Obras Inmortales de Aristóteles. Aristoteles

Чтение книги онлайн.

Читать онлайн книгу Obras Inmortales de Aristóteles - Aristoteles страница 40

Obras Inmortales de Aristóteles - Aristoteles Colección Oro

Скачать книгу

la sustancia será sustancia de un individuo; el animal lo será del individuo en que reside.

      Es imposible, por otra parte, es absurdo que la esencia y la sustancia, si son un producto, no sean ni un producto de sustancia ni un producto de esencia, y que ellas procedan de la cualidad. Entonces lo que no es sustancia, la cualidad, tendría la preferencia sobre la sustancia y sobre la esencia, lo cual resulta imposible. No es posible que ni en el orden de las nociones, ni en el orden cronológico, ni en el de producción, las modificaciones precedan a la sustancia; de otro modo serían susceptibles de tener una existencia independiente. Por otra parte, en Sócrates, en una sustancia existiría entonces otra sustancia, y Sócrates vendría a ser la sustancia de dos sustancias. La consecuencia en general es que si el individuo hombre es una sustancia, y todos los individuos como él, nada de lo que entra en la definición es sustancia de cosa alguna, ni existe fuera de los individuos, ni en otra cosa que en los individuos; es decir, que, fuera de los animales particulares, no hay ningún otro, ni nada de lo que entra en la definición.

      Está por lo tanto claro, conforme a lo anterior, que nada de lo que se encuentra universalmente en los seres es una sustancia, y que ninguno de los atributos generales señala la existencia determinada, sino que designan el modo de la existencia. Sin esto, prescindiendo de otras muchas consecuencias, se cae en la del tercer hombre.

      Existe todavía otra prueba. Es imposible que la sustancia sea un producto de sustancias contenidas en ella en acto. Dos seres en acto nunca se harán un solo ser en acto. Pero si los dos seres solo existen en potencia, podrá existir unidad. En potencia, el doble, por ejemplo, se compone de dos mitades. El acto separa los seres. A causa de ello, si existe unidad en sustancia, la sustancia no puede ser un producto de sustancias contenidas en ella, y de esta forma la expresión de que se sirve Demócrito está fundada en razón: es imposible, dice, que la unidad venga de dos, o dos de la unidad. En efecto, para Demócrito, las magnitudes individuales son las sustancias.

      La misma consecuencia se aplica también al número, si el número es, como afirman algunos, una colección de mónadas. O la díada no es una unidad, o la mónada no existe en acto en la díada.

      Sin embargo, estas consecuencias provocan una dificultad. Si el universal no puede constituir ninguna sustancia, porque designa la manera de ser, y no la existencia determinada, y si ninguna sustancia puede componerse de sustancias en acto, en este caso toda sustancia debe ser simple. No podrá, por tanto, definirse ninguna sustancia. Sin embargo, todo el mundo cree, y nosotros lo hemos dicho anteriormente, que solo la sustancia, o al menos ella principalmente, posee una definición. Y ahora resulta que ni ella la tiene. ¿Será que no es posible la definición de absolutamente nada? ¿O bien lo será en un sentido y en otro no? Este es un punto que se aclarará después.

      Parte XIV

      Obsérvense claramente las consecuencias de lo anterior en el sistema de los que admiten las ideas como sustancias, y como si tuviesen una existencia independiente, y que constituyen al mismo tiempo la especie con el género y las diferencias. Si existen las ideas y si en el hombre y en el caballo está el animal, o el animal y sus especies son una sola y misma cosa numéricamente, o difieren. Está claro que hay unidad de noción, para definir uno y otro término sería necesario enumerar los mismos caracteres. Así pues si existe un hombre en sí que tenga una existencia determinada e independiente, necesariamente en este caso lo que le constituye, el animal y lo bípedo, poseen asimismo una existencia determinada, son independientes, son sustancias; y por tanto son el animal en sí. Supongamos que el animal en sí reside en el caballo, en el mismo concepto que tú estás en ti mismo, ¿cómo será uno en seres que existen separadamente y por qué en este caso el animal de que hablamos no ha de estar separado de sí mismo?

      Pero todavía hay más: si el animal en sí participa del animal que solo tiene dos pies y del que tiene un mayor número de ellos, se infiere de aquí una cosa imposible. El mismo ser, un ser uno y determinado, reunirá a la vez los contrarios.

      Pero si no existe participación, ¿en qué concepto se dirá que el animal es un bípedo, que es un ser que anda? ¿Podrá quizá admitirse que existe composición, contacto, mezcla? Pero todas estas suposiciones son absurdas. ¿Será diferente el animal en cada individuo? Existiría en este caso una infinidad de seres, si puede decirse así, que tendrían lo animal por sustancia; porque el hombre no es un accidente de lo animal. Añádase que el animal en sí sería múltiple. Por una parte el animal es efectivamente en cada individuo sustancia; no es el atributo de otro ser, porque si no este ser sería el que constituiría el hombre, y sería su género. Por otra parte, todas las cosas que constituyen el hombre son ideas. El animal no será, pues, la idea de una cosa, la sustancia de otra; esto es imposible; el animal en sí sería cada una de las cosas contenidas en los animales. Y, por otra parte, ¿qué animal en sí consistiría los animales, y cómo sería el mismo animal en sí? ¿Cómo es posible que el animal, cuya sustancia es el animal en sí, exista fuera del animal en sí?

      Consecuencias idénticas aparecen con respecto a los seres sensibles, y más absurdas todavía. Si existe imposibilidad de mantener la suposición, es evidente que no existe idea de los objetos sensibles, en el sentido en que lo entienden algunos filósofos.

      Parte XV

      El conjunto y la forma definida son sustancias diferentes la una de la otra. Entiendo por conjunto la sustancia que se compone mediante la reunión de la forma definida y de la materia; la otra sustancia es pura y simplemente la forma definida. Todo lo que es sustancia en concepto de conjunción se halla sujeto a la destrucción, porque existe producción de semejante sustancia. Por lo que respecta a la forma definida, no está sujeta a destrucción, porque no es producida, es producto, no la forma sustancial de la casa, sino tal casa particular. Las sustancias formales existen o no existen, independientemente de toda producción, de toda destrucción. Hemos demostrado que nadie las produce, que nadie las hace. Y por esta razón no es posible definición ni demostración de las sustancias sensibles particulares. Estas sustancias poseen una materia, y es tal la naturaleza de la materia que puede ser o no ser; de donde se infiere que todas las sustancias sensibles particulares son sustancias perecederas. Ahora bien, la demostración se aplica a lo que es necesario, y la definición pertenece a la ciencia; y así como es imposible que la ciencia sea tan pronto ciencia como ignorancia, y que lo que en este caso es tan solo una opinión, de igual manera no existe tampoco demostración ni definición, sino una opinión relativa a lo que es susceptible de ser de otra manera de como es. Las sustancias sensibles no deben evidentemente poseer definición ni demostración. Los seres perecederos no se manifiestan al conocimiento cuando están fuera del alcance de los sentidos y, por lo tanto, aunque las nociones sustanciales se conserven en el alma, no puede haber definición ni demostración de estos seres. Así es que los que sirven de definiciones deben saber que siempre se puede suprimir la definición de un ser particular, no existiendo posibilidad de definir verdaderamente estos seres.

      Continuemos: ninguna idea es susceptible de definición. La idea, tal como se entiende, es un ser particular, y es independiente. Ahora bien, la definición se compone necesariamente de palabras, y estas palabras no deben ser obra del que define, porque no tendrían significación conocida. Las expresiones que utilice tienen que ser inteligibles para todos. Sería necesario, además, que las que entrasen en la definición de la idea formaran parte de la definición de los demás seres. Si se tratare de definirte a ti, se diría: animal, flaco o blanco, o cualquiera otra palabra, la cual puede convenir a otro ser que a ti. Se pretenderá, sin duda, que nada impide a que todas las expresiones convengan separadamente a un gran número de seres, y que al mismo tiempo solo convengan a tal ser determinado. Pero en principio animal bípedo es común a los dos seres, quiero decir, al animal y al bípedo. Esta observación se aplica necesariamente a los seres eternos. Son anteriores a todo, y son parte de los compuestos. Son, además, independientes; porque o ningún ser lo es o el hombre y el animal lo son ambos. Ahora bien, si ninguno lo fuese, no habría género fuera de las especies; y si el género es independiente, la diferencia lo es igualmente. Por otra parte, ella tiene

Скачать книгу