancia y las de la definición.

      Después hemos visto que ni lo universal ni el género eran sustancias. De las ideas y de los seres matemáticos nos ocuparemos más tarde; pues algunos hacen de ellas sustancias independientes de las sustancias sensibles. Ocupémonos ahora de las sustancias unánimemente reconocidas. Estas son las sustancias sensibles, y todas las sustancias sensibles tienen una materia: el sujeto es una sustancia, ya se le considere como materia, y por materia entiendo lo que es en potencia tal ser determinado, pero no en acto; ya se le considere como forma y figura del ser, es decir, esta esencia que es separable del ser, pero separable solo por el pensamiento. En tercer lugar viene el conjunto de la materia y de la forma, único que está sometido a producción y a destrucción, y único que es totalmente separable. Porque entre las sustancias que no hacemos más que concebir, unas son separables, otras no.

      Está claro que la materia es una sustancia; porque en todos los cambios de lo contrario a lo contrario existe un sujeto sobre el cual se opera el cambio: y así, en los cambios de lugar, lo que ahora está aquí más tarde estará en otra parte; en los cambios por aumento y disminución, lo que ahora tiene tal magnitud será más tarde menor o mayor; en los cambios por alteración, lo que hoy está sano mañana está enfermo; y de igual manera, por lo que respecta a la sustancia, lo que ahora se produce más tarde se destruye, el que es actualmente sujeto como ser determinado será más tarde sujeto por privación. Todos los demás cambios acompañan siempre a este último, la producción y la destrucción; este, por lo contrario, no se encuentra necesariamente unido a uno o a alguno de los otros, este sujeta otros. Porque no existe necesidad de que porque tenga un ser una materia que ocupa un lugar, esté sujeta una materia a producción y destrucción. ¿Qué diferencia hay entre la producción simple y la que no lo es? Esto es lo que hemos expuesto ya en los tratados relativos a la Naturaleza.

      Parte II

      Puesto que existe acuerdo unánime con relación a la sustancia considerada como sujeto y como materia, y que esta sustancia solo existe en potencia, nos falta decir cuál es la sustancia en acto de los objetos materiales.

      Demócrito, al parecer, cree que existen entre los diversos objetos tres diferencias fundamentales: el cuerpo, sujeto común en tanto que materia, es uno e idéntico; pero los objetos se diferencian o por la configuración, es decir, la forma, o por la estructura, que es la posición, o por la colocación, es decir el orden. Pero existe, al parecer además, un gran número de diferencias; y así ciertas cosas resultan de una composición material, por ejemplo, las que provienen de la mezcla, como el aguamiel; en otras entran las clavijas, como en un cofre; en otras las ligaduras, como en un manojo; en otras la cola, como en un libro; y en algunos objetos entran varias de estas cosas a la vez. Para algunas cosas solo existe diferencia de posición, como el umbral de la puerta y el coronamiento; diferencia de tiempo: el comer y el cenar; diferencia de lugar; los vientos. Los objetos pueden diferenciarse también por las cualidades sensibles, la dureza y la blandura, lo denso y lo poroso, lo seco y lo húmedo; unos se diferencian por algunas de estas relaciones y otros por todas a la vez. Resumiendo, puede haber diferencia en más o en menos. Está claro, en vista de todo esto, que el ser se tomará en tantas acepciones como diferencias hemos señalado: tal objeto es un umbral de puerta, porque se halla en tal posición; ser respecto de él quiere decir estar colocado de tal manera. Ser hielo quiere decir, respecto del agua, posea tal densidad. En algunas circunstancias, el ser estará determinado por todas estas diferencias juntas, por la mezcla, la composición, el encadenamiento, la densidad y todas las demás: por ejemplo, la mano y el pie. Necesitamos, por tanto, reunir los géneros de las diferencias, y estos géneros serán los principios del ser. Y de esta forma lo más grande y lo más pequeño, lo denso y lo raro, y otros modos análogos pueden referirse a un mismo género; porque todo se reduce al más y al menos. La forma, lo liso, lo áspero, se pueden reducir a lo recto y a lo curvo. Respecto de otros objetos, ser equivaldría a ser mezclado; lo contrario será el no-ser.

      Está claro, según esto, que si la sustancia es la causa de la existencia de cada ser, en la sustancia es donde es necesario buscar cuál es la causa de la existencia de cada una de estas diferencias. Ninguna de estas diferencias es sustancia, ni tampoco lo es la reunión de muchas de estas diferencias: poseen, sin embargo, con la sustancia algo en común. Así como tratándose de sus sustancias, cuando se quiere referirse de la materia, por ejemplo, se refiere siempre de la materia en acto, lo mismo y con más razón ocurre con las demás definiciones: y así, si se quiere definir el umbral, se dirá que es una piedra o un pedazo de madera colocado de tal manera; si de una casa, como son vigas y ladrillos dispuestos de cierto modo. Se define también en ocasiones por el fin. Por último, si se quiere definir el hielo, se definirá como el agua congelada, condensada de tal manera. Un acorde músico representará cierta mezcla del sonido agudo y del sonido grave; y lo propio ocurrirá en todo lo demás. De aquí resulta claramente que para las diferentes materias existen diferentes actos, nociones diversas: el acto es para la una la composición, para la otra la mezcla, o alguno de los demás caracteres que hemos indicado. De donde se deriva que los que definen una casa, diciendo que es piedra, ladrillos, madera, se refieren a la casa en potencia, porque todo esto es la materia; los que dicen que es un abrigo destinado a refugiarse los hombres y guardar los muebles, o singularizar algún otro carácter de este género, estos definen la casa en acto. Los que juntan estas dos especies de caracteres determinan la tercera sustancia, el conjunto de la materia y de la forma (en efecto, la definición por las diferencias al parecer se trata de la definición de la forma y del acto: aquella que solo recae sobre el objeto constitutivo, se trata más bien de la definición de la materia). Las definiciones que ha enunciado Arquitas son de este género: recaen sobre el conjunto de la forma y de la materia. Por ejemplo ¿qué es la calma? Es el reposo en la inmensidad de los aires. El aire es, en este caso, la materia, y el reposo es el acto y la esencia. ¿Qué es la bonanza? Es la tranquilidad del mar; el sujeto material es el mar, el acto y la forma es la tranquilidad.

      Se observa con claridad, después de lo que hemos expuesto, qué es la sustancia sensible y en cuántos sentidos se toma; es la materia, o la

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