Psicoterapia Corporal. Vassilis Christodoulou

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Psicoterapia Corporal - Vassilis Christodoulou

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límites constantes o impenetrables que nos protejan manteniéndonos bien sellados del ‘peligroso’ mundo exterior.

      Consideremos el ejemplo de un individuo que está sufriendo una depresión fuerte, una persona que está encerrada en sí misma. Por su mirada es obvio que no hay energía fluyendo a través de ellos. Son como un circuito cerrado. Si no se conectan con otras personas, permanecerán muertos como personas. Más que cualquier otra persona, necesitan estar conectados a los demás, haciéndoles salir de su aislamiento y aportándoles la energía que necesitan para vivir – y aun así, esto es difícil para ellos. Es como si la persona deprimida no tuviera corazón. Por supuesto, tienen un corazón físico pero éste no tiene energía, ninguna energía que fluya desde el corazón a través del cuello para que sus ojos brillen con vitalidad. Unos ojos sin corazón son ojos vacíos; no animan a los demás a establecer un contacto. Si le das la mano a alguien sin que esa persona establezca un contacto con su mirada, entonces se convierte en un encuentro frío. No hay energía fluyendo. En tales casos, no esperes ver el tipo de calor y rubor saludable que se suele generar cuando dos personas se conocen y pueden apreciar alegría en la mirada del otro. Cuando conocemos a una persona deprimida, es como entrar en contacto con un fuego frío, aquél que no genera calor alguno porque no dispone de energía. El puente que une el corazón y la cabeza está 'bloqueado'. Esto le sucede a mucha gente, no solamente a aquellos que padecen una depresión. Y todos los que trabajamos en una profesión relacionada con la curación sabemos que la depresión no es una forma severa de tristeza. La depresión es una deficiencia de energía.

      Cuando una persona funciona a nivel mental, están continuamente pensando y a menudo se pierden en el laberinto de sus propios pensamientos, aunque éstos no tienen ninguna conexión con su corazón. Ocurre lo mismo con su discurso: cuando hablan y su declaración no es un sonido 'silencioso' en el cerebro, el discurso no está conectado con el corazón. En esta caso, los hombros juegan un rol de Procusto obstruyendo el libre flujo de energía desde el corazón hacia la cabeza y la mente. Liberando el flujo de energía que va desde el corazón hacia la cabeza podemos conectar el discurso, los ojos, la comprensión y los pensamientos de una persona con el corazón. La existencia de la conexión entre la cabeza y el corazón es de una extrema importancia para cualquier individuo ya que determinará en gran medida la calidad de las relaciones que dicho individuo tendrá con otras personas, así como con líderes y movimientos. Determinará el rol que su corazón desempeña a la hora de otorgar profundidad y color a su vida.

      Las relaciones de una persona madura no están determinadas solamente por el corazón. Están influenciadas por el corazón y las emociones pero también por el frío razonamiento de la mente. No seguimos a líderes o movimientos tan sólo con nuestros corazones, ni funcionamos meramente a nivel de corazón y emociones sin el pensamiento racional. Tampoco nos enamoramos sólo con nuestros corazones, independientemente del resto de nuestro cuerpo sin usar la cabeza, embarcándonos en un amorío que, en vez de elevarnos nos traiga dolor y sufrimiento y provoque que perdamos nuestro propio sentido del self.

      También deberíamos unir nuestras piernas con nuestros corazones ya que ellas nos conducirán a la persona que amamos. Asimismo deberíamos unir nuestros brazos y manos con el corazón de tal manera que podamos usarlos para abrazar a otros, para dar y recibir, para sostener y ser sostenidos, para atraer lo que queremos y al mismo tiempo establecer límites.

      Procusto, quien obstruye el flujo de energía desde el corazón hacia el resto del cuerpo, reside principalmente en el diafragma y, en menor grado, en la pelvis – no porque la pelvis sea menos importante proporcionando la conexión entre el corazón y los órganos reproductores sino porque el flujo de energía se corta más arriba, en el diafragma y, por tanto, no queda ninguna energía en la pelvis que pueda ser bloqueada. La pelvis tiene en efecto un rol importante ya que abraza y encierra, como un escudo protector, los órganos reproductores, aunque, como en cualquier abrazo, pueda convertirse en algún momento en una prisión.

      Confianza y respiración

      ¿Cómo puedes desarrollarte, cómo puedes abrazar y disfrutar de la vida cuando parece tan inhóspita, tan traumática en los rostros de tus padres? Cuando trabajamos con la respiración de un paciente, realizando ejercicios que construyan su confianza y mejoren su calidad de vida, ayudamos al paciente a sintonizar de nuevo con el ritmo de la vida. Piensa en la forma en la que miramos a un bebé a los ojos y le damos la bienvenida con una mirada, un movimiento o un gesto juguetón. Esto aporta al bebé espacio, la habilidad de respirar profundamente y confianza en el adulto y, a través de este canal – los adultos mismos -, confianza en la vida. Cada aliento de vida emana de un sentimiento de confianza, inicialmente confianza en los padres y luego, si las deficiencias de los padres son tomadas por el terapeuta y el proceso terapéutico, confianza – a través del terapeuta – en la vida. Mientras más profundo respiremos, más cerca nos encontramos de alcanzar la alegría. La respiración es quizás la forma más directa de conectar con el universo y su energía. Una respiración limitada y superficial indica un uso limitado de la energía del universo. Los efectos de esto en nuestra energía sexual, nuestra habilidad orgásmica y nuestra habilidad para disfrutar de la vida, así como en nuestra salud y nuestra habilidad de conectar con los demás, son directos y obvios. No podemos imponer mecánicamente un cambio en la postura corporal o en la respiración. Aquellos cambios que han sido impuestos de esta manera, si no se anulan en el transcurso de la terapia – y no en cualquier tipo de proceso de consulta – dejará sin duda una marca en otro lugar. En nuestro trabajo nos preocupamos por la persona en su totalidad, la persona que sufre, y cuando la persona sufre, todo su ser está sufriendo.

      No nos preocupamos con síntomas 'individuales', con órganos individuales del cuerpo. El equilibrio del cuerpo no consiste meramente en el equilibrio existente entre los diferentes órganos del cuerpo. El cuerpo es decididamente más que la suma de todas sus células. Y la forma en que todas esas células se comunican es maravillosa. En nuestro trabajo simpatizamos y comprendemos a una persona que, en el transcurso de la terapia, muestra su necesidad de superar los síntomas que le hacen sufrir. Damos apoyo a esa persona pero no nos limitamos ni permitimos que nuestra atención se centre tan solo en los síntomas. El tipo de tratamiento que seguimos no es uno sintomático. Los síntomas, a menudo para sorpresa del paciente, retroceden casi sin que hagamos ninguna mención especial sobre ellos.

UN SIMPLE EJERCICIO PERO UNA GRAN AYUDAUna respiración profunda desde el vientre y el sonido que realizamos en la expiración ayudan a que la energía fluya en ambas direcciones, hacia arriba y hacia abajo, aunque mayormente hacia abajo ya que la respiración abdominal funciona como una forma constante de masaje interno que relaja el área del diafragma. Dar saltos suavemente, con las articulaciones relajadas y torsiones de la pelvis en ambas direcciones, sin ejercer presión en el abdomen y mediante una respiración abdominal profunda, ayuda a liberar la energía y a hacerla circular hacia abajo. Estirarse boca arriba en un colchón empujando la parte posterior del cuello y los pies para poder levantar la pelvis y luego bajarla golpeándola suavemente contra el colchón, puede asimismo activar el flujo de energía. Para la parte superior del cuerpo, ejercicios simples que incluyen la torsión de los hombros, el cuello y las articulaciones de la garganta y un suave masaje con sonido en la mandíbula, tanto la superior como la inferior, puede ayudar a que la energía fluya.

      Un equilibrio completo

      Aquellos individuos con la energía bloqueada necesitan apoyo normalmente para poder relajarse. Es por ello que recomendaría al terapeuta que use inicialmente su espalda para ofrecer ese apoyo. Una vez sienta ese soporte, el paciente puede comenzar a rotar sus omóplatos, usando pequeños movimientos y presionando su espalda suavemente contra el apoyo de la espalda del terapeuta. Otro tipo de soporte que fortalece al paciente se puede dar mientras éste está estirado: tras elevar al paciente, el terapeuta puede ponerse bajo su espalda y prestarle apoyo, permitiendo así el flujo de energía. A un nivel emocional, no es inusual que el paciente rompa a llorar.

      Como hemos visto, nuestra principal preocupación es conseguir un equilibrio. De la misma forma en que buscamos conseguir un equilibrio

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