Jesús Martínez Guerricabeitia: coleccionista y mecenas. AAVV

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felicidad.71 Pero la vida se va haciendo más fácil para su hermano. Con menos angustias económicas y la obtención de una carta de trabajo desde el 29 de abril que le permitía residir legalmente en París durante seis meses, puede echar mano de la seguridad social para sobrellevar su enfermedad.72 Llegará a conseguir una beca de Noruega de 8.300 francos mensuales para cursar Letras (o Derecho, por el que se siente más atraído) en la Universidad de la Sorbona.73 Se materializa así el viejo sueño universitario de quien habría de crear la célebre editorial Ruedo Ibérico. Por esas fechas, impulsado quizá por los contactos realizados con otros jóvenes intelectuales refugiados en París, como Nicolás Sánchez Albornoz, parece inspirarse en el carácter emprendedor de Jesús al idear el negocio de una biblioteca de préstamo de libros españoles, para lo que, lógicamente, desea contar con su apoyo. Aunque la familia se muestra al principio remisa –en una carta se quejará amargamente a Jesús de que no haya invertido las 5.000 pesetas que pidió, en tanto él celebraba su boda a lo grande–,74 parece que finalmente se presta a ayudarle, puesto que en una carta del 11 de octubre de 1949, le detalla el tipo de lecturas que pueden interesarle, con referencia expresa a los clásicos españoles editados por Espasa Calpe (y su emblemática Colección Austral) o por Losada, de evidente interés para los estudiantes universitarios franceses.75 Jesús, de algún modo, realizaría así su primer ensayo de mecenazgo, pues, aunque el proyecto de su hermano resultaba incierto –de hecho José lo da por concluido en febrero de 1951–,76 sufragó la compra y el envío de docenas de libros. Y, al hacerle llegar el título de bachillerato, facilitaría sin duda su aventura universitaria. Jesús expresó de manera determinante su relación con José en esta época: «Aunque nuestras opciones políticas iban siendo diferentes, el afecto mutuo y nuestro deseo de ayudarle nunca faltó».77

      ¿Qué distintas opciones políticas se estaban fraguando por parte de ambos? Aunque en el intercambio epistolar de aquella época se suceden detallados comentarios sobre la situación internacional del momento, nunca sobre la situación política española. Desde luego, existía el fundado temor de que las cartas fueran interceptadas por la policía. Pero es evidente que ha fraguado ya una perspectiva vital completamente distinta. Desde una personalidad más fuerte y realista, curtido por la lucha diaria para salir adelante, Jesús –súbito mentor de su hermano mayor– le recomienda encarecidamente que no se comprometa sin necesidad: «No te ates socialmente a nadie [...]. Nada que te obligue a cosas distintas que no sean vivir enconchado después de lo de aquí. Ni políticas tampoco. Lo mismo amorosas». Estas palabras (y subrayo específicamente una frase decisiva) se las dirige Jesús en septiembre de 1948, apenas recién llegado a París su hermano. Y cabe leerlas no solo a la luz de la tremenda experiencia sufrida por los suyos en la década anterior, sino desde el espejo en el que Jesús adivina el influjo que en su propia aspiración de libertad han proyectado los egos de su padre y hermano:

      Si a mí me pasara lo mismo, ya ves: pasaría de un cúmulo de preocupaciones que ahora, ligado como estoy a muchas cosas, me sujetan a sentirme completamente libre, sin más preocupaciones que saber qué he de comer y cenar este día y el que viene Dios dirá. Esa es la verdadera libertad, y sobre todo como cambio de sistema.78

      En efecto, Jesús está ya ligado –pues se ha visto forzado a ello– «a muchas cosas». Su sentido de la libertad se ha tenido que construir bajo otra visión de la realidad. Una realidad que le ha obligado a interiorizar una ética de deberes más urgentes y de deseos más próximos a su propia realización humana. Se le habían cerrado muchas puertas. Y sabe que solo abriendo él mismo las siguientes podrá, de verdad, construirse un camino en la vida.

      Así había sido cuando, cerrada tras él la puerta de la Cárcel Modelo de Valencia el 29 de septiembre de 1941, lo encontramos a principios de 1942 faenando como linotipista y corrector de pruebas en una imprenta –permitiéndose aplicar su habilidad a inventar un «sistemita» para reparar las matrices–. Y no dudó en meterse en la compraventa de carburo, valiéndose de los vales que le pasaba bajo mano la familia García Carpintero.79 En 1945 podemos constatar que ya trabaja llevando la contabilidad y correspondencia comercial en Pieles y Curtidos Figueres y Piris, un almacén situado en el número 22 de la calle Lepanto de Valencia, que suministraba la materia prima para los fabricantes de calzado.80 Comentará en una carta a su hermano José de finales de 1948 que Figueres –quien junto a Salvador Peris se turnaba en la gerencia del almacén– le ha propuesto hacerle apoderado cediéndole un diez por ciento de los beneficios:

      Como no es una exageración ganar [el almacén] en doce meses cien mil pesetas, siempre puedo contar con diez mil al final de año, que pueden redondearme el sueldo. También este va a ser aumentado, bien ahora o a junio cuando me case, a 1.750 o 2.000 pesetas. De todas maneras no pienso pasar aquí mucho tiempo, como puedes suponer, pues los últimos meses (desde Agosto) se me ha abierto el horizonte (por mi voluntad) y he trabajado bastante y seguiré haciéndolo.81

      Desde luego, porque Jesús Martínez es ya en ese momento un entusiasta pluriempleado. Uno de los socios financieros de la empresa era Tomás Guarinos, que había sido represaliado por republicano y masón con un par de años de cárcel y otros tantos de confinamiento en Mahón y Palma de Mallorca. Entabla con él una amistad profundizada con el tiempo (sería el padrino de su boda y de su hijo). Cuando Guarinos, en compañía de otro socio, monta un pequeño negocio dedicado a la publicidad, cuenta con él inmediatamente:

      Voy a llevarles las cuentas y algo más caerá, después de salir de la Oficina. De momento no es muy remunerador (300 al mes me ha dicho D. Tomás, lo cual es un buen suplemento) pero puede ser algo más en el futuro ya que el asunto está muy bien orientado, y además para algo más que para llevar las cuentas sirvo, creo yo.82

      Casi un mes después, el 20 de noviembre de 1948, Jesús Martínez ya está plenamente dedicado a su nueva actividad, que compatibiliza con su quehacer en el almacén de curtidos:

      De lo que hacemos en la oficina nueva –Publicidad Crespo es el nombre– te mandaré algunas muestras que incluso pudieran serte útiles. Se trata de un tipo de reclamos que ya hemos visto en otras ocasiones y que estamos vendiendo bastante bien para estas fiestas como felicitaciones. También hacemos felicitaciones de los carteros (la oficial para Valencia) y calendarios de fútbol, etc. Ya te puedes con estos datos imaginar nuestras actividades.83

      Y aunque su actividad le lleva a jornadas agotadoras que acaban a veces a las nueve de la noche, no descarta ninguna posibilidad de ampliarla. De modo que cuando un años después le comenta a José que las minas de Villar del Arzobispo están mejorando su rentabilidad, y que lamentablemente a su padre le haya cogido ya mayor para aprovecharlo, no descarta echarle una mano: «A mí no me acaba de convencer –le dice– arrear para el pueblo y pringarme de polvo. Aunque a lo mejor quién sabe, y sobre todo si se pudiera dar un cambio en la orientación».84 A esas alturas, José había calado bien la disposición de su emprendedor hermano pequeño, hasta el punto de sugerirle un posible negocio a medias. En octubre de 1948, le habla de un «asunto de la máxima seguridad y seriedad»: ante los precios que alcanzan en la época las agujas de tejer, le pide que explore, dadas sus relaciones, la posible demanda, el sistema de venta, etc., pues existe la posibilidad de importarlas de Alemania. «Ya puedes construir con estos datos un oportuno edificio intelectual», añade, demostrando conocer bien el espíritu fenicio de su hermano.85

      Sin duda, la incansable dedicación al trabajo de Jesús Martínez, y muy especialmente la experiencia adquirida en el almacén de la calle Lepanto, han creando las condiciones idóneas para que se independice y acometa su primera aventura empresarial en el sector de las pieles para el calzado. Pero por entonces deseaba acabar de construir otro «edificio» no menos importante en su vida, el «sentimental». Jesús, ya lo hemos dicho, había conocido a mediados de 1945 a Carmen García Merchante, una joven muy bella, nacida el 26 de junio de 1926 en Huélamo (Cuenca), el pueblo de sus padres, un matrimonio muy humilde con quienes vivía en la plaza del Horno de San

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