Huenun Ñamku. M. Inez Hilger
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Huenun continuó diciendo que los kauke están extintos. Él le echó la culpa al salmón canadiense que había estado almacenado en los lagos andinos estos últimos años. “Temo que estos salmones han devorado hasta el último de ellos”, dijo con pesar. “Incluso ahora ustedes pueden ver salmones nadando fuera de los lagos y de arriba abajo en nuestros arroyos buscando kauke”. Su preocupación por los peces nativos nos recordó la preocupación expresada por habitantes no-mapuche que también temían que pronto todos los peces nativos de los lagos andinos se extinguirían; todos los lagos están siendo poblados con peces foráneos porque la región de los lagos chilena se ha convertido en un paraíso para pescadores extranjeros. Huenun continuó: “Los kauke varían en sus tamaños: algunos tienen una extensión de dos manos de largo, algunos solo una. Los kauke son pescados en primavera. Los jóvenes hacen de la pesca de ellos un deporte —los pescan con la mano desde la ribera de los ríos. Cuando yo era un hombre joven, fuimos a un arroyo o río pequeño donde sabíamos que había kauke: fuimos allá después de la puesta de sol e hicimos una fogata en una de las riberas. Mientras la fogata se estaba encendiendo bien, cada uno de nosotros tomó varios tallos de colihue o varias ramas de maqui secas [Aristotelia macqui]. Pusimos el extremo de cada uno en el fuego, y tan pronto como estaban en llamas nos arrastramos por el agua, movimos el extremo ardiente sobre el borde del río unas pocas veces y luego los sostuvimos muy tranquilos ahí. Muy pronto varios peces llegaron nadando perezosamente hacia la luz para ver qué es lo que era. Cuando veíamos un kauke, nos metíamos silenciosamente en el agua, lo agarrábamos por debajo cerca de la cabeza y lo tirábamos dentro de nuestra walika. Cada hombre tenía una walika, que es un saco pequeño suspendido de su cuello por un tirante. Pero esos tiempos parecen haber desaparecido para siempre”, dijo Huenun un tanto triste.
Era la hora del café. Francisca trajo té caliente hecho de hojas de frambuesas secas, un Kaffee-kuchen cubierto con huevos, azúcar cruda y algo de mermelada hecha de rosa mosqueta. Después del refrigerio, Huenun salió a hablar un poco a su caballo. Lo llevó a un lugar mejor para pastar y ahí lo amarró. Luego volvió y continuó diciendo: “Ahora les quiero contar cómo atrapamos animales salvajes, como el puma [Felis concolor], la mara [liebre patagónica; Dolichotis Patagonia], de hecho, a todos los animales de cuatro patas los atrapamos en un wachi. Cuando yo era joven, había muchos de estos animales cerca de aquí. Los wachi pueden ser de varios tamaños —el tamaño depende del animal que sea atrapado. Se necesitan tres hombres para instalar uno grande, que vendría siendo el tipo usado para un puma. Así es como uno de esos se instala. Luego él describió con la ayuda de gestos la instalación de un wachi. Es necesario un avellano [Gevuina avellana]) que sea de unas tres o cuatro extensiones de brazo de largo y tenga un diámetro cuatro veces la medida desde la punta del pulgar hasta el primer nudillo. Este es colocado en posición inclinada en la tierra a un brazo de profundidad (un avellano es mejor porque tiene más elasticidad que ningún otro). Un extremo de un cordel de pelo de caballo largo y torcido es amarrado al extremo superior del árbol y el otro extremo es amarrado a una trampa. Debido a la posición inclinada del árbol más el peso del cordel, la trampa es puesta a descansar a una corta distancia de la base del árbol.
La carnada, por lo general carne cruda, es colocada en la trampa y amarrada a ella. Después, gracias a una instalación ingeniosa, un poste vertical soporta a dos horizontales. Estos tres postes mantienen al avellano en una posición doblada y tendida y esto crea la trampa. Ninguna amarra es hecha en ninguna parte. Ahora los hombres se van a casa.
Más temprano que tarde, un puma aparece. Alcanza la carnada y mientras se la come él mismo la tira y como consecuencia los tres postes colapsan. Su colapso hace ceder al árbol; el árbol se mueve y al hacerlo contrae la trampa sobre el puma, generalmente por su cuello, pronto el puma cuelga en el aire. “Y así es como funciona un wachi”.
Huenun continuó: “Hubo un tiempo cuando se podría esperar un puma a cualquier hora del día y en cualquier parte. Hoy, ellos se arrastran fuera de sus madrigueras solo por las noches. Buscan ovejas para chuparles la sangre. Es por esta razón que nosotros acorralamos nuestras ovejas cuando baja el sol. Si alrededor de un lugar durante dos mañanas consecutivas son vistas huellas de un puma, o si la sangre de alguna oveja ha sido succionada, tenemos que construir una trampa para agarrarlo. Esta trampa es diferente a la del wachi, pero también es de un antiguo tipo mapuche; nunca falla para atrapar al puma. Es construida para proteger a las ovejas, ¡pero de seguro para atrapar al puma!” Dibujó un diagrama y señaló que la trampa es un cerco redondo con una entrada angosta; en verdad, es un pasadizo ciego; es un poquito más grande que el ancho del cuerpo de un puma, pero más largo que su cuerpo. Para construirlo, árboles fuertes son plantados sólidamente en la tierra tendiendo ligeramente hacia afuera.
Trampa para puma.
Su posición tendida evita que el puma salte sobre ellos hacia el cerco. Los árboles son sostenidos en esa posición mediante parras entrelazadas; dos filas en la parte inferior y dos en la superior. Cualquier abertura que pueda aparecer después que el entrelazado sea hecho, será tapada muy bien con palos y matorrales que el puma no puede empujar en su camino al cerco. Sin embargo, algunos lugares serán entresacados de los árboles por aquí y por acá, de modo que el puma pueda ver las ovejas adentro. “He visto a un puma dar vueltas y vueltas alrededor de un cerco, oliendo cada vez que vislumbraba a las ovejas”, dijo Huenun en voz baja, y también abriendo sus narices y oliendo. “Finalmente, el puma encuentra lo que a él le parece una entrada y se arrastra a ella. Un puma es inteligente, pero el hombre puede ser más listo que él. Una vez que está en el pasillo, que él supone es una entrada, se da cuenta que es un pasadizo angosto y ciego, mucho más largo que su cuerpo. El puma no puede darse vuelta y debe salir marcha atrás. Cuando lo hace, un hombre que ha estado en vigía lo apuñala con una lanza. Nuestra familia poseía dicha lanza, la compramos a un pariente que las fabricaba. Las fabricaba de monedas de hierro y plata que había obtenido al negociar con personas que no eran mapuche.
“Me contaron que la esposa de mi suegro apuñaló a un puma —generalmente, las mujeres no hieren a los animales. Esto sucedió cuando la esposa de mi suegro y otra mujer estaban en la ruka [vivienda] solas. La otra mujer al ver al puma colapsó de temor, pero mi suegra salió y lo apuñaló justo cuando estaba saliendo marcha atrás de la trampa. Ella atravesó su corazón con la lanza. Yo nunca he atrapado a un puma de esta manera; mi abuelo sí. De hecho, lo vi instalar una trampa tal que atrapó siete pumas con ella. Ahora debo decirles cómo atrapamos y le tendemos trampas a los pájaros, y después me debo ir a casa”.
Los pájaros son atrapados con una cuestión parecida a una escalera hecha amarrando juntos los árboles. Huenun había usado parras para amarrar las partes. Generalmente, la escalera tiene una extensión de dos brazos de largo y uno de ancho. Cuando se coloca como trampa, un extremo se pone en el suelo a un ángulo mayor de cuarenta y cinco grados, y es reforzado en esa posición con un poste. Un extremo del cordel, hecho de pelo de caballo torcido, es amarrado al medio del poste mientras que el otro extremo es sostenido por quien lo atrapa. Este último se sienta silenciosamente más allá a una distancia corta. Semillas de pastos silvestres y/o trigo son amontonadas en una pila directamente bajo la escalera; estas son esparcidas al azar por los bordes para atraer a los pájaros. Cuando varios pájaros están comiendo bajo la escalera, el hombre tira el cordel. De este modo, desengancha la escalera y atrapa a los pájaros que están bajo ella. “¿Están los pájaros muertos o solo aturdidos?”, pregunté.
“¡Muertos! ¡Indudablemente, la mayoría muertos!” dijo Huenun. “¡La escalera es pesada!”.
Habíamos visto a pequeñas niñas mapuche atrapar palomas de una manera similar, pero las palomas estaban solo aturdidas; sin embargo, las niñas