Gobernanza china. Tyra Diez Ruiz
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LOS DE ABAJO IMITAN A LOS DE ARRIBA
El estilo o forma de hacer las cosas proviene de los que tienen el liderazgo, las costumbres las forma el pueblo. El estilo y la actitud vital de los cuadros dirigentes no solo son una cuestión de apariencia y calidad personal, sino que atañen más aún al prestigio e imagen pública del PCCh. Su ejemplo es clave en la formación de la conducta social, así como en el cultivo de los intereses vitales de la gente. Nuestra tradición atesora numerosas anécdotas y episodios que ilustran esta idea, dos de los cuales son tremendamente inspiradores hoy día. El primero proviene de la Colección de anécdotas de la dinastía Song. Cierto día, Qian Chu ofreció como obsequio al emperador Taizu un precioso cinturón ornamentado con cuernos de rinoceronte, a lo que este repuso: «Ya poseo tres cinturones, y son muy superiores a este», y al pedirle Qian Chu que se los mostrase, el emperador replicó riendo: «El río Bian, el río Huiming y el río Wuzhang», avergonzándolo con esto. La otra anécdota aparece en el libro Notas literarias de Nancun. El vendaje de pies. Cuentan allí que Yao Niang, concubina del último emperador de la dinastía Tang del Sur, era grácil y bella y bailaba como ninguna otra. El emperador le ordenó vendarse los pies con seda para que, al bailar, semejasen la danza de las nubes. A raíz de esto, las mujeres comenzaron a imitarla avergonzándose al poco tiempo si sus pies no estaban vendados. Tanto de forma positiva como negativa, estas dos historias ilustran que ni el más ínfimo detalle de la forma de vida de los mandatarios es trivial.
[«La actitud vital no es ninguna trivialidad», del libro Nuevas ideas desde Zhejiang, Zhejiang People’s Publishing House, 2007.] |
El ejemplo de los dirigentes ha sido una valiosa medida para mejorar las costumbres populares y gobernar el país durante siglos. Tal y como decían los antiguos: «Si no reverencia ni se afecta, carecerá de la confianza del pueblo». Las Analectas de Confucio también recogen esta idea: «Si el gobierno es justo y dirige al pueblo con rectitud, ¿quién osará ser injusto?». En El libro de Mencio se afirma que: «Los de abajo gustarán de aquello que a los de arriba guste. La virtud de los altos rangos es como el viento, y la del pueblo como la hierba, que cuando el viento sopla, la hierba se doblega». Y también lo expresa aquel dicho popular que dice: «Si la viga maestra no es recta, las demás se torcerán». Las dos historias que recoge Xi en su discurso son asimismo dos ejemplos, tanto negativo como positivo, que nos confirman la suma importancia de la actitud vital de los dirigentes.
Qian Chu era el nieto de Qian Liu y el último monarca del reino de Wuyue durante el periodo de las Cinco Dinastías y los Diez Reinos. Cuando el emperador Taizu de los Song pacificaba las regiones del sur del Yangzi, Qian le proporcionó tropas para ayudarle a destronar a la dinastía Tang del Sur, encabezada por el emperador Li Yu, y una vez vencida, se puso bajo sus órdenes, ofreciendo al primer emperador de los Song preciosos obsequios como tributo. Sin embargo, el emperador los rechazó todos exclamando: «Todo esto no son más que reservas de las arcas del imperio, ¿qué utilidad tendrían como tributo?». La anécdota del cinturón que refiere Xi Jinping ilustra la rectitud del monarca, al observar celosamente el principio de velar antes que nada por el bienestar del imperio. Por su parte, las gentes de Wuyue agradecieron que Qian Chu se rindiera ante los Song, evitando así una guerra que habría minado su supervivencia. Aún hoy existen algunos monumentos en su memoria en el Lago del Oeste, tales como el Templo y la Pagoda que llevan su nombre.
En cuanto a la abominable costumbre del vendaje de pies, su origen es aún objeto de debate. Según Notas literarias de Nancun. El vendaje de pies, provenía de los tiempos de las Cinco Dinastías, surgiendo como una práctica ligada a los cánones de belleza y la estética de la danza propia de los Tang. Cuentan que al emperador Li Yu se le ocurrió la extravagante idea de vestir los pies de sus bailarinas con calzos blancos y largas telas de seda que, bien apretados, resaltaban la fina punta de sus dedos. Poco después, todos comenzaron a seguir su ejemplo, evidenciando de nuevo, esta vez de forma negativa, la suma importancia que conlleva el ejemplo de los dirigentes.
En sus tiempos como gobernador de Zhejiang, Xi Jinping quiso ilustrar la relevancia de una actitud ejemplar recurriendo a estas dos historias, una de consecuencias valiosas y otra desastrosas. Sin embargo, es una idea en la que ha insistido en múltiples ocasiones, recalcando la necesidad de que los cuadros y miembros del PCCh lideren la corrección constante de su estilo de trabajo. En la primera sesión plenaria de la XVIII Comisión Central de Control Disciplinario, con la intención de enfatizar que la actitud de los miembros del Partido, especialmente la de los altos cargos, tiene una influencia vital tanto en la imagen pública del gobierno como en la conducta social, citó el viejo dicho «para rectificar tu sombra, debes andar recto; para pedir honestidad a tus subordinados, debes predicar con el ejemplo», y en la segunda sesión plenaria, volvió a insistir diciendo que «aquellos que hacen respetar la ley deben acatarla primero».
Una persona debe cumplir sus exigencias antes de exigírselas a otros, y no debe hacer lo que prohíbe a los demás. Xi Jinping ha sido un gran defensor de esta idea desde su juventud. La razón principal por la que desde el XVIII Congreso Nacional el PCCh goza del favor general de la opinión pública, es precisamente el trabajo constante por llevar a la práctica esta convicción, a saber, que las autoridades practican lo que predican y toman la iniciativa. El Politburó del Comité Central del PCCh lleva desde entonces insistiendo repetidamente en la necesidad de tener un comportamiento ejemplar, principalmente mediante la formulación de sus «Ocho Reglas» para evitar las «Cuatro Formas» de decadencia política, lanzando campañas de crítica y autocrítica, y dando ejemplo mediante la implementación de las «Tres Pautas para el Comportamiento Ético y las Tres Reglas Básicas de Conducta». Todo ello ha contribuido sin duda a mejorar la credibilidad del Partido, influyendo asimismo en el tipo de comportamiento tanto de sus miembros como del conjunto del país.
APOYO POPULAR
En el libro La gran revolución china, el profesor Fairbank de la Universidad de Harvard planteaba la siguiente cuestión: «A partir de 1928, el futuro de China parecía estar del lado del Kuomintang, ¿cómo pues se revirtió la situación veinte años después?», a lo que respondía que «el liderazgo del Kuomintang era decadente y viejo... por lo que perdió el apoyo del pueblo». Por el contrario, prosigue, los líderes del PCCh «estaban entregados con pasión a su causa, y se situaron a la vanguardia de la gran agitación popular que se preparaba para la batalla». El autor reconocía de esta manera la cuestión del apoyo popular —lo cual es raro en un intelectual burgués—, apuntando con ello a la razón fundamental de la victoria de la revolución china, a saber, la estrecha relación del PCCh con la población.
[«La competencia básica de los cuadros del PCCh: mantener estrechos lazos con la gente» (enero de 1989), del libro Sacudirse la pobreza, Foreign Languages Press y Fujian People ‘s Publishing House, 2016.] |
John King Fairbank, profesor titular de la Universidad de Harvard, fue uno de los más prestigiosos observadores estadounidenses de China, conocido como el sinólogo número uno. En su autobiografía constató que había pasado más de cincuenta años intentando comprender este país. A su llegada en la década de 1930, dio clases en la Universidad de Qinghua, donde conoció a los intelectuales Liang Sicheng y su esposa Lin Huiyin, artífices de su nombre chino. La gran revolución china sigue siendo su obra principal, donde narra los cambios políticos y sociales que acontecieron en el país entre 1800 y 1985.
Las razones históricas que explican el colapso del Kuomintang (KMT, Partido Nacionalista Chino) y la victoria del PCCh son aún objeto de controversia entre los círculos académicos, tanto nacionales como internacionales, así como una cuestión importantísima para entender el desarrollo de la China moderna. Ya en 1946, Theodore Harold White y Annalee Jacoby, corresponsales de la revista Time en China, analizaron en su libro Thunder out of China la corrupción