Chiribiquete. Carlos Castaño-Uribe

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Chiribiquete - Carlos Castaño-Uribe

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e incluso emplean las brácteas, que son unas especies de hojas que protegen sus inflorescencias, para acopiar la miel que cosechan en el bosque (Ruiz S. L., et al., 2007).

      Dentro del PNN y su zona rocosa estratificada, es frecuente encontrar cauces que, a través de un recorrido escalonado, van formando chorros y cascadas de coloración amarilla-rojiza, como este salto de los Ancestros, en la cabecera del río Negro, afluente del Ajaju. Fotografía: Jorge Mario Álvarez Arango.

      En las expediciones realizadas dentro del parque, hemos tenido la oportunidad de estudiar la gran cantidad de flora y fauna existentes en la selva baja y de observar, a simple vista, las innumerables especies de mamíferos de importancia cultural para los nativos desde su llegada milenaria a esta región, bien por su valor como alimento, bien por razones espirituales y filosóficas. También es importante observar que, en la zona donde hay cerros y tepuyes, la diversidad disminuye progresivamente, a medida que se asciende hasta los 900 metros de altitud que alcanza la serranía en su parte norte, al tiempo que aumentan las especies endémicas propias de suelos rocosos.

      En tal sentido, y de acuerdo con Cárdenas (et al., 2017), el registro o conteo de la flora superior del Parque Nacional Natural Chiribiquete en 2017 –es decir, cuando contaba con más de 2’700.000 hectáreas– era de 2.138 especies de plantas pertenecientes a 143 familias. Esta área de parque representa menos del 6% del área total de Colombia.

      Los estudios realizados para ampliar el parque en 1’486.676 hectáreas, incorporando una amplia región ubicada hacia las sabanas del Yarí (distrito biogeográfico Yarí) y la zona del Refugio (distrito biogeográfico Mirití), que incluye los biomas de bosque de galería tropical y de sabanas estacionales tropicales, ampliaron aun más este registro de especies de la flora con la agregación de 16 unidades geomorfológicas nuevas al parque. Así, se documentaron 1.450 nuevos registros de plantas que corresponden a 116 familias representadas por 379 géneros y 708 especies, muchas de las cuales no estaban documentadas en el polígono anterior del año 2013 (SPN, 2018). De este gran conjunto de plantas, hay nueve especies que se consideran amenazadas, 67 que son endémicas de Colombia, y, por lo menos, 16 de ellas que son exclusivas de Chiribiquete (Cárdenas, et al., 2017; Andrade-C., & Henao, 2017).

      En la fauna de vertebrados, en particular de los mamíferos que viven en el parque, como en el caso anterior de la flora, solo en la zona norte se documentan no menos de 82 especies distribuidas en ocho órdenes, 18 familias, 10 subfamilias y 63 géneros. Esta diversidad equivale al 15,6% de los mamíferos que hay en Colombia. Los mamíferos medianos y grandes están representados por géneros de carnívoros, entre los cuales sobresalen el jaguar y el puma; primates como el mono araña, el cotudo y el churuco; edentados como armadillos, perezosos y osos hormigueros; perisodáctilos, como el tapir. También hay mamíferos pequeños no voladores como los marsupiales, por ejemplo, la marmosa; diferentes especies de roedores de varias tallas; venados, y gran variedad de mamíferos voladores (murciélagos). Toda esta diversidad de flora y fauna da cuenta de las intrincadas relaciones biogeográficas que caracterizan a Chiribiquete (Mantilla-Meluk, Trujillo F., et al., 2017).

      Semejante a los registros anteriores, las investigaciones realizadas en la zona de tepuyes del norte de la serranía en terrenos del parque, revelan aspectos sorprendentes como el caso de la avifauna documentada por Stiles y Naranjo (2017), quienes reportan más de 374 especies de aves. Los peces cuentan aquí con 60 especies distribuidas en 21 familias y seis órdenes taxonómicos, muchos de ellos endémicos de la zona (Mojica, et al., 2017); 58 especies descritas de reptiles y 42 especies de anfibios (Suárez-Mayorga y Lynch, 2018); 120 especies de mariposas de las superfamilias Hesperioidea y Papilionoidea, distribuidas en 70 géneros, 6 familias, 14 subfamilias, de las cuales 9 especies son endémicas y 16 son nuevas para la ciencia.

      Esta presencia superlativa de recursos, que se puede observar representada explícitamente en el arte de las pinturas rupestres que dejaron los antiguos habitantes de esta región, también se puede ver de una forma muy particular: desde la perspectiva del paisaje humano prehispánico. La inmensidad del bosque y la dificultad de navegar sus ríos de peligrosos raudales, permitió el aislamiento cultural de sus habitantes y la protección del medio ambiente hasta nuestros días. Desde hace siglos, Chiribiquete ha sido un lugar mítico y sagrado para los pobladores de una vasta parte de la Amazonia y quizá también para otros que vivían incluso más allá de las fronteras modernas de Colombia. Su patrimonio arqueológico y natural es reconocido ahora como algo único y excepcional por parte de la unesco, con lo cual se reitera el carácter especial de esta región que los colombianos debemos perpetuar. Hoy, Chiribiquete está seriamente amenazado por fuerzas externas y su conservación es una obligación y un deber de todos.

      NOTAS

      1 El término bisagra se ha usado en la biogeografía colombiana para significar el carácter especial de un sitio que sirve de encuentro y distribución de elementos biológicos, geográficos y ecológicos que son propios de varios entornos.

      2 El levantamiento precámbrico se estima con una edad de 1.800 millones de años y concluye hace 542,0 (±1,0) millones de años aproximadamente. Las rocas formadas durante este tiempo están muy transformadas por diferentes ciclos orogénicos (deformación tectónica, metamorfismo, etc.). En la Amazonia colombiana este levantamiento se reconoce como el Complejo Migmatítico de Mitú. A comienzos del Paleozoico (hace ±540 millones de años) es probable que la plataforma del cratón haya sufrido un movimiento vertical, que originó una cuenca sedimentaria invadida posteriormente por el mar, dando lugar a un nuevo proceso de sedimentación de tipo continental-litoral que está representado por el sector sur de la Formación Araracuara.

      3 Dentro de los servicios hidrológico ecosistémico, se establece el servicio de regulación o efecto amortiguador que la cobertura vegetal de una cuenca provee ante las lluvias extremas en un territorio. Para mayor detalle se puede ver: Valoración integral de la biodiversidad y sus servicios ecosistémicos: Aspectos conceptuales y metodológicos. Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt, Investigación en biodiversidad y servicios ecosistémicos para la toma de decisiones. Bogotá, 2014.

      4 Las “aguas negras” (también denominadas prietas) son de color té oscuro, poseen pH ácido (< 5,0), baja conductividad (< 25 µS/cm), baja carga de sedimentos, baja concentración de nutrientes y una mayor transparencia, a pesar del color oscuro.

      5 El gradiente es el grado de inclinación de una cuesta, expresado por lo general con la relación o porcentaje entre la distancia vertical y la distancia horizontal.

      Capítulo II

      Desafíos y retos de la arqueología cultural para Chiribiquete

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