La traición en la historia de España. Bruno Padín Portela
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De vuelta en Castilla García Fernández anuncia a sus vasallos que «agora so yo pora ser uuestro sennor que so uengado, ca non mientra estaua desonrrado»; esto es, que había restaurado su honor y vengado la afrenta que había sufrido por parte de Argentina y el conde francés. Esta acción es fundamental, porque el conde pierde la honra por culpa del adulterio de su mujer. Al perder la honra, como indica Salvador Martínez, el conde no puede mantener su posición social, ya que ese hecho se equiparaba con la muerte civil[42]. Es indigno de gobernar a los castellanos si antes no restituye el orden moral y social roto por la grave ofensa sufrida, es decir, debe ser el propio conde el que consuma la venganza, no puede enviar a otro hombre para que restituya su dignidad.
De Sancha nacería el conde Sancho García, pero aunque en principio la nueva condesa se habría comportado como «buena muger et atenerse con Dios et a seer amiga de so marido et fazer muchas buenas obras»[43], pronto anheló la muerte de su marido. Treinta capítulos después se cita la rebelión de Sancho contra su padre, con la consecuente desunión, situación aprovechada por los musulmanes, quienes «prisieron a Auila (…) et destruyeronla; et yendo a arriba, prisieron Crunna et sant Esteuan, quemando et astragando la tierra et matando y muchos cristianos»[44], o, lo que es lo mismo, sigue lo que cuenta el Toledano unas décadas antes. Finalmente, García Fernández sería capturado en la batalla de Piedra Salada y moriría a los pocos días en Medinaceli[45]. En el texto del rey Sabio se comenta que, entre las razones que permitieron a los musulmanes hacerse con García Fernández, se encontraba una de especial relevancia:
Et deuedes a saber que una de las cosas por que aquel dia los moros mas prisieron et mataron al conde Garci Ferrandez si fue por que el so cauallo, que el mucho preçiaua, el qual fiara en la condessa donna Sancha so muger que lo guardasse, et ella teni el muy gordo et muy fremoso de saluados, mas non de çeuada; et con esto enflaqueçio el cauallo en medio de la fazienda et dexosse caer en el campo; et estonçe fue ferido et preso el conde, de las quales feridas murió despues en Medinaçellim en poder de los moros, segunt que ya de sus oyestes[46].
En la Estoria no se menciona que Sancha desee acabar con el conde para reunirse con ningún monarca musulmán, como sí ocurre en la Najerense y en el de De rebus Hispaniae. Es más, no se nombra en ningún pasaje correspondiente a Almanzor. Esto se debe, básicamente, a que en un capítulo anterior a la muerte de García Fernández el texto recoge la batalla llamada de Calatañazor, en la que Almanzor habría muerto[47]. Sin embargo, en el capítulo que narra el comienzo del condado de Sancho García se dice que su madre codiciaba casarse con el líder de los musulmanes, «asmo de matar su fijo por tal que se alçasse con los castiellos (…) et que desta guisa casarie con el rey moro mas endereçadamientre et sin embargo»[48]. No se nombra a Almanzor, simplemente se refiere a un rey moro. Se alude, en cambio, al acto del envenenamiento, aunque difiere con respecto a las versiones anteriores. La Estoria cuenta que la condesa envió a una «couigera» para que cogiese unas hierbas y con ellas preparase una bebida envenenada. Esa «couigera» informó de la traición a un escudero del conde[49], que a suvez advirtió a Sancho. Lo que sucede a continuación es lo mismo que relata la Najerense y el Toledano, con la salvedad de que el conde, ante la negativa de su madre, habría sacado la espada:
Et quando la madre quiso dar al conde aquel uino a beuer, rogo el a su madre que beuiesse ella primero; et ella dixo que lo non farie, ca non lo auie mester. Et el rogola muchas uezes que beuiesse, et ella non lo quiso ninguna uez; et el quando uio que la non podie uencer por ruego, fizogelo beuer por fuerça et aun dizen que saco el la espada et dixol que si lo non beuiesse quel cortarle la cabeça. Et ella con aquel miedo, beuio el uino, et cayo luego muerta[50].
Tras examinar la estructura de la leyenda en la Estoria y comprobar las adiciones que incorpora, cabría preguntarse por el sentido de su inclusión. Paloma Gracia ha respondido a esta cuestión, señalando que la reelaboración del relato afecta y beneficia esencialmente a Sancho García. Dicho de otro modo, al añadir un segundo matrimonio, Sancho, por «las circunstancias terribles de su concepción, se habría visto arrastrado a repetir la conducta negativa materna», inclinada a una política de tolerancia con los musulmanes[51]. Siguiendo este razonamiento, sería lógico que Sancho matase a su madre y tuviese responsabilidad en la muerte de García, porque, en virtud de ese momento en el que es concebido, pasa a estar marcado por los crímenes de Sancha. De esta manera Sancho no es culpable de rebelarse contra su padre, se le exime de ese cargo porque esa acción, al estar predestinada, se produce por una voluntad ajena al propio Sancho; él no puede intervenir, solamente resignarse. A su acceso al condado se le quita, en consecuencia, cualquier tipo de mancha que lo pudiera empañar.
Con respecto a la recomposición contenida en la Estoria, Francisco Bautista ha indicado que esta podría tener un origen cardeñense, porque se busca la relación del héroe con el monasterio y, además, ninguno de los datos que facilita aparecen en la Najerense[52]. Es al abandonar García Fernández el condado para vengarse cuando es saqueado, momento en que «fue astragado el monasterio de Sant Pedro de Cardenna, et mataron y trezientos monges en un dia»[53]. Por ello, todo lo referente al primer matrimonio sirve como justificación del saqueo del monasterio en ausencia del conde.
Regresando al repaso historiográfico de esta leyenda, encontramos que en la Crónica geral de 1344 se continúa la línea marcada por la Estoria, pero añadiendo elementos nuevos, lo cual es normal, porque a medida que las leyendas se extienden en el tiempo suelen enriquecerse con tradiciones diversas que hacen que el relato sufra variaciones, la mayoría de ellas de dudosa credibilidad. Argentina huye a Francia vestida de hombre, lo que induce a autoras como Marjorie Ratcliffe a suponer que quizá sea la primera instancia de este tipo de figura en la literatura peninsular. Además, según Ratcliffe, que el cronista portugués no tuviese lazos nacionalistas con Castilla pudo incrementar la maldad de la condesa[54]. En cuanto a esta crónica del siglo XIV, comienza admitiendo la buena conducta de la condesa, que pronto se vio tornada, deseando el mal a García Fernández: «Em tal guisa que elle cobiçava muyto de veer a norte do cõde seu marido». En todo momento deja claro que la culpable de la rebelión de Sancho había sido la propia condesa, porque «alçouse contra seu padre per consselho de sua madre»[55].
El contenido de esta leyenda que nos han legado las historias generales de España corrió una suerte dispar. No sucede con otros personajes como Viriato, Sertorio o el Cid, que aparecen sistemáticamente en cada una de ellas y a los que se les dedican extensas páginas que rememoran sus gloriosas vidas. Existen, por tanto, diferentes niveles en el tratamiento que las obras de síntesis realizan con respecto a este tema. Hay algunas que, en efecto, elaboran una narración de los hechos, pero siempre sin afirmar o negar completamente su historicidad. En segundo lugar, encontramos historias que otorgan tan poca credibilidad a este episodio que limitan notablemente su mención, incluso, como veremos, a una nota. Por último, en otras no hay rastro de este episodio.
Juan de Mariana, autor, como es bien sabido, de la Historia general de España por excelencia hasta la edición