Vida campesina en el Magdalena Grande. Fabio Silva Vallejo

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Vida campesina en el Magdalena Grande - Fabio Silva Vallejo

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Orlando Flye contrató a 25 familias campesinas de Puerto Rico, con experiencia en la recolección de café, para trabajar en su finca cafetera (Viloria, 2019, p. 169).

      Todo lo descrito nos permite sostener que los primeros procesos de colonización por parte de personas del interior del país y personas de Puerto Rico, en la zona de Minca, se dieron en el año de 1917. A finales de la década de los cuarenta las tierras abandonadas de la finca Minca fueron el detonante para que se dieran las condiciones para la creación de un asentamiento que, luego, daría a la conformación del corregimiento de Minca: “Los miembros [de] una familia originaria de Santander, los Balaguera, invadieron y luego negociaron con Leiva un globo de terreno de 125 hectáreas, de donde surgiría el caserío de Minca” (Viloria, 2019, p. 167). Los campesinos se organizaron y comenzaron a distribuir tierras baldías para que otros las colonizaran; así, comienza la colonización de las riberas del río Córdoba. Estos colonos crean las veredas de la Tagua, Central Córdoba, el Campano:

      Mi papá vino en el año 1920 de Cachira —Norte de Santander— y fue uno de los fundadores de parte de la Sierra, donde llegaron como colonizadores con los primos de él que eran los Pineda, los Balagueras y Riátiga. Había un señor que era el cacique de los Riátiga, que se llamaba Pedro Riátiga Angarita, él era el que movilizaba el personal y todo el mundo atendía sus órdenes ¡porque lo que él decía eso era lo que hacían! Entonces él se encargó de repartir montañas vírgenes a los colonizadores donde cada quien iba haciendo su finquita y en ese tiempo, pues era muy poca la mano de obra que había porque no había casi personal para trabajar en la Sierra. Le estoy hablando de los años de 1925-1928, que eso nos lo contaba nuestro padre, de que tuvieron que traer unas familias de Puerto Rico para sembrar café, para recolección del mismo café, para la tumba de montañas. De esta familia todavía hay arraigo de ellos allí, como son la Familia González, la Familia Sierra, el señor Eugenio Sierra, lo mismo que la Familia Villanueva, que hoy también se encuentran asentados en La Tagua, una vereda de Minca. Los Pérez se encuentran en la región del Campano y los Sierra en la Central Córdoba (Entrevista citada en Ortiz, 2017, p. 3).

      Los trabajadores del interior del país que fueron contratados por el señor Flye para trabajar en la finca Cincinati inician un proceso de colonización hacia el occidente la Sierra Nevada. En el afán de tener tierras, estas personas colonizan la zona del río Córdoba y fundan las veredas los Moros y Central Córdoba. Otros colonos provenientes de Cachira —Norte de Santander— llegan hasta la cuenca media del río Córdoba y fundan la vereda Canta Rana. Esta vereda es después anexada al corregimiento de Siberia. Con el paso de los años, la colonización avanzó hacia la parte media del río Toribio, debido a que los nuevos recién llegados buscaban colonizar las tierras baldías:

      Mi papá era del Carmen de Bolívar, mi mamá era puertorriqueña. Ellos eran unos de los puertorriqueños que llegaron aquí a cultivar café. Fueron contratados por mis abuelos. Eso fue hace más de 60 años por ahí. Los abuelos llegaron contratados por un señor Mr. Fly. Ellos trajeron un personal a sembrar café aquí, lo trajeron de Puerto Rico, en eso llegaron mis abuelos. Ellos llegaron por aquí eso eran unas zonas selváticas y mis abuelos hicieron una finca que se llama “El Parque” en San Pedro de la Sierra ellos fueron los primeritos, estas eran puras montañas. Y ahí fue donde mi papá conoció a los hijos de mi abuelo a los puertorriqueños y él se casó ahí, después mi papá compró unas tierras por los lados del Guaimaro e hizo una finca ahí “La Unión”, todavía la tenemos (Entrevista citada en Ortiz, 2017, p. 5).

      Las tierras ocupadas por las personas del interior del país fueron legitimadas por los extranjeros que eran propietarios de las grandes fincas productoras de café; algunos terminaron vendiéndoles globos de las tierras y otros los cedieron para que las familias colonas se establecieran, lo que hizo que se acabara el conflicto de intereses en la propiedad de las tierras. Luego de comprar un globo de tierras y poblar lo que se conoce como Minca, se puede decir que estos colonos entraron en la producción de café a pequeña escala y comenzaron a comercializarlo en Santa Marta.

      Colonización de la vertiente occidental de la Sierra Nevada de Santa Marta

      El corregimiento de San Pedro de la Sierra era un pueblo de los indígenas kogui llamado San Andrés y estaba ubicado en la cuenca del río Frío. Los indígenas kogui que poblaron este espacio llegaron a la cuenca del río Frío a finales del siglo XIX (Reichel, 1953). San Andrés fue un poblado próspero y con estabilidad económica, debido a que los indígenas se dedicaron a la cría de cerdos, gallina, ganado y panela que vendían a las poblaciones de colonos que estaban ubicadas en la parte baja de la Sierra Nevada. Para el año de 1944 llegan a la cuenca personas que se especializaban en la guaquería, provenientes del departamento de Antioquia, y se establecen cerca del pueblo de San Andrés, tal como lo describe Gerardo Reichel (1953):

      Poco después de fundada, un antioqueño emprendedor, quien estaba atraído por las leyendas populares sobre los tesoros de Posiguica, estableció sobre una colina, a una hora de San Andrés, la hacienda San José de la Montaña, Su numerosa familia empezó a limpiar el monte, abrir caminos y pronto el pequeño centro colonizador estuvo rodeado de cultivos, cercas y corrales (p. 93).

      Imagen 1. Corregimiento de Siberia

      Fuente: Archivo Oraloteca (2020).

      La presencia de estos primeros colonos hizo que la estabilidad económica y armoniosa que tenían los indígenas se fuera poniendo tensa. Los primeros colonos comenzaron a construir carreteables para conectar a las poblaciones de la Zona Bananera con el pueblo de San Andrés. Los colonos construyeron alambiques para la fabricación de aguardiente que era vendido a los indígenas; los indígenas cayeron en el consumo de alcohol y el pueblo de San Andrés cayó en una completa anarquía:

      Las mujeres, quienes nunca tomaban parte en las borracheras, peleaban con sus maridos y como resultado recibían tremendas palizas y hasta fueron abandonadas. En 1949 los hombres efectuaban actos de sacrilegios, tales como fumar y cocinar en la casa ceremonial; los ancianos eran agredidos y aún máma Julián fue atacado en una ocasión, por uno de sus propios hijos y varias veces por otros jóvenes (Reichel, 1953, p. 99).

      El caos, el descontrol y la desidia social en los que cayó el poblado de San Andrés fueron aprovechados por los colonos. Lo mismo hizo un empresario samario llamado Alfonso Campo Serrano, quien decidió hacer la finca Maroma para la explotación de café a escasos cinco minutos de San Andrés (Reichel, 1953). Los colonos habían rodeado por completo a San Andrés; los indígenas kogui, para no tener contacto con estos, deciden abandonarlo y venderles todo a los colonos, partiendo hacia la cuenca media del río Don Diego:

      Pero pocos meses después operó un cambio. Con excepción de máma Julián y de su familia y de unos pocos indios, simultáneamente el resto de los kogi de San Andrés vendieron a los colonos sus casas, cultivo, ganado, trapiches y se retiraron otra vez del contacto, migraron hacia las cabeceras del río Don Diego, sobre la vertiente norte, a una distancia de casi a una semana a pie desde San Andrés, por caminos difíciles e intransitables durante muchos meses del año. Ya en 1947 y 1948 algunas familias habían precedido esta migración, pero ahora todo el grupo migró hacía allá (Reichel, 1953, p. 100).

      De San Andrés no quedó ningún vestigio. Los grandes finqueros le pasaron una máquina al pueblo y lo arrasaron por completo, sin contemplación con las sepulturas de los indígenas. El terreno donde estaba ubicado San Andrés fue aplanado por completo y los nuevos dueños lotearon los terrenos y los comenzaron a vender. Los colonos construyeron sus casas y decidieron cambiar el nombre de San Andrés por el de San Pedro de la Sierra. El pueblo de San Pedro de la Sierra se constituye en el epicentro de la colonización de la parte occidental de la Sierra Nevada de Santa Marta; esto llevó a que nuevos empresarios

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