Aproximación histórica a la relación de la masonería . José Eduardo Rueda Enciso

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Aproximación histórica a la relación de la masonería  - José Eduardo Rueda Enciso Ciencias Humanas

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      Así es como hemos podido ubicar 47 médicos, un 13,20 %, que se destacaron no solo en el ejercicio de su profesión, sino en diferentes actividades de la vida nacional. De esa muestra de 47 médicos, 32 de ellos, el 66,08 % del total pertenecieron a la masonería, lo que no es de extrañar, pues la masonería durante el siglo XIX, en el territorio de la actual Colombia, fue una forma de sociabilidad de las élites políticas, económicas, científicas y culturales, habida cuenta de que en ese entonces ser médico era pertenecer a la élite o estar muy cerca de ella. No es entonces extraño que 16 de los 32 masones médicos pertenecieron a la logia Estrella del Tequendama, la logia madre de la masonería de la Región Andina, dado que una de sus características fue la de acoger a las mencionadas élites. No obstante, la excepción, la del médico boyacense Manuel María de los Santos Acosta, miembro de la logia Propagadores de la Luz, de Bogotá, fue la más significativa, pues él fue uno de los tres médicos que han sido presidentes de Colombia; los dos restantes fueron Manuel Benito de Castro, presidente de Cundinamarca en 1812, y José Fernández Madrid en 1816.

Persona Logia
Antonio Abad Tatis Logia Hospitalidad N° 1 de Cartagena. Grado 33
Manuel María de los Santos Acosta Castilla Logias Filantropía Bogotana y Propagadores de la Luz. Grado 3
José Araújo Masón
Leoncio Barreto
Francisco Bayón
Ángel María Céspedes Masón
Juan Bautista de Brigard Sordo
Domingo Esguerra Ortiz Logia Luz del Tolima N° 17 de Ambalema
Bernardo Espinosa Escallón Logia Filantropía Bogotana N° 16. Grado 3
Vicente A. García Masón
José Ángel Gómez Logia Hospitalidad N° 1 de Cartagena. Grado 33
Gabriel González Gaitán
Narciso González Linero
Rafael Gutiérrez
José Luis Guardiola Logia Estrella del Atlántico N° 23 de Santa Marta. Grado 3
Guillermo León y Carreño Logia Estrella del Saravita N° 5 del Socorro. Grado 30
Jacinto León Carreño Logia Estrella del Saravita N° 5 del Socorro
Vicente Lombana Buendía Logia Estrella del Tequendama N° 11
Cayetano Lombana Logia Amistad Unida N° 808 de Santa Marta
Joaquín Maldonado Logia Estrella del Tequendama N° 11, Grado 3
Antonio José Matos Masón. Grado 31
José Félix Merizalde
Juan José Olarte Logia Estrella del Tequendama N° 11. Grado 3
Juan María Pardo
Andrés María Pardo Álvarez Logia Estrella del Tequendama N° 11
Emiliano Pereira Gamba Logia Estrella del Tequendama N° 11
Manuel Plata Azuero Masón
Esteban M. Pupo Logia Unión Momposina N° 18
José María Quijano Otero
Daniel Rodríguez Logia Luz del Tolima de Ambalema N° 17. Grado 3
Rodríguez Pinzón Logia Estrella del Saravita N° 5 del Socorro. Grado 30
José Manuel Royo Logia Unión Momposina N° 18. Grado 3
Juan de Dios Riomalo Logia Estrella del Tequendama N° 11. Grado 33
David Torres Solano
José Jerónimo Triana Silva Logia Estrella del Tequendama N° 11. Grado 3
Gabriel Ujueta Amistad Unida N° 808 de Santa Marta
Manuel Uribe Ángel
José Vicente Uribe Restrepo
Ezequiel Uricoechea y Rodríguez Logia Estrella del Tequendama N° 11. Grado 3
Antonio Vargas Reyes Logia Estrella del Tequendama N° 11. Grado 3
Antonio Vargas Vega Logia Estrella del Tequendama N° 11. Grado 3
Liborio Zerda
Ignacio Antorveza Logia Estrella del Tequendama N° 11
Federico Rivas Mejía Logia Estrella del Tequendama N° 11
Joaquín Sarmiento Logia Estrella del Tequendama N° 11
Salvador María Álvarez Bermúdez
José Víctor San Miguel y Tobar
José Peregrino San Miguel

      La participación de los médicos dentro de las dignidades masónicas no fue masiva. En la masonería bogotana el más destacado fue, quizá, Juan de Dios Riomalo, vinculado a la logia Estrella del Tequendama en 1852, alcanzó el grado 33, el máximo dentro del rito escocés; en 1864 fue Primer Vigilante, y solo tenía el grado 3, al escalar en grados le permitió jugar un importante papel en la reactivación de la hermandad en la década de los setenta. Como iremos viendo, fue uno de los principales motores de la erección de la Junta Central de Beneficencia y colaborador permanente de las estructuras administrativas de los establecimientos de beneficencia, habida cuenta de que fue pieza fundamental de la Universidad Nacional. Junto con su colega Bernardo Espinosa, combatió, en 1862, a favor de los ejércitos de Mosquera en la defensa del convento de San Agustín.

      Por lo general, los médicos que se vincularon a la masonería,

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